Clan de Lobos [BkDk]

Pequeño incompetente

Era un nuevo día, la alarma que yacía en su móvil sonó para así despertarle de forma incómoda mientras se reincorporaba entre las sábanas. Izuku dio un bostezo removieron su mano debajo de la almohada buscando ese tintineante sonido molesto.

La voz de su madre llamando al otro lado de la puerta para darle aviso del desayuno no pasó desapercibido, el chico tomó asiento en su cama un tanto adormilado aun, comenzaría su rutina yendo al baño a lavarse la cara y los dientes.

Alrededor de su mente aún tenía esa incomodidad de aquella tarde de ayer, comenzaba a caer en lo que otros le habían dicho y que simplemente había soñado con esa persona, aquel ser que tenía mucho parecido con su amigo de la infancia.

Secó su rostro con una toalla frente al espejo de su baño, observando su reflejo bastante analítico de lo que recordaba.

«No... tú no lo eres, tú no eres mi Deku»

Por alguna razón que no comprendía abiertamente, esas palabras entrecortadas eran muy tristes por diferentes puntos que tomaba.

—Kacchan nunca diría algo así —se rectificó frente al espejo.

Con una nula resignación se dirigió hacia la mesa donde estaba su madre sirviendo los alimentos mientras éste ajustaba su uniforme de escuela. Inko le miró atenta con un plato en manos.

—¿Acaso no dormiste bien anoche? Cariño, luces cansado.

—Eh... no, no tuve problemas para dormir, estoy bien —respondió con extrañeza tomando asiento.

Inko permaneció quieta observando el comportamiento de su hijo, en seguida se aproximó y llevó una de sus manos a la frente del chico.

—No me estás convenciendo, pero no tienes fiebre...

—De verdad estoy bien —rio nervioso apartando la mano de ella de su frente —no tienes que alarmarte por todo mamá.

Inko entrecerró sus ojos sospechando de lo dicho por su hijo, después de todo el espíritu maternal que se poseía no suele fallar para estas cosas.

Fuera de esos departamentos yacía Bakugou sentado encima desde uno de los frondosos árboles del vecindario, por lo visto se las había arreglado para encontrar algo de alimento, se encontraba masticando con un rostro intranquilo de solo pensar en que haría ahora, no tuvo especificaciones de ese entorno, ¿Qué era la dichosa prueba que el destino había puesto? Si contara con mayores pistas e incluso llegaba a la conclusión de contarle abiertamente todo a Izuku de una vez por otras.

Su paciencia y atención volvió una vez que vio al peliverde salir por la puerta mientras despedía de su madre, el chico salió altivo sujetando las correas de la mochila amarilla a su espalda dispuesto a ir a la escuela.

Si Katsuki quería dar frutos a todo por ahí debía entender un poco más la realidad por la que pasaba ese Izuku, así que decidir seguirlo y observarle desde las sombras era su nuevo papel puesto por sí mismo.