Clan de Lobos [BkDk]

Reencuentros inesperados

Izuku había llegado hacia la zona que limitaba a donde se conocía como el Santuario de la vida, el camino fue tedioso y ya amanecería. Las heridas hormigueaban debajo de aquel improvisado vendaje que había dado.

Unos metros atrás su compañera detuvo pensativa, propiciando que el otro también lo hiciera para girar a verla preocupado.

—¿Qué? —Preguntó el joven.

—No puedo evitar pensar que es mala idea —resopló por fin bastante resignada.

—¿De qué hablas? ¿Acaso no fue la última opción que el clan decidió? —Masculló con desanimo por la idea que rondaba en la princesa.

—Ciertamente.... pero, de verdad me preocupa que algo tan colosal no se haya asomado a mis visiones, me aterra un poco no saber qué ocurrirá para bien o para mal —confesó con desaire mirando hacia aquel pie de montaña frente a ellos con un pobre sendero oculto.

Con eso Midoriya lo entendió, la preocupación que iba más allá en Ibara era debido a que su habilidad no le daba especulaciones de nada referente a Yagi, ¿eso era normal? A pesar de que siempre llegaba a contemplar cosas tan relevantes o peligrosas jamás vio venir algo así como ir hacia el santuario.

—Eso es algo que una persona promedio sufre a diario —confesó sorprendiendo a Shiozaki —no sabemos que habrá en el mañana pero debemos enfrentarlo.

Intentaba por lo menos animarla, que no fuera una carga tan incesante el ir hacia el límite y posteriormente dejarlo continuar solo por la dichosa barrera antimagia, no obstante unos pasos entre los árboles del bosque alertó a ambos adjunto de una voz familiar.

—Es debido a que ninguna habilidad puede afectar a All Might, eso incluye nuestras visiones del futuro —confesó ajustando unas gafas que portaba en su rostro.

—Nighteye-san... Kaoroku-san... —mencionó asombrado el chico.

—¿Los conoces? —preguntó Ibara extrañada mientras miraba con cautela a ambos que se acercaban con tanta familiaridad.

—Ellos son dragones, son regidos por la emperatriz —confesó con alivio de verlos —¿pero qué hacen aquí?

La chica morena se aproximó señalando a su compañero con rostro de pocos amigos.

—Sabíamos que hoy vendrías aquí por su poder, asumimos que sería por algo de All Might, después de todo estás al pie de la montaña que tiene el santuario de la vida.

—¿All Might?

—Es el otro nombre con el que se le conoce a Yagi-san —respondió en seguida el hombre mayor un tanto molesto porque los menores desconocían parte de la historia. —¿Vienes a conocerlo? —Cuestionó con cierta competividad al par.

—De hecho yo lo conocí siendo un rey y necesitamos decirle unas cuantas cosas relevantes —contempló con incomodidad Izuku sin tener palabras indicadas para contarles a ambos dragones.

En cambio, Ibara no se tentó el corazón para confesarlo.

—El grifo llamado Hawks secuestró a Eri-chan, igualmente está manipulando a Todoroki —exclamó con severidad —cabe recalcar que quiere deshacerse de todos los alfas de los clanes.

Un brillo entre el cristal de las gafas del mayor con un sepulcral silencio los incomodó al resto, posteriormente otorgó un suspiro cansado.

—Sabía que esto pasaría —confesó en serenidad, esta respuesta exaltó a su compañera.

—¿Qué estás diciendo? ¡Pudimos evitar que se la llevaran entonces! —Regañó.

—No eres la indicada para decir eso —restregó molesto aun sin perder los estribos, señalando a uno de los brazos de la chica que ahora portaba un remplazo mecánico que alguien en Goa le había dado —tus heridas tras los sucedido con Chisaki y los otros desertores te hicieron perder mucha fuerza.