SICHENG
Habíamos llegado a la residencia secundaria de los Dong. Realmente era casi como una residencia secreta, ya que no había registros de su compra y su ubicación era desconocida para todas aquellas personas ajenas a la familia o cercanas a mi.
Evidentemente el plan tenía que irse a la mierda por culpa de un viejo calvo. Como no.
Ahora todo se había visto acelerado y tenía que renunciar al plan de seducirla, hacer que se enamorara de mi, tal vez casarnos y tener hijos, no sin antes asesinar a su padre para que ella heredada las acciones y apoderarme de aquella empresa tan jugosa.
Era un plan maestro. Ver a Yun enamorada de mi, siendo el único en su mente y corrompiéndola hasta el punto de que cada partícula de oxígeno que respirara fuera por y para mi y firmara mi nombre en sus latidos, era lo único que merecía la pena desde que Nao murió.
No es como si Nao tuviera algo especial. Si, llevaba el hijo de Mark y seguramente quería hacerme creer que era mío. Si no hubiera hecho algo tan estupido tal vez seguiría viva y estaría criando a Mark Junior con su querido amado.
Pero decidió mirar a otro hombre cuando era aún de mi propiedad.Claro que Mark no sabía que ella bebía los vientos por él y que iban a tener un hijo y la historia de amor que ambos deseaban.
Lo siento por ambos, ojalá hubieran tenido el final feliz que Yun y yo tendremos.
Porque si, el plan se había ido al garete. Si, tendría que verme obligado a acelerarlo todo y forzar algo más la relación (ya me entendéis). Si, seguramente había comprado todas las papeletas para que esto saliera mal y Yun me odiara más de lo que lo hace.
Pero, ¿acaso sería capaz de conservar el título de Boss si una mujer tan patética como Yun acababa conmigo?
Preferiría pegarme un tiro en la boca.- Bueno princesa.- le dije a Yun. Durante todo el trayecto no se había visto afectada ni lo más mínimo. Si iba a ser así siempre era mejor matar a su padre directamente.- Me temo que esta será la última vez que veas la luz del sol en mucho tiempo. ¡Y es irónico porque es de noche!
Me tome la libertad de acariciarle el rostro, acercándome lo suficiente a ella como para rozar nuestros labios. Saqué unas esposas de la guantera y se las coloqué en sus muñecas.
- Bueno Yun, me hubiera gustado verte así en otro tipo de situación, pero espero que seas buena chica y te comportes como es debido.- le di un beso en la frente y ella no reaccionó.
Salimos del coche mientras mantenía agarrada a Yun. En la casa había un sótano, sinceramente el lugar ideal para un prisionero.
Pero nadie iba allí jamás, y como había puesto seguridad unas horas antes, no había necesidad de tomar tantas precauciones.
Si Yun se escapaba algún guardia la atraparía. Además estaba en mitad del bosque y orientarse sería casi imposible. Por no mencionar que Yun era una persona inteligente, habiendo cortado toda conexión con el exterior en la casa y sabiendo que ella ya no contaba con nadie para ayudarle, era inútil que tratara de huir.Yun se había vuelto mi pequeño periquito enjaulado.
Saludé a los guardias de seguridad, que respondieron inclinándose levemente. Llevé a Yun a mi habitación.
Quité una estantería vacía y coloqué una cadena que me había facilitado el jefe de seguridad. La enredé en las esposas de Yun y se mantuvo sujeta a la pared, sin poder moverse de allí pero con cierto margen de movimiento.- Estarás en la cama todo el día. Si quieres ir al baño tendrás que esperar a que esté en casa y hacerlo conmigo entonces. No tendrás permitido hablar o comunicarte con otra persona que no sea yo. Y no dudes en consultarme cualquier duda.- le dije. Ella simplemente asintió.
- ¿Qué quieres de mi ahora?.- dijo suavemente.- ¿Qué pasemos una noche juntos y pretender que nos hemos enamorado desde entonces? ¿O simplemente pretendes tenerme aquí para usarme cuando quieras? No me necesitas para conseguir lo que quieres.- le agarre de la mandíbula y le hice mirarme a los ojos.
- Escúchame, porque sólo lo diré una vez.- susurré.- Ahora mismo eres de mi propiedad, te usaré cuando quiera, pero prefiero tener en cuenta tus sentimientos y hacerlo cuando estés preparada. No te equivoques, no estás aquí porque seas útil, estás aquí para serme útil. ¿Lo has entendido?
Yun asintió levemente, sin dejar de mirarme a los ojos.
- Sicheng.- dijo.- Yo ya estoy preparada.