YUN
¿Porque tenía que ser Mark Lee? De todas las personas que había en el mundo, ¿porque Mark Lee siempre estaba allí?
Debí hacerme aquella pregunta por aquel entonces, tal vez si lo hubiera hecho, no se habrían desatado todos los males del mundo.Me fui de allí despavorida después de darle las gracias como un millón de veces.
Sinceramente no era la primera vez que me pasaba aquello. Siempre solía haber alguien que se creía con derecho a pararte por la calle para decirte cualquier tipo de groserías, maquilladas con "alagos". Normalmente cuando decías "no estoy interesada" se iban, pero esta última vez me costó que entendiera que quería que me dejara en paz. Creo que sencillamente no lo entendió.
Tal vez fuera algo dramática, pero le debía la vida a Mark Lee.- ¡Oye! ¡Yun!- Mark salió corriendo detrás de mi. Me paré y me giré, y el me sonrió.- ¿Iras con Sicheng al viaje a Taiwán, no?
- Efectivamente, es mi trabajo.- podrían haberme disparado, podría haber entrado en coma o podría haber olvidado todos mis recuerdos, pero la cara que puso Mark siempre se me quedaría grabada a fuego en la memoria. Su sonrisa se volvió levemente una sonrisa triste, oscura. Al igual que todas las facciones de su cara. Un dolor invadió su rostro, pero él sabía disimularlo bien. Si le hubiera visto otra persona, probablemente no hubiera notado nada de lo que dije anteriormente.
- Oh. Entonces ten cuidado con Sicheng.- me puso la mano en el hombro, y me miro tan seriamente que sentí que me hundía en su mirada.- Ronca mucho.- me relaje al oír eso. Realmente había conseguido asustarme.
Aunque mirándolo desde fuera, debí haberme asustado.
- Gracias, lo tendré en cuenta. Si me disculpas.- me despedí y me fui.
***
Llegue a casa una hora más tarde. Lance los zapatos a la entrada y me tiré al sofá como si quisiera que me abrazara hasta la muerte. Me resultó curioso no ver a Nao, ya que ella salía pocas veces de casa.Me dirigí hacia la nevera, y vi una nota al lado de esta.
Voy a visitar a un compañero de la infancia.
Besos<3, NaoMe reí. Nao solía hablarme mucho de que su gran, misterioso y fogoso primer amor siempre fue un amigo suyo de la infancia. Me dijo que perdieron el contacto con el tiempo, y que a ella le habría gustado decirle que siempre le gusto. Me preguntaba si Nao y el habrían retomado contacto, y ella por fin podría decírselo.
Seguramente él sería un hombre de lo más encantador.
Todo lo contrario a como me imaginaba a Dong Sicheng de joven. Seguramente él hubiera sido el típico adolescente problemático que debían mandar a algún internado pijo para reformar su comportamiento.
O tal vez no.Cogí un bote de patatas fritas y encendí la televisión.
Emitían una serie llamada "beso antes de morir".
Jamás pensé que esa frase significaría tanto en mi vida más adelante.