Yun
- Pero dices que era guapo, ¿no? ¿Me estas diciendo que no ha habido tensión como en absolutamente todas las novelas que he leído?
- No, Nao. Las cosas no son así. La vida no es una novela.
Nao era mi compañera de piso, y por ende una de mis mejores amigas. Solía malgastar mucho de su tiempo en leer novelas en una aplicación publica. Se podría decir que era de esas personas románticas que seguían creyendo que el romanticismo que Jane Austen reflejaba en sus novelas no había muerto en este siglo.
Pero bueno, ¿quien no quiere a alguien tan patoso, cruel y condescendiente en sus vidas como lo era el señor Darcy?
Nao era todo lo que yo nunca sería. Le gustaba leer grandes historias de amor (la mayoría tremendamente tóxicas) y soñar con encontrar a alguien que le prometiera cosas que no podría cumplir.
A mi jamás me veríais suspirando por alguien que te trata mal, que te infravalora hasta el punto de denigrarte.
Pero bueno, nuestra amistad era constructiva. Cada una aportaba diferentes de puntos de vista a la vida de la otra.
- Pues vaya decepción. ¿Pero ha ido todo bien?
- Eso creo. Básicamente me ha dejado caer que tenía una semana de prueba para "adaptarme".
- Eso es bueno.- le mire como si hubiera dicho la tontería más grande del mundo y se rió- No me malinterpretes. Seguro que lo haces genial.
- La cuestión no es "hacerlo bien", si no no hacerlo mal, ¿entiendes la diferencia?
- No- comenzó a reírse y me reí con ella.- Yun, eres demasiado rara.
Sinceramente, tenía sentido.
Si lo hacías bien, podrías tener recompensa o no. Era algo tan sencillo como hacer horas extra, te las pagan o no. Hacerlo bien en aquel lugar era como una ruleta rusa. Ganabas o perdías. No había nada entre el medio.
Claro, que es la ley del riesgo-recompensa.
Aunque fuera ínfima, existía la posibilidad de ganar.Sin embargo no hacerlo mal era completamente lo contrario. Cuando te referías a "no hacer mal algo" te referías a no jugar a la ruleta rusa con una pistola llena de balas. Era un riesgo asegurado.
Hacerlo mal allí podría resultar catastrófico.
Muchas veces había oído que los embajadores de la Empresa Dong en Corea del Sur eran despedidos con frecuencia cuando el padre del actual presidente regía sobre ella.
Sin embargo, jamás se volvía a saber de ellos.Podrían ser simples coincidencias, que después del bochorno de ser echados de una compañía tan grande e importante como lo era aquella, no quisieran salir en los medios para recordar aquello.
Podrían ser simples coincidencias, ya que jamás salía nada de extrañas desapariciones repentinas cuando estas cosas ocurrían.Claro que, siendo la misma compañía la que prácticamente decidía que llegaba a la prensa y que no, fiarse de aquello tal vez no sería lo más inteligente.
- Sigo sin entender-dijo Nao- que si odias tanto todo eso, te hayas ofrecido como secretaria. Hay más empresas para aprender el oficio, ¿porque precisamente esa?
- Digamos que me gustaría comprobar de primera mano si su sistema esta tan podrido como parece.
Pero, la curiosidad mató al gato, ¿verdad Sicheng?