SICHENG
Realmente la gente no solía valorar lo que poseía, lo que podía poseer. La gente caía en el error de valorar lo que una vez poseyó, mientras hablan melancólicamente de aquello como si hubieran poseído el mayor imperio del universo, y lo hubieran dejado ir como si de agua de lluvia se tratase.
Y a veces sentía como que Zhao Yun, Mark Lee y yo mismo (tal vez, y sólo tal vez) hacíamos aquello.Zhao Yun, ella no era más que una pobre chica que no tenía ni idea de lo que le venía encima. Ella seguramente solo hubiera venido buscando un trabajo, o tal vez filtrar alguna información. Realmente no sabía las intenciones de aquella chica, podrían ser acabar con mi vida o con mi empresa. Pero, fueran cuales fueran, se verían eclipsados por los míos, y pronto se reducirían a vivir por y para mi. Pero, a pesar de no estar seguro de las intenciones de Yun, sabía que no valoraba su vida lo suficiente. Y no me refería a querer morir por tener una vida penosa, pero en breve echaría de menos su vida como lo había sido anteriormente.
Mark Lee. Era un chico cuya vida se había visto eclipsada tras la trágica muerte de toda su familia. Él realmente no tenía buena relación con sus padres, ni mucho menos. Cuando le "recogí" después de aquella trágica noche en Osaka, lo único que pude hacer fue impresionarme. Acababa de perder a toda su familia, y Mark solo reía ante la imagen de su casa siendo reducida a cenizas. Supuse que sería una risa nerviosa, pero esta se vio reemplazada por lágrimas cuando le dijeron que dentro del hogar habían sacado tres cadáveres, todos irreconocibles. Fue en ese momento cuando un Mark Lee vengativo resurgió de las cenizas mientras juraba venganza hacia el clan Nakamoto. Pero también cabe añadir que desde ese momento, no le dio ninguna importancia a su vida. Hacia encargos bajo mi nombre, ya que estábamos en deuda, de alguna manera. Nunca le importó matar o correr el riesgo de ser asesinado. Y eso, sería algo que Lee echaría de menos, ya que fue en ese instante cuando su vida se fue al carajo.
Y yo. Realmente no tenía el sentimiento de no valorar lo que tenía. Sabía lo que poseía. Lo sabía. Aunque Mark solía decirme, con bastante frecuencia, que no veía nada de lo que tenía sobre mi. ¿Realmente era así?
Conocía de antemano los sentimientos de Mark por Nao. También sabía que ese sentimiento de lealtad que me debía, era mucho mayor que lo que él podía llegar a sentir por Nao. También sabía que él no se metía de por medio porque sabía los sentimientos de Nao por mí. Realmente era divertido ver como Mark la miraba, y como no podía tenerla. Nao, sabía cómo le miraba Mark, y esa mirada la absorbía para redirigirla hacia mi. Muchas veces me preguntaba si debía dejar que Mark expresara lo que sentía por ella, que no me importaba. Pero ambos sabíamos que por mucho que lo intentara, eran los sentimientos de Nao los que no cambiarían en absoluto. Y, para ser realistas, me divertía demasiado ver como Nao me rendía devoción. Al fin y al cabo, era ella otro soldado obediente a mi disposición.
Tal vez Mark supiera que lo mejor para Nao era quedarse a mi lado. Tal vez supiera, que lo mejor para todos era alejarla de mi. Pero, lo que Mark no tardaría en saber, era que Nao tampoco valoraba lo que poseía, ya que cambió todo lo que tenía por oír mis dulces mentiras susurradas a su oído.