MARK
Jaehyun y yo ya habíamos llegado al lugar del "crimen". Bueno, al que más tarde lo sería. Nao estaba allí también, organizándolo todo, como si fuera una diosa y los demás simples hormigas.
- ¿Tengo que volver a repetirlo? Creo que es bastante simple. ¡Mark!- en cuanto oi mi nombre me acerque a donde estaba ella. Verla me daba nostalgia. Quería coger una jaula y protegerla. Porque aun encerrada, sería más libre que bajo el yugo de Sicheng.
- ¿Que necesitas?- ella me miro con desprecio, pero sus facciones se suavizaron al ver la expresión de mis ojos.
- Nosotros ya hemos terminado, le toca a Jaehyun explicarles la parte importante.- me sonrió levemente y se fue. Le seguí hasta que estuvimos solos.
- ¿Y ya está? ¿Aquí acaba todo? Sabes lo que siento por ti, ¿y aún así vas a hacerlo? No es Justo, Nao. No puedes hacerlo como si no fuera nada y esperar que lo entienda. Porque, ¿sabes que?. ¡Aunque no sientas lo mismo, aunque seas esclava de los deseos de Sicheng, te sigo queriendo! ¡Me sigues importando lo suficiente como para que no me guste la idea de que hagas esto!- Ella empezó a llorar, y yo solté alguna lagrima. Me senté para tranquilizarme.- No lo hagas por favor. No puedo saber que lo estás haciendo por él.- lo dije en un tono más suave, y ella se relajó.
- Debo hacerlo, Mark. Es lo que el quiere, así que es lo que yo quiero. Te quiero, Mark. Pero no es tu decisión. Lo siento.
Nao se fue, y yo me quedé solo entre las sombras. A pesar de que a Sicheng no le importaba, a mi si. Pero, lamentablemente, no era nadie para contradecirle. Y Nao tampoco.
*****
El momento de la verdad había llegado. Nao estaba preparada. Jaehyun y su grupo estaban en posición. Y yo, para mi desgracia también.Nao llamó a la puerta, y su madre le abrió la puerta. Le comenzó a gritar y ella, cabizbaja, entró.
No oí nada, porque a pesar de poseer los auriculares que me conectaban con Nao, no quise encenderlos. No quería oír lo que pasaría.
La casa de la familia de Nao estaba llena de ventanas. Lo cual, lamentablemente, venía estupendamente.Nao hizo la señal, y todo comenzó. Jaehyun entró con su equipo, y se encargó de matar al equipo de seguridad de la familia. Reducieron al padre y la madre de Nao en poco tiempo. Realmente paso demasiado rápido.
- Mark, adelante.-dijo Jaehyun. Me conecte el auricular que me conectaba con Nao, por si acaso.
Mire a través de la mirilla y apunté. Espere la señal de Nao, que tardó más en llegar de lo previsto. Una vez realizada, disparé al señor Hui. Cayó desplomado, desangrandose.
Pasó algo de tiempo, lo suficiente como para que me diera tiempo a llegar a la escena del crimen.
- Y ya sabe señora, que ocurrirá si dice algo que no debe, ¿verdad?- dijo Jaehyun. La señora Hui, rota en lágrimas, asintió. Me miro y lo supo. Supo lo que hice, y se resignó a evitar mi mirada.- Nao, ya sabes que hacer.
Nao nos abrazó a Jaehyun y luego a mí.
- Eres una idiota.- le dije.
- Era lo correcto.
Nao realizó "la llamada". Realmente todo el plan se basaba en aquella llamada. Aquella corta llamada de menos de cinco minutos. Aquella llamada que, de no causar efecto, haría que todo fuera en vano.
Una vez terminó, Nao nos dedicó una sonrisa.
- Mark- en cuanto dijo mi nombre le miré. Seguramente mis ojos estuvieran empapados en lágrimas. Pero no me importaba. Nada importaba.- Dile a Sicheng que no me importó que no quisiera al bebé.- se cogió de la tripa y entré en pánico.
Jaehyun lanzó una mirada de sorpresa, pero no hizo nada. Siendo la mano derecha de Dong Sicheng, seguramente lo sabría o se haría una idea.
¿En serio Sicheng permitió el plan sabiendo que Nao estaba embarazada de él?
¿Que clase de monstruo era ese chico con mirada alegre?Solté el arma que llevaba y me acerqué corriendo a Nao. Jaehyun me sostuvo. Yo lloraba y le rogaba que no lo hiciera. Aquello lo cambiaba todo. Nao no podía hacerlo. No podía dar sus vidas por Sicheng.
Nao me miró, me mostró una sonrisa llena de lágrimas, y se giró. Mirando a su madre, apuntó el arma a su sien y se disparó.
Nao calló desplomada. Jaehyun me soltó, y caí a su lado. Llorando, teniendo la vista nublada del dolor, tomé a Nao y le abracé. Gritaba y gritaba, mientras Jaehyun solo preparaba la escena como Sicheng planificó.
Nao estaba muerta, y lo peor era que el amor de mi vida le había entregado su alma a un monstruo.
Lo peor era que, a pesar de el amor mutuo que nos procesábamos se vio opacado por la sombra de Sicheng.- Te juro que en otra vida seremos felices.- lloré.
No sabía si era por la muerte de Nao, o porque realmente me había dado cuenta del verdadero Sicheng, pero no dejaría que Yun acabara así.