YUN
- ¡Yun!- un grupo de empleados se acercó a mi, parecían bastante animados. No era como si fueran mis amigos pero habían sido agradables desde que llegué a la compañía.- ¿Tienes planes para esta noche?
- ¿Esta noche? No, pero...
- ¡Perfecto!- una chica bajita y alegre me tomó de la mano, mirándome directamente a los ojos. Que mirada tan tierna.- Ven a beber con nosotros esta noche, vendrán algunos empleados para celebrar el contrato con la compañía Duo Long. ¡Será divertido!
- ¿A si qué esta noche se van a beber? Que divertido.- Mark se quedó apoyado en el marco de la puerta, mirándome mientras sonreía.
- Venga usted también señor Lee, ¡será divertido!- la chica anterior ahora miraba a Mark, y las demás personas del grupo animaban al susodicho a que viniera esta noche.
- Bueno, iré si Yun va. ¿Qué me dices?
Esta era la oportunidad perfecta. Realmente los hombres eran muy previsibles.
Lee Mark, acababas de meterte en las garras del lobo.
- Bueno.- me pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja, mirando tímidamente a Mark.- ¿Cómo podría negarme si me lo pide usted?
- ¡Bien! Nos vemos esta noche en el bar de al lado de la estación de metro, está muy cerca. ¡Hasta esta noche!
El grupo se fue, supongo que para esparcir la noticia del plan para esta noche.
- No sabía que te gustara beber, pareces muy buena.- Mark seguía parado en el marco de la puerta, mirándome con curiosidad.
- Hay muchas cosas que desconoce de mi.- cerré la carpeta con la que estaba trabajando y me levanté de la silla.- Pero podemos solucionar eso.- le dediqué una sonrisa y me fui, para llevarle la carpeta al departamento de marketing.
*****
- ¡Dojun, no te acabes toda la carne! ¿Son así todos los coreanos? ¡Ey!- una chica, cuyo nombre no recordaría ni aunque me fuera la vida en ello, comenzó a perseguir al joven mientras le gritaba por mil y una cosas.
Nos habíamos apropiado de varias mesas, juntándolas para estar todos juntos. No éramos muchos, pero éramos los suficientes como para mantener una conversación interesante.
Mark y yo apenas habíamos interactuado, nos metimos en la misma conversación e intercambiamos opiniones sobre ciertos temas, pero nada más.
Apenas había tocado la bebida, cuando todo el mundo iba demasiado borracho.Yo había bebido lo suficiente como para que los demás pensaran que iba ebria.
Y esa era la intención.Me acerqué a Mark, tomando el asiento que quedaba justo a su lado. Tal vez me acercara demasiado a él, pero eso sería el último detalle que recordaría para la posteridad.
- ¿No vas a beber?- le sonreí y le puse un vaso de cerveza frente a él.- ¿Eres un niño bueno, Lee?
- ¿Bueno?.- puso su cuerpo encima del mío, con sus labios rozándome la oreja. Tomó la bebida que había Justo detrás mía, y se apartó como si nada, como si solo fuera a coger eso.- Tal vez lo sea, sí.
Me mordí el labio, era un mal hábito que tenía, y chasqueé la lengua.
Mark Lee era todo un jugador.
Si esas eran sus reglas, me uniría a la partida encantada.
Hice el mismo movimiento que él, pero en vez de retirarme le susurré al oído.
- Qué pena, creo que la imagen del chico malo iba más contigo.- me aparté lentamente y tomé mi copa, bebiéndola como si fuera un vaso de agua.
Y ciertamente era agua. No quería perder mis facultades al completo y olvidar que era lo que venía a hacer.
Conforme pasaban las horas, Mark y yo seguíamos bebiendo, charlando casualmente. Cuantas más copas bebía, más profundamente caía en mis garras. Yo diría que ya iba muy borracho.
La gente comenzó a marcharse a casa, hasta que solo quedamos unos chicos del departamento de expansión, Lee y yo.
Perfecto.
- Mmm...tengo sueño.- me dejé caer sobre la mesa, fingiendo estar dormida. Mark me agitó el brazo un par de veces, tratando de despertarme. Yo solo hacía ruidos.
- Mierda. ¿Estas borracha? ¿Dónde vives? Te llevaré a casa.- qué caballeroso.
- Mmm...mi...casa...ya no pas...pasa el tren.- me reí como lo haría alguien embriagado y Mark miró a su alrededor.
- Mierda, si te dejo con estos Dios sabe que te pasaría.- gruñó.
Segundos después, noté que alguien me tomaba por la cintura, alzándome.
- Duerme hoy en mi casa, queda cerca de aquí.
- Mmm...gracias.- me acurruqué en su pecho. Se sentía bien estar así.
Para llegar a su apartamento tomamos un taxi, y no nos costó mucho llegar. Si hubiera ido sobria, hubiéramos podido ir andando.
Era un lugar pequeño pero acogedor. Era Justo lo que esperaba de Mark.
Me quitó los zapatos al entrar y me tendió sobre su cama delicadamente.
- Yo dormiré en el sofá.- cogió una camiseta y un pijama y me los tendió.- Puedes ponerte esto para dormir, te ira algo grande, pero es cómodo.
- Gracias.- cogí su ropa y Mark salió de la habitación. No tardé mucho en cambiarme. La camiseta me iba gigante, y los pantalones también. Así que opte por no ponerme los pantalones, de todas formas se me iban a caer, y la camiseta era tan grande que no se me veía nada.- Mmm...si quieres cambiarte puedes pasar.
Salí de la habitación y Mark entró.
Esa era mi oportunidad. Si quería que Mark me ayudara, que se convirtiera en mi conejillo de Indias, necesitaba aprovechar la oportunidad.
Lo siento, Lee, esto era por un bien mayor.
Entré en la habitación, y Mark se había quitado la camiseta.
Se giró y me miró confuso.-¿Necesitas algo?- me acerqué a él y le besé.
Al principio se quedó inmóvil, parecía un lego oxidado.
Cuando fue consciente, puso sus manos en mi cintura, y me guió hasta la cama, tendiéndome sobre ella, con él encima mío.
Bajó sus caderas hasta que chocaron con las mías, y mordió mi oído.
Que directo era.
- Yun.- susurró. Me besó y me miró directamente.- No necesitas acostarte conmigo para que nos aliemos.
Me quedé de piedra. ¿Acaso él sabía algo? ¿Qué tanto sabía? ¿Cómo...?
- Destruyamos juntos a Sicheng.- después de decir eso, Mark mordió mi cuello.