YUN
Finalmente el día "más deseado" del año llegó: debía ir con Sicheng a Taiwán.
Realmente me parecía inadecuado pensar como pensaba. Era solo trabajo, no tenía nada mejor que hacer el fin de semana y me pagaban un viaje gratis a Taiwán de cuatro días en un resort de lujo. ¿Realmente me hubiera perdido todo eso porque mi jefe, al que apenas conocía, me caía mal?
La yo de ahora, le hubiera escupido en la cara a esa Yun que ni muerta aceptara el viaje. Lamentablemente, los viajes en el tiempo solo son posibles en el anime.Estaba con Sicheng en el coche que nos tenía que llevar al aeropuerto a algunos miembros del equipo directivo, algún que otro miembro de seguridad y yo. Si no había oído mal, Sicheng ya se encontraba dentro del avión.
No era un hombre al que le gustara esperar.Llegamos al aeropuerto en cuestión de una hora, ya que había tráfico en la carretera. Cuando iba allí, solíamos entrar por donde todo el mundo: la puerta principal. Sin embargo, esta vez, el coche aparcó casi directamente en la pista de despegue y aterrizajes. Me gustaba hacer fila y facturar la maleta, Sicheng me había quitado toda la diversión del viaje en cuestión de diez minutos.
Una auxiliar de vuelo nos recibió amablemente (con un fuerte acento inglés). Todo el personal aéreo tenía acento inglés, así que supuse que a Sicheng le gustaba ese acento. O que confiaba más en pilotos extranjeros.
El avión era como cualquiera que se ve en las películas americanas donde el ricachon invita a la chica a su complejo vacacional en Las Vegas. Era amplio, y con pocas sillas, pero eran de un tamaño mayor y parecían más cómodas.
- Yun, preferiría que te sentaras aquí.- señaló el asiento a su lado y me senté.- Durante el viaje necesario que tomes apuntes de todo lo que oigas en las reuniones. Y, si se te acercan proponiéndote hablar conmigo, vete lejos. La mitad de la gente de Taiwán quiere ver como esta empresa se hunde, y la otra mitad quiere beneficiarse de lo que los anteriores quieren.
- Como usted quiera.- realmente me podría haber mandado lejos, ahora no podría relajarme en un asiento tamaño Japón.
- Leil, avisa a los pilotos que podemos salir.
Un chico rubio, bastante bajito, y sorprendentemente robusto fue a avisar a los comandantes.
El sonido del motor comenzó a sonar y el avión se movió más lentamente y después fue tomando velocidad.
En menos de diez minutos me quede dormida, y así fue durante el resto del vuelo.
No recordé que nadie me sacara en brazos del avión, me metiera en el coche que nos llevaría al hotel y me abrochara el cinturón. Me desperté después de un tiempo en el coche. Lo primero que hice fue recomponer mi postura, y arreglarme el pelo. Sicheng se rio de mi, y después de eso volvió a su expresión fría de siempre.
- Yo también me quedaba dormido al principio. Aunque mi jefe jamás me tuvo que sacar el volandas, la verdad.- de le escapó una risa y me sonroje.
El no habría tenido jefe en su vida. Y seguramente tampoco me hubiera llevado él, habría llamado a alguien de su equipo de seguridad para que me sacaran de allí, y ahora querría quedarse con el mérito. Típico, llevaba el apellido Dong.
- Muchas gracias.- hice una pequeña reverencia y no volvimos a intercambiar palabra en el resto del camino.
El camino hacia el hotel fue por una carretera bastante transitada, por lo que me sorprendió que tardáramos tan poco en llegar.
Una vez allí, una señora se ofreció a aparcar el coche, y otras dos se ofrecieron a llevarnos las maletas. Cuando pasamos por recepción, no tuvimos que esperar para que nos dieran las llaves de las habitaciones. Los de seguridad compartían habitaciones de tres en tres, ya que eran nueve, y los del equipo directivo tenían habitaciones individuales, como Sicheng y yo.Mi habitación era la 765, que se encontraba en el penúltimo piso. Supuse que cuanto más arriba estuvieras, mayor comodidad tendría la habitación. Y no me equivocaba, era una habitación comunicada con otra, todavía más grande, por un pasillo amplio.
Realmente no veía necesario pagar tanto por un empleado para estar cuatro días. Claro, que la empresa de Dong Sicheng podía permitírselo. Seguramente hubiera estado más cómoda pagándome yo una habitación de un motel barato que estando en aquella habitación, donde sentía que había cámaras por todas partes.La maleta estaba encima de la cama, junto a un bombón un una carta de bienvenida. Saque el ordenador de la maleta y lo deje sobre el escritorio.
También saqué cualquier objeto que pudiera ser necesario para dar el papel de "secretaria del año".Aunque, sin duda, la secretaria del año no estaría planeando destruir la empresa en la que trabajaba.