El diario de Regulus Black

Treinta y siete

Advertencia: En este capítulo contiene escenas que pueden ser un poco fuertes para algunas personas.

Draco se había acomodado con un libro en las manos en un rincón de la habitación que se le había dado, leer era el mejor entretenimiento que tenía en ese momento donde seguía siendo un preso al que vigilar, en realidad a Draco nunca le había encantado leer, prefería ponerse a jugar, charlar, practicar hechizos o perder el tiempo caminado sin rumbo, pero no tenía mucho más que hacer allí, así que se había resignado a entretenerse de esa manera.

Ya no temía por su vida pero la incertidumbre por el destino de sus padres todavía seguía apretándole el pecho, como un dolor sordo que intentaba aparentar que no existía.

Regulus le había traído novelas y toda clase libros que no contenían hechizos, Draco supuso que no quería darle más armas para que intentara escapar, pero definitivamente hubiera preferido aprender algo más práctico que novelas, filosofía e historia, nunca le había importado mucho la historia, sus padres le habían contado mucho sobre sus antepasados y la importancia de su linaje, pero en sí, los datos históricos le aburrían. Las novelas eran un grupo de obras clásicas que recordaba haber visto leer a su madre, más de una estaba escrita en idiomas arcaicos y llevaban una traducción a mano en inglés debajo de cada línea, habían varios guiones de teatro, que sin falta estaban traducidos, incluso una ópera en alemán con sus pentagramas debajo y una anotación sobre los nombres de los intérpretes de las piezas y el nombre de un teatro mágico al que muchas veces Lucius y Narcissa le habían llevado. Por las iniciales R.A.B en el mismo estilo de letra dedujo que todas esas anotaciones habían sido hechas por Regulus Black así como también las partes subrayadas, aunque algunas partes escritas con un tono diferente de tinta y una letra diferente, le hacían sospechar que Black no había sido el primero en tener esas copias que revisando la fecha de publicación, tenían más de un siglo.

El profesor Snape y su madre le habían asegurado que Regulus era de confianza y que la sangre que compartían le aseguraba que al otro muchacho le interesaría mantenerlo a salvo. Aun así seguía encontrándolo inquietante, demasiado joven y la excusa solo parecía ser una excusa, aunque sonaba a verdad, en el poco tiempo que le conocía le había visto mentir repetidamente con excepcional sangre fría tanto a Hermione como a Harry, a quienes supuestamente estaba ayudando.

Regulus había sido amable en todo momento, pero quien más desconfiaba de Draco, él que se había asegurado de limitarle la libertad de movimiento todo lo posible.

La primera vez que había escuchado mencionarlo explícitamente fue a su tía Bellatrix, sentada frente a la chimenea poco después de haber escapado de Azkaban, le había hablado de la importancia de la lealtad a la familia y lo importante que era esta, luego había levantado esos ojos grises completamente delirantes y le dijo que le recordaba un poco a su primo Regulus, pero que le faltaba esa la astucia natural que le brillaba en los ojos a destellos encubiertos, esa malicia que tan prometedora y divertida le había parecido hasta que de la nada; se apagó. Bellatrix parecía defraudada, dijo que luego se había convertido en un inútil, antes de unirse a los mortifagos el mismo Lord Voldemort lo había encontrado prometedor y después de unirse era un incompetente que no destacaba más que en que necesitaba que alguien lo cuidase cuando lo enviaban a una misión, si no fuera un Black, hace tiempo que el Lord se hubiera desecho de él, ni siquiera era un duelista sobresaliente pues se centraba exclusivamente en defenderse y era tímido con el ataque.

Su madre había estado de acuerdo pero la había visto mirar a Bellatrix disgustada, incluso estuvieron a punto de empezar una pelea allí mismo "Regulus siempre fue demasiado tierno para ese trabajo y lo sabes" le había reprochado Narcisa "Desde niño era tan dulce y frágil", Bellatrix pareció encontrar repulsiva esa afirmación "Desde donde quiera que se esté pudriendo no le gustaría que le llames así; aunque a veces se comportaba como una niñita, era extremadamente bueno con la magia oscura y al menos parecía que lo que le faltaba en talento lo compensaba en ingenio" "Es una verdadera lástima que ya-sabes-quien nunca sepa aprovechar ingeniosamente las habilidades de sus seguidores." a Bellatrix no pareció gustarle las quejas sobre su señor, sus ojos chispearon con ira "Nuestro querido primo aparentaba más talento que el que tenía verdaderamente. Nuestro señor sabe perfectamente cómo mover sus fichas".