Capítulo 8

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Al día siguiente en la edición matutina del profeta apareció el ataque a la familia Bones en la primera página y en la edición de la tarde se confirmó que no quedó ningún sobreviviente. El revuelo que hubo los días siguientes fue algo que nos esperábamos, lo sucedido en casa de los Bones era mucho más violento incluso que lo que habíamos visto hasta ahora, se decía por las calles que los botones de pánico habían terminado por acabar la paciencia de Voldemort y esté ahora atacaría con más violencia todavía.

En el reportaje había detalles desagradables, pero de cierta forma aptos para todo público, nosotros los miembros de la Orden sabíamos muchos más; no se había dicho que habían asesinado a los Bones antes de incendiar la casa, tampoco estaban las obvias señales de tortura que los medimagos habían encontrado, eran solo exámenes óseos, fue lo que quedó, pero habían derramado sobre sus bocas alguna poción que les diluyo los dientes, y mi imaginación no me dejaba en paz de tanto darle vueltas a las especulaciones sobre lo que debió haber hecho eso con la piel y carne, una parte de mi deseaba que ya estuvieran muertos para entonces, pero la más racional me decía que eso era imposible, habían también otras contusiones extrañas, como huesos rotos y a Edgar Bones le habían roto una de las piernas en fragmentos muy pequeños que se habían perdido entre las llamas.

Como un mensaje terrorífico y sádico habían enviado al último miembro de la familia vivo; Amelia Bones, sus varitas, en su mayoría intactas, a excepción de la del padre de Edgar, que estaba partida en dos, para distinguirlas habían atado un mechón de cabello en cada varita, Edgar llevaba el pelo corto, más al estilo muggle que al de los magos, habían atado en su lugar un trozo de la tela de su pijama empapado en sangre seca.

Solo nosotros sabíamos este dato, nos lo informaron en una reunión fuera de horario, convocada por el profesor Dumbledore para intentar investigar más a fondo lo que había pasado esa noche, Amelia estaba destrozada cuando llegamos a la reunión, Lily nos arrastró para darle las condolencias y ofrecernos a hacer lo que necesitara, yo repetí vagamente lo que Lily había dicho, no se me daban muy bien este tipo de cosas y en el fondo me parecía que lo que fuera que dijera se quedaría en el aire ¿De qué manera pueden ayudar las palabras de cuatro desconocidos a pasar un duelo tan grande?

La reunión comenzó con un ambiente lúgubre y una atmosfera pesada, Amelia, que se veía frágil y con los ojos hinchados, dio un paso adelante y con una mirada decidida entregó las varitas a Dumbledore.

Eran cinco varitas, la que estaba rota no podía ser revisada pero las otras cuatro al recibir un Prior Incantato, dejaron ver que los últimos hechizos usados fueron; Baubillious, Locomotor mortis, Incacerata y Desmaius.

Esperábamos un resultado así, lleno de hechizos defensivos, pero aun sabiéndolo a todos nos dejó un sabor amargo en la boca y Amelia inclino la cabeza hacia un lado, como ocultándose y comenzó a llorar de nuevo, otra bruja la abrazó en un intento de consolarla, no quería ni imaginarme lo que debe estar sintiendo ahora imaginándose los últimos momentos de su familia.

- ¿Por qué no usaron hechizos más fuertes? - preguntó Remus a nadie en particular luego de la reunión.

- Estarían angustiados, no tienes mucho tiempo para pensar si invaden tu casa por sorpresa - suspiró Lily sentándose en el sillón con la mirada perdida -. No sé cómo pueden ser tan insensibles y matar de esa manera a dos niños y una mujer embarazada.

- ¿Embarazada? - pregunté levantando las cejas.

- Sí... me lo comentó Edgar hace unos días - comentó Lily -. ¿No se los dijo también?

Negamos con la cabeza, James echó la cabeza hacia atrás y se frotó los ojos por debajo de las gafas.

- ¿Vamos a ir al interrogatorio de Regulus mañana? - preguntó mirándome por el rabillo del ojo.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora