XXII

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23 de mayo de 1979

La señorita Anabelle Rowley ha terminado esta tarde, poco antes de la cena, con ese endeble acuerdo de palabra que nos vinculaba.

En otras palabras; ha roto conmigo.

Una hora antes de que me levantara para ir a cenas, mientras estudiaba en la biblioteca, me encontró allí y se sentó en frente, se veía hermosa pero algo en su postura me hizo sospechar lo que quería decirme, así que intenté distraer un poco la atención comentando sobre la cantidad enorme de trabajo que teníamos en el último curso, pero no me dejó distraerla, ni escaparme cuando intenté excusarme para irme, sin dejarme tiempo para decir algo más; me dijo que ya no era antes y que no le presto tanta atención, dijo también algunas otras frases que me parecieron clichés pero que de alguna forma sirven para amortiguar el impacto que deja el que todos los planes que me había imaginado para nosotros de pronto se convirtieran en nada.

Luego regrese a mi cuarto y me tumbe en la cama, y extrañe a Kreacher, sin él aquí no hay nadie a quien pueda contarle mis problemas aunque sea solo para desahogarme, también desee que Severus estuviera aquí, mis compañeros de clases me dejan en paz con mis arrebatos pero aparte de unas miradas furtivas por parte de los otros chicos y un "¿Ahora qué te pasa Black?" que me preguntó Crouch, a ninguno puedo contarle nada porque no confió en que se los guardaran.

Solo me queda este diario y no tengo ganas de escribir, tampoco tengo ganas de que me consuelen como haría cierta fantasma si voy a hablarle.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora