Treinta y dos

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Un anuncio desagradable perturbó el ya pesado ambiente de esa madrugada, la profesora McGonagall llegó junto a Harry Potter aproximadamente un par de horas después de que ambos se hubieran marchado, los miembros de la Orden se habían acomodado ya en las camas libres de la enfermería o marchado a sus casas, Regulus no había tenido más opción que quedarse ya que sin la profesora McGonagall para prestarle la chimenea de su despacho o Harry para prestarle la capa de invisibilidad, no podía irse sin que alguien lo notara, Hermione también se había quedado, para hacer compañía a los Weasley y de paso a Regulus. Ya le había dado las buenas noches a Hermione y a los demás cuando llegó la profesora con la mala noticia;

- Los cuadros aseguran que fue Severus Snape quien asesinó al director Dumbeldore - fue una de las tantas cosas que dijo la profesora pero la única realmente relevante, todos los presentes parecían conmocionados, para Regulus confirmaba lo evidente, lo que sabía desde que le había llegado ese patronus anunciando el ataque a Hogwarts, ¿Pero cómo debía actuar ahora? Dumbledore había olvidado dejar instrucciones precisas para eso ¿Cómo actúa alguien que acaba de enterarse que uno de sus mejores amigos ha cometido traición y asesinato?

Sabía que Sirius había enloquecido momentáneamente y había corrido a asesinar al amigo que lo había traicionado pero Regulus dudaba que en su situación hubiera actuado de manera similar, pero ahora se suponía que Snape los había traicionado y él era el único que sabía que no era un asesinato sino una muerte asistida, el único que no podría odiar a Snape por asesinar a Dumbledore ¿Pero cómo se suponía que debía actuar para que nadie lo encuentre sospechoso? Desvió la mirada y miró hacia sus manos temiendo que sus ojos delatarán que sabía algo más... ¿Por qué todos aceptaron tan pronto aquella traición? ¿Por qué nadie le encontraba nada sospechoso?

- Si desean pueden quedarse en la enfermería en las camas libres - ofreció la directora y luego miró a Regulus aunque este no se dio cuenta porque su mirada estaba en sus manos y sus pensamientos lo tenían apartado de la realidad -. Señor Black ¿Desea regresar a Grimmauld Place o se quedará aquí?

- Creo que me quedaré aquí... - dijo sin saber muy bien si era una buena decisión ¿Si un amigo te traiciona querrías estar solo o acompañado? ¿Si Dumbledore le agradará tanto como al resto entonces querría quedarse a su funeral verdad? Además tenía que asegurarse de que Harry lo llevara en con él en la búsqueda de horrocruxes -. Supongo que habrá gente ajena al colegio viniendo a ver a Dumbledore, así que podría esconderme con poción multijugos o simplemente alterando mi aspecto... Si a usted le parece bien, claro...

- Está bien, te conseguiré multijugos mañana, no dejes que te vean - dijo la profesora que parecía afligida.

Cerró las cortinas en torno a la cama y se sentó a ver el techo, debería dormir, tendría dolor de cabeza al día siguiente si no lo hacía y se había tomado ya la poción sueño sin sueños, así que no sería un problema, pero la sensación de vacío seguía allí, acababa de quedarse sin una de las pocas personas que le quedaban de su pasado ¿En dónde se escondería Severus?

Salto alerta en cuanto notó que las cortinas se abrían, su mano se dirigió inmediatamente a la varita que descansaba en la mesita de noche, pero apartó su mano y la devolvió a su lugar sobre su pecho en cuanto reconoció a la recién llegada.

- Es bastante desvergonzado escabullirse a media noche a la cama de un chico - susurro divertido pero en un tono muy bajito, por miedo a que lo escucharan, ella se congeló a medio camino pero frunció el ceño y se cruzó de brazos.

- Lo dice quien pasó escondido en mi cama por casi dos semanas - murmuró Hermione en respuesta, demasiado alto, ahora el turno de Regulus de ruborizarse por vergüenza de que alguien pudiera haberla escuchado; el tiempo en que pasó escondido en el cuarto de la chica solo lo sabía realmente Ginny, al resto se les habían dicho que fue solo un par de días. La primera en recuperarse del instante bochornoso fue Hermione, que le dedicó una sonrisa tímida a la que respondió con una similar -. Muffliato - murmuró la chica antes de sentarse en el borde de la cama, lo que no estaba ayudando a sus nervios, no ahora que tenían una relación y la cercanía evocaba recuerdos mucho más íntimos que el que lo sacara de un lago lleno de inferis. ¿Sería grosero preguntarle si prefiere recostarse? Se preguntó pero no se atrevió a hacer la pregunta que en caso de tener una respuesta afirmativa los dejaría en una circunstancia verdaderamente íntima. El silencio no era exactamente incómodo, lo incómodo era el ángulo desde el cual se estaban mirando y que aunque ambos ahora tenían la etiqueta de novios, todavía no tenían la confianza necesaria para acercarse tanto sin ninguna vergüenza, así que Hermione se dio al trabajo de distraer la atención con un conversación -. Quería ver como estabas.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora