Veintisiete

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Se despertó con los golpes de una lechuza en la ventana, era más de medio día y pronto debería bajar al desayuno-almuerzo que Kreacher le tendría preparado, sus horarios estaban algo perdidos desde que dejó de pasarse por la casa de los Weasley, Grimmauld Place era un lugar tranquilo en el que siempre se sintió cómodo y seguro, pero estaba plagado de recuerdos, y Kreacher que antes hubiera controlado con severidad sus horarios de sueño y vigilia, ahora estaba más complaciente pues temía que Regulus pudiera ordenarle de nuevo no dejarse ver.

Se estiró intentando alejar el adormecimiento de sus músculos y se puso de pie, el suelo de esa casa siempre había sido helado, recordaba a su madre y a Kreacher reclamarle cada vez que lo veían andar descalzo, de pequeño había sido bastante propenso a enfermarse, al contrario de Sirius que no se enfermaba nunca, y por lo mismo había dado muchos sustos a sus padres, la mortalidad infantil no era tan frecuente ya en esos tiempos pero bastaba ver el árbol genealógico de la familia para comprender la preocupación de Orion y Walburga, esta última había sido siempre muy estricta con eso, a veces hasta el punto de ponerle ella misma y medio a la fuerza un saco más cuando lo escuchaba estornudar, Sirius se había burlado de esto siempre, Regulus le había replicado una vez que llegó a hartarse que la única razón por la que Walburga no le daba el mismo trato era porque no le importaba si Sirius se moría de hipotermia. Así comenzó la primera pelea realmente fuerte entre los hermanos, una de muchas que vendrían después.

Abrió la ventana y el viento frío entró por esta, al igual que una lechuza, viendo la nieve pintando de blanco las casas que podían verse desde su ventana, noto con cierta tristeza que había vuelto Yule y como la última vez, hace poco más de un año para él, hace más de diecisiete para el mundo, estaría casi completamente solo esa fecha, está todavía más porque ya no estaba su madre para festejar esa versión de navidad que era ligeramente diferente, aunque ya no tanto, a la que se celebraba en Hogwarts.

Era una de las lechuzas del colegio y la carta se la había enviado Hermione, su corazón se aceleró sin que pudiera evitarlo, muchas veces se había dicho que no debería haberse fijado en ella, él era el último de su familia, de un linaje que presumía haberse mantenido puro desde el comienzo de los tiempos, debería seguir con la tradición, pero la razón y el deber no tenían ningún poder sobre ese corazón que se aceleraba llenándose de emoción cada que recibía una carta de ella.

Se habían alejado los recuerdos que poblaban Grimmauld Place y ahora solo existía esa carta. Dio algo de la comida de su propia lechuza a la lechuza del colegio y luego la mandó de vuelta.

La carta le decía que volvería a casa para las navidades y le preguntaba si podían encontrarse en algún lugar al día siguiente, el punto de encuentro estaba en el mundo muggle y habían pasado por allí hace algunos meses cuando salieron de paseo luego de reconciliarse de la única pelea de relevancia que habían tenido hasta ese momento.

Sacó la pluma y escribió una contestación rápida aceptando la invitación, estuvo a punto de enviar la carta pero seguramente Hermione seguiría todavía en el tren así que sería cansado para Leyna esperarla tanto tiempo, o darle alcance allí, por lo que dejó preparada la carta para enviarla más tarde y comenzó a arreglarse para bajar a comer.

Grimmauld Place estaba plagado de recuerdos de personas que echaba en falta, parecía ahora era prácticamente una casa en ruinas, su hermano se había deshecho de gran cantidad de tesoros familiares, era una pérdida que Regulus había lamentado muchísimo cuando regresó a la casa, Sirius había arrojado sin sentimentalismos buena parte de las joyas encantadas de su madre y todas las raras colecciones de maldiciones traídas de todas partes del mundo que tenía su padre, había relegado todos los cuadros excepto el de su madre, porque no pudo quitarlo, y el de Phineas Nigellus, que le servía de mensajero con Dumbledore, sabía también, por los arañazos en las paredes, las plumas dispersas y otros recuerdos poco agradables en la habitación de su madre, que había metido allí un hipogrifo, no era un experto en magizoologia, pero lo había deducido al escuchar algunas conversaciones de Hermione y sus amigos. Pero no solo había sido Sirius quien había medio destruido la casa, habían entrado plagas en el tiempo que estuvo deshabitada, quizás antes incluso, su madre había estado demasiado enferma para ordenar que se limpiará correctamente y su presencia loca, al final moribunda, debía haber atraído bastantes alimañas, en un armario, ya limpio y ocupado para otra función, se había encontrado las huellas de humedad y madera carcomida que dejaba un bogart luego de instalarse en un lugar por demasiado tiempo.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora