Dos

3.2K 328 38
                                    

Aquel lugar parecía el fin del mundo, las olas chocaban contra las rocas y con cada golpe el mar se llenaba de espuma, era un sitio solitario, lúgubre y desesperanzador, el sol parecía no haber visto nunca aquel escarpado risco y solo estar allí te parecía insinuar que no volverías nunca a ver otro lugar.

- ¿Cómo habrá encontrado nuestro señor este lugar? - escuchó murmurar a Regulus a su lado, el chico no parecía estarle hablando a nadie en particular, tal vez solo pensaba en voz alta, lo vio estremecerse aunque era difícil saber si era por el frío o por el miedo, porque para ese momento Regulus debería saber ya que no regresaría nunca de ese lugar.

Kreacher bajo las orejas con recelo, quizá porque no sabía cómo responder a su amo o porque recordara lo que había pasado en este lugar. Luego de respirar profundamente intentando darse ánimos para continuar con la misión Regulus se volvió hacia Kreacher.

- ¿Cómo puedo entrar a esa cueva?

- No debe hacerlo amo, volvamos a casa.

- Es una orden Kreacher.

- Por esta puerta, los magos no pueden aparecerse tan cerca de aquí pero Kreacher puede - dijo Kreacher y luego de que Regulus le hiciera una señal con la cabeza el elfo comenzó a guiarlos a donde estaba esa entrada más pequeña, Regulus vaciló un poco antes de seguirlo, nunca había hecho algo tan valiente en su vida, pero esto lo valía, este sacrificio valdría la pena, con el rostro inexpresivo siguió a Kreacher hasta una puerta de piedra.

- ¿Cómo se entra?

- Es mejor que no entre amo...

- Kreacher.

- Tiene que hacer un sacrificio de sangre. Pero no es bueno que entre.

El chico asintió con la cabeza y sacó una daga de entre sus túnicas, Hermione suponía que debía ser alguna reliquia de la familia porque parecía más un adorno que un arma.

Como todas las noches desde hace casi dos semanas vio incapaz de decir nada como Regulus colocaba la daga sobre la palma de su mano y con un movimiento quizá demasiado brusco, probablemente por la falta de costumbre de usar herramientas cortantes, se abrió una profunda herida, no lanzó ningún quejido aunque no pudo mantener alejada de su rostro una ligera expresión de dolor.

La puerta se desvaneció cuando se la rozó con sangre y una vez dentro Regulus murmuró entre dientes un hechizo curativo para cerrar la herida de su mano, dentro de la cueva estaba tan oscuro que si el chico no hubiera conjurado un lumus Hermione no podría haber visto nada, en estos sueños ella nunca tenía una varita consigo por lo que no podía hacer magia, avanzaron a paso lento, cada paso resonaba en la enorme cueva, ahora estaban frente a un lago de aguas tan negras que parecían tinta.

- No toque el agua amo, hay cosas muy malas bajo el agua - dijo Kreacher y nadie le preguntó a qué se refería pero Regulus tuvo que incitar al elfo a contarle que debía hacer porque este estaba empeñado en que debían regresar a casa -. Estaba allí amo, tiene que golpear esa roca con la varita.

Regulus obedientemente hizo lo que le aconsejo el elfo y una cadena verduzca apareció súbitamente, entonces poco a poco fue emergiendo un bote pequeño de ese mismo color. Era tan pequeño, que no cabía más de una persona adulta, Regulus se subió al bote con expresión sombría, parecía tan sereno pero su respiración irregular evidenciaba su nerviosismo.

- ¿nuestro señor dijo algo cuando subieron a este bote?

- El señor tenebroso no hablaría con un simple elfo pero Kreacher escucho algo sobre que este bote solo detectaba la magia de un mago adulto... por eso podía subir conmigo - dijo Kreacher mientras se acomodaba en el poco espacio que quedaba en el bote y Hemione que al estar y no estar allí podía caminar por donde fuera, se sentó en un extremo de la embarcación y sintió como el bote comenzaba a moverse.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora