XIX

2K 254 15
                                        

25 de diciembre de 1978

Estoy en casa de mis padres por navidades, lo que decía Cissi parece cierto, madre está bastante mal pero mi padre aunque parece mucho más fuerte que ella creo que se encuentra peor incluso que mi madre.

Estoy preocupado por ellos, mi madre no fue a buscarme en la estación esta vez, solo fue mi padre y al llegar a casa mamá se veía tan pálida, se alegró de verme pero luego de un rato comenzó a gritar, no me estaba regañando... no creo que ella misma supiera que estaba diciendo, se quejó de Sirius, de los sangre sucia, de los desagradables muggles, etc. me dijo que tenía que matar a toda esa clase de gente, dijo que debía terminar con todos, yo le conteste que ya lo estaba haciendo, con tanta amargura que de no estar ella casi loca (Quizá ya lo esté por completo) lo hubiera notado, pero no lo hizo y en su lugar pareció súbitamente muy feliz y se levantó del sillón donde estaba recostada, camino hacia el sillón de enfrente (Donde estaba yo) y me abrazo como no lo había hecho dese que era niño, me acaricio el cabello mientras susurraba palabras que no entendí y no creo que hayan tenido verdadero significado.

Al día siguiente, mientras yo leía en la biblioteca, ella entro tan silenciosa que no me di cuenta  hasta que me lanzo una maldición mientras gritaba que era una vergüenza para la familia, estaba confundido hasta que entre sus gritos distinguí el nombre de mi hermano, me estaba confundiendo con él, mi padre llego por suerte en ese momento y detuvo a mi madre, le quito la varita y la acompaño hasta su cuarto.

Más tarde me dijo que había decidido esconder la varita de mi madre, ya no era seguro que ella la tuviera y temía que en un ataque de locura pudiera hacer un daño irreversible.

Sé que si mamá lo pide Kreacher buscara la varita y se la entregara así que lo llame y le di instrucciones de no ceder si alguna vez ella le hace tal petición, los elfos son inteligentes, Kreacher adora a mi madre y nos sirve a todos con una lealtad que nadie podría igualar, lo considero mi amigo (Aunque no lo diga nunca), él parecía muy asustado por la condición de mamá y se comprometió a ayudar a cuidarla aun si eso implicaba soportar algún arrebato de mi madre o tener que castigarse por no obedecerla.

La varita no debía volver a caer en sus manos de nuevo, era peligroso.

Cuando despertó de nuevo estaba más cuerda de lo que la había visto en mucho tiempo, me reconoció y nos quedamos conversando un largo rato, me quede haciéndole compañía toda la noche.

Mamá me conto que le daba miedo que nuestra familia se extinguiera, me hizo prometerle que me mantendría a salvo de la Orden del Fénix, que no me dejaría atrapar o asesinar, lo que llegue primero, aunque la Orden del Fénix solo entrega mortifagos para Azkaban.

Me conto también un montón de cosas de mi infancia que yo había olvidado y la deje hablar, porque en ese momento sentí que no me quedaba mucho tiempo para compartir con ella.

Hablo de cuando era un niño y Sirius estaba aquí, me dijo que mi hermano miraba siempre a los muggles que paseaban frente a nuestra casa, que un día decidió salir a jugar con ellos, me llevo a mi junto a él y cuando mamá reparo de nuestra ausencia nos castigó y por primera vez Sirius le contesto mientras nos regañaba, ese debió ser el punto de ruptura, ese momento clave que nos hace elegir un camino, desde ese momento Sirius fue un rebelde, se escapaba de casa a jugar con los muggles y le importaba muy poco si mamá se molestaba o no, a veces, al principio, me llevaba con él hasta que comencé a negarme (Me pregunto si fue ese el momento y no la clasificación hizo que creciese la distancia entre Sirius y yo), ella le castigaba cuando volvía de jugar pero eso solo pareció aumentar la fascinación de mi hermano por el mundo muggle y su odio hacia su familia.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora