Capítulo 33

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Los Malfoy y los Lestrange nos habían prestado sus elfos domésticos ya que evidentemente Kreacher no podría hacerse cargo de todo. Para mi sorpresa la mañana del evento llegó uno de los elfos de la familia Parkinson trajendo una carta que indicaba la voluntad de dicha familia de ayudarnos con los preparativos y una cesta llena de todo tipo de galletas, no fueron los únicos, a medida que pasaban las horas los elfos de otras familias comenzaron a llegar cargando encargos o con la orden de quedarse a ayudar, o ambas. 

Kreacher se autoproclamó coordinador del banquete, se paró sobre la mesa de madera de la cocina, que todavía estaba algo despejada, y comenzó a dictar órdenes, de pasó me echó de allí alegando que no quería que me tropezara con nada o echara a perder algo más. Juró que vi algunas miradas de sorpresa entre los elfos de las otras familias antes de que Kreach cerrara la puerta.

Con la planificación de la cena en manos de mi elfo me había quedado sin mucho que hacer, estuve un rato parado y medio perdido en la puerta de la cocina hasta que decidí subir a ver que estaban haciendo los demás.

El viejo castillo de mis abuelos todavía se sentía algo vació y el sonido de las olas marinas golpeando contra las rocas del acantilado era todo lo que podía escucharse mientras subía las escaleras rumbo al salón donde se llevaría a cabo la cena, de pequeño este lugar me había dado mucho miedo, bueno, entonces me asustaba facilmente, ahora los pasillos oscuros del castillo y el lejano rumor del mar me resultaban deprimentes, en estremo solitarios, trajo a mi mente recuerdos del trayecto hacia esa cueva donde el Lord escondio el guardapelo y también la imagen del cuerpo de Lestrange destrozado entre las rocas de la playa.

Apure el paso y negué con la cabeza intentando quitarme de la cabeza las imágenes desagradables. Me detuve antes llegar a la puerta del salón, respiré profundo y cerré los ojos, los nervios estaban debilitando mis barreras, tenía que tomarme un tiempo para volver a ponerlo todo en su lugar.

Cuando entré en el salón me sorprendió un poco lo grande que se había vuelto, era por lo general solo lo suficientemente espacioso como para celebrar eventos pequeños, con una veintena de invitados como mucho. Ahora el salón podía albergar tranquilamente a los casi quinientos magos sangre pura que estaban invitados.

Al otro lado del salón distinguí la silueta de mi madre, quien se movía a lo largo de una de las mesas revisando los cubiertos con mucha atención, los hombros rígidos y la boca algo fruncida. Por un momento pensé que estaba tan nerviosa como yo con el asesinato de esta noche, pero entonces vi acercarse con su paso imponente a mi abuela Irma.

La madre de mi madre era una Crabbe y nunca había tenido un carácter agradable, nunca fui cercano a ella como de alguna manera lo era con mi abuela Melania y siempre he sospechado que con mi madre pasaba lo mismo. Tal vez por esto no me acerqué, y di medía vuelta antes de que notaran mi presencia, con una última mirada a la silueta delgada y refinada de mi madre, junto a la de mi abuela, regordeta y amenazante, volví a las escaleras y de allí al pasillo que daba a un pequeño patio interior, lleno de flores rojas.

Siguiendo este camino había una puerta que se dirigía hacia el sendero que habíamos vuelto a abrir para la celebración de esta noche, un sendero que habían cruzado los magos de la antigüedad para llegar al rio, punto clave en la ceremonia de esta noche.

Obviamente no teníamos idea de donde se había celebrado Yule hace más de milenio y medio, tampoco quedaban muchos registros de como se había celebrado, pero tenía una idea borrosa al respecto, había leído retazos y menciones de ritos perdidos entre los libros de mi familia. De allí había partido para planificar el día de hoy.

Había vuelto a abrir mis viejos apuntes, una colección de pequeñas referencias que había anotado en mi adolescencia, cuando movido por el interés hacia nuestras raíces y árbol genealógico me había propuesto aprenderlo todo, o descubrirlo si no había otra forma.

El diario de Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora