El diario de Regulus Black

Uno

Segunda parte

Destino

Ginny regreso de la práctica de quidditch con muchas ganas de darse un baño y hecharse a dormir, el ejercicio era agradable pero muy agotador, al entrar en la sala común escuchó el alboroto normal de los miembros de su casa, pero alguien le llamó la atención; Hermione estaba sentada en una esquina, ajena a todo el mundo como lo había estado los últimos días, sosteniendo ese libro que a Ginny comenzaba a parecerle sospechoso, nadie lee con tanta determinación un libro de aritmancia, incluso si eres Hermione Granger, también habían gestos y emociones que pasaban por el rostro de su amiga, en especial en los últimos días, que era imposible que evocara un libro lleno de complicadas ecuaciones numéricas.

Y en su rincón Hermione actuó de nuevo como muchas veces le había visto actuar desde las vacaciones de navidad cuando se trajo consigo ese libro; la chica puso cara de preocupación, volteo la página bruscamente, y para sorpresa de Ginny, porque eso no había pasado antes, se puso a revisar de arriba para abajo el libro, una y otra vez hasta que con unas suspiro de frustración lo hecho sobre la mesa y lo miró con una cara de profunda pena.

- ¿Estás buscando algo Hermione? – pregunto Ginny acercándose a su amiga y examinando el viejo libro con curiosidad, lo había pensado antes... ¿Sería posible que aquel libro fuera de alguna manera parecido al diario de Tom Riddle? Pero las páginas estaban llenas de un sinnúmero de ecuaciones tan avanzadas que no las entendía... aparte de esos ejercicios complicados, en las páginas no había nada que hiciera sospechoso al libro ¿Y si fuera alguna maldición o algún otro tipo de embrujo? Hermione había sacado ese libro de la biblioteca de los Black y aquella familia había sido una de las más firmes con respecto a la pureza de sangre, quizá sólo afectará a Hermione porque ella era la única nacida de muggles que había tenido contacto con el libro. Pero antes de que Ginny pudiera preguntarle algo, Hermione contestó con una voz cansada, inestable.

- Si... pero no está aquí – Hermione suspiró con cansancio y se echó hacia atrás en la silla intentando poner en orden sus emociones, sabía que era imposible que Ginny la entendiera porque para los demás era un simple libro lleno de problemas de aritmancia, no sabían que había escrito allí realmente -. No está allí... pero ya se lo que eso significa.

- ¿Te refieres a algún ejercicio? – pregunto Ginny por preguntar algo, se había quedado en blanco y no sabía que debía contestar a las palabras confusas de su amiga.

- Algo así, una nueva entrada – respondió Hermione -. No pudo escribirla.

- Ahmmm – murmuró Ginny sin comprenderle y Hermione suspiró con cansancio.

- ¿Sabes? – dijo la chica del cabello rizado poniéndose de pie -. No creía posible que se pudiera tomarle cariño a alguien solo leyendo... quizá solo fue empatía. Hasta mañana Ginny, duerme bien.

Hermione tomó el libro y lo acurruco contra su pecho en un gesto tan raro como la conversación que acababan de tener. Ron podría haber dicho que estudiar demasiado había fundido por fin el cerebro de Hermione pero Ginny, que era amiga de Luna Lovegood y se había acostumbrado a ciertas frases que en un primer momento no parecían tener mucho sentido, se preguntó qué era lo que estaba escondido detrás de lo que había dicho Hermione, decidió preguntárselo más tarde, cuando Hermione estuviera más despejada y desapegada de su libro.

Al llegar a su cuarto Hermione se echó sobre la cama pensativa, se preguntaba cómo sería esa cueva, se imaginó un lugar oscuro, tenebroso, terriblemente silencioso, pensó en los inferis que había mencionado Regulus, en las aguas frías y su mente imaginó contra su voluntad como serían esos últimos momentos donde, completamente solo en esa cueva, había encontrado la muerte.