Capitulo uno: Un alfa poco convencional

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Sorpresa!!! Este fin de semana actualizaré pero desde agosto esta historia ha ido germinando y creciendo en mi cabeza y no podía esperar más.
Por favor, espero que os guste y os sintáis libres de comentar lo que sea.  Con cinco votos actualizo esta.
Gracias por vuestra paciencia!!!!

Boun no era un hombre típico.  En realidad, si miraba en retrospectiva, todo o casi todo en su vida había sido una cadena de atípicas concatenaciones.

Su nacimiento entró dentro de los cánones de lo esperado.  Sus padres llevaban casados un año y su madre le dio a la familia rica y prestigiosa el heredero deseado.

Además, era alfa.  Todo correcto.  Le marcaron como heredero de la familia y Boun empezó a vivir.

Las cosas habían empezado a ponerse raras seis años después, cuando su madre, harta de un marido controlador e infiel había hecho algo que una omega de buena familia jamás hubiera hecho:  fugarse con un amante.

Boun no había vuelto a ver a su madre hasta que fue mayor de edad.  La vio un par de veces lejos y fugazmente en el juicio que ella emprendió por su custodia, y que estaba perdido de antemano.  Ni siquiera tuvo derecho a visitas.

Cuando su padre se ganó su custodia y dado que Boun era hijo único lo envió a un internado.  Boun le había escuchado decir que le mandaba a un internado porque solo verle le recordaba la vergüenza sobre su familia, ya que físicamente era muy parecido a su madre. Pero era su sangre y su heredero así que era su responsabilidad.

Pero en ese momento, el cariño de su padre hacia Boun desapareció al menos en apariencia.

Los años del internado fueron divertidos.  Todos eran niños ricos y muchos carecían del cariño paterno en igual modo.  Casi todos eran alfas.

Con la adolescencia y las hormonas, en un colegio lleno de chicos no era extraño que las primeras experiencias sexuales fueran homosexuales.  Al final, solo veían a chicas cuando salían a estar en casa o de vacaciones y a esas edades uno está cachondo de un modo permanente, o eso le pasaba a Boun.

Los pocos omegas que había solían negarse a ser parte del despertar sexual de los alfas.  Al fin y al cabo, aunque la tasa de fertilidad de los omegas varones era menor que en las mujeres, hacia los trece años tenían su primer celo y esos días la fertilidad era del 99 por ciento.  Por otro lado, un omega que no fuese virgen estaba mal visto de cara al matrimonio.

Años después Boun había pensado que era muy cruel que cuando estaban en celo les trasladarán a otro edificio y que tuvieran amenaza de expulsión si les veían con un alfa en actitud íntima.  Pero en aquellos años egoístas y felices de la adolescencia Boun, que creía que era una víctima de la vida por la fuga de su madre y no ver mucho a su padre no pensaba mucho en los demás.

Pero su padre tenía razón.  Boun era como su madre.  Llevaba la sangre caliente y revuelta de su madre.  Era apasionado.

Y se enamoró con pasión.  De otro hombre, de un omega.  Y el omega de él, o eso creía.

Con dieciséis años hizo el amor por primera vez con un omega en celo.  Dos meses después supo que iba a ser padre.

Cuando los padres de los alumnos fueron llamados, su padre y su nueva esposa hablaron con naturalidad de resolver el problema.   Un aborto, una indemnización y silencio.

Él omega que Boun creía que le amaba acepto eso con una seguridad absoluta.  Eso o matrimonio.

Y Boun vio la frialdad en sus ojos y comprendió que había sido un instrumento para el otro.

Se negó.  Hizo uso de su derecho de alfa de no renunciar a su progenie.  Él padre del bebé fue enviado a un internado alternativo hasta que dio a luz.

Boun quiso hablar con el, decirle que le amaba y que podían casarse pero lo último que le dijo el que creía el amor de su vida cuando se subía al coche que le llevaría al sitio donde estaría durante la gestación fueron las que le hicieron sentirse realmente mal.

-Solo tenias que pagar.  Estaba aquí con una beca.  Te dejé pasarlo bien, ¿de verdad creías que te amaba?  Solo espero que estos meses pasen rápido y que tu padre me consiga una esposa como prometió.  No soy un maricón.

Boun terminó sus estudios desde casa.  Para mayor vergüenza de su padre, decidió no tratar al pequeño Nang, diminutivo de Nangfa Noppanut como un bastardo.  Era su primogénito.  Dejo el internado para estar con él y combinar sus estudios con criarlo.

No, eso no era típico en en alfa.

-Entiendo que quisieras que tu hijo naciera, pero le has puesto un nombre como si fuese una bendición y actúas como debería hacer él omega...

-Es mi hijo.  Mi primogénito y mi heredero.

Su padre odiaba a Nang, al principio.   Luego el niño se ganó su corazón.

Boun se graduó en derecho cursando aceleradamente y con veinte años él y Nang se fueron.

Nota del autor:  Nangfa es ángel.

Boun había logrado un trabajo muy bueno en un buffet de abogados en Bangkok y alquiló una casa.  Contrato a una ayudante para Nang y lo matriculó en un colegio prestigioso, pero todos los días volvía a casa.

El primer día que volvían de la escuela el niño señaló una tienda que estaba en la misma calle que su casa.

-¡Papá! Mira.  ¿Me compras un dulce?

El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora