Capítulo 73: Adaptarse

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-Tienes que hacerlo.  El médico lo dice.  Yo lo digo.  Soy tu alfa.  Debería tener algo de autoridad, ¿no?

Prem levantó la mirada de su teléfono móvil. 

-Para en ese supermercado. Necesito ir al baño y comprar algo de comer.

-Te dije que parases a desayunar.  Te han sacado varios tubos de sangre. 

-Boun, por favor, estoy mareado, me siento mal, me siento agobiado por todo, el médico no para de darme ordenes, tú igual, y encima vengo de que me metan un aparato por el culo para la toma de muestra de líquido amniótico, y déjame decirte que duele, aunque era eso o que me clavaran una aguja por la barriga, y esto era más seguro.  No dijeron nada de que me dejaría el culo en carne viva, ni que me dolería el útero unos días.  Ah, y que tengo que vigilar si sangro más de lo que sería un vaso.  Si sangro, ¿cómo lo calculo?

Boun no respondió.

-No hagas un chiste con la palabra culo.

-No iba a hacerlo.  Prem, tranquilo.

-¿Podemos parar para que haga pis y coma algo dulce? Por favor.

Boun puso el intermitente y entró en el parking de una tienda de 24 horas que ofrecía menús sencillos de desayuno.  Salió primero y luego ayudó a Prem.

En las últimas dos semanas, Prem había engordado mucho.  El médico había dicho que era normal y que era lo propio en el segundo trimestre.  También, aparte de la batería de pruebas, le había aconsejado darse de baja laboral.  Y Prem no quería.

-¿Puede darme la llave del baño? -preguntó a la dependienta, que asintió con una sonrisa al ver cómo se acariciaba la redondeada barriga.

Prem entró al baño y Boun compró algunas cosas para tomar alli y otras para llevar.  Gun estaba con Nang y no quería tardar en volver, pero en esas últimas semanas el carácter de Prem se había puesto voluble e impredecible, hasta el punto que Boun había llegado a tener que estuviera deprimido.  Pero el médico les había dicho que era normal.

Le sonrió a la dependienta.

-Ésto lo llevaré en una bolsa.

-¿Es el padre del bebé?

-Sí, es mi compañero.  Nos hemos casado en privado pero haremos una ceremonia este fin de semana.

-Lo siento, como no llevaba anillo...

-No importa.

-Creo que tenía mala cara.  Estaba pálido y tenía los ojos tristes.  He tenido un bebé, debería comprobar si está bien.

Boun asintió.  La chica le llevo el desayuno a la mesa.  Prem abrió la puerta del baño y observó con sorpresa a Boun.

-¿Qué?

Boun observó sus ojos enrojecidos.  Suspiró.  Lavarse la cara con agua no encubriría una llorera así.

-¿Qué pasa? -le sujetó la mano.  Caminaron hacia la mesa.  Boun notó que el paso del omega era inestable.  Estaba bajo de glucosa, seguramente.  Llegaron a la mesa y repitió la pregunta.

-Te vas a reír o no me vas a tomar en serio.

Boun le apretó la muñeca.

-Eso jamás.

-Estoy saturado.  Por... todo.  Y tú y él médico os centráis en que tengo que quedarme de baja.  Como si todo lo demás no importara.

-Todo lo demás importa y quiero que me hables de ello, pero es importante que entiendas que estás de cinco meses, y que trabajas de pie.

-Ahora tengo empleados.  Y no lo entiendes.  No puedes entenderlo.  Tengo mucha ayuda, no agarro pesos, y si, acabo cansado...

-....con las piernas inflamadas.

-Esa tienda fue mi gran apuesta.  Me lo jugué todo y puse todo mi dinero.  Nadie daba nada por un omega empresario.  Pero he logrado el éxito con ella, incluso esa tienda nos hizo conocernos.  No puedo solo abandonarla en manos de empleados y tirarme a ver como mi barriga crece mientras espero que vuelvas.

-Si dejas de permitir a tus hormonas hablar en lugar de a tu cerebro quizás podamos llegar a un acuerdo.

Prem miró fijamente los dedos de Boun enlazados en los suyos.

-Deja de llorar -Boun le limpio las lágrimas y entonces Prem fue consciente de que acababa de hacer una escena.

-Vale.

-Te he pedido croissant con mermelada de fresa y un descafeinado con vainilla.

-Gracias... Boun...

-Te he escuchado en todo, siempre lo hago.  Se lo que significa esa tienda para ti.  Lo sé muy bien.  Pero en este momento, y durante un periodo no muy largo, vas a tener que centrarte en los bebés.  Yo ya he pedido reducción de jornada a partir de nuestra boda y hasta que los bebés cumplan seis meses.

-Eres millonario.  Tu negocio no se va a hundir si no vas.

-Somos millonarios.  Eres mi marido. Y la tienda no va a tener pérdidas.  Los empleados son de confianza. Podemos ascender a Mark a encargado, lo cual le daría puntos a mis ojos como alfa de Gun, y contratar a alguien.  Tenemos cámaras por todo el local.  Y no solo son los bebés, eres tú.  Tienes las piernas hinchadas, los tobillos no se te ven.  Has engordado porque ya estás a punto de entrar en la fase final.  No tienes la misma agilidad.  Me preocupa que te caigas o hagas demasiado esfuerzo.  Piensa en ti y en ellos...

-Pero me gusta comprobar que todo está bien, el olor, hablar con los clientes..

-Puedes ir un par de veces al día.  Sentarte, comprobar cómo está todo.  Hablar con los clientes.

-¿Sí?

-Claro.  Se lo importante que es para ti.  Y quiero que seas feliz.  En todas las facetas.

Prem asintió y mordió el curasan.

-Vale.  Hoy gestionaré la baja para después de la boda.  Dame estos días para ponerlo en orden.

Boun asintió.  Feliz.

-Por cierto.  Es normal que tus hormonas estén revueltas. Y se de algo que te ayudaría con eso. El sexo con tú alfa...

-No hablaba en serio con lo del castigo, pero me veo en el espejo todos los días.  No puedo ser atractivo ahora.  No puedes querer follarme así, como estoy.

-Te amo.  Y estás hermoso.  Como siempre.

Prem se acabó la comida que le quedaba.

-¿De verdad? Estoy enorme.

-Voy a casarme contigo en unos días.  Te deseo.  Mucho.

Prem sonrió.

-Esta bien.  Lo del sexo me apetece.  Mucho.

-¿Por eso tardabas tanto en la ducha?

Prem apartó la mirada.

-No solo eso.  Moverme ahora es menos fácil.  Pero sí.

Bebió de su café y luego dijo.

-No lo vas a creer, pero me apetece algo de comer salado.  Una sopa, o algo.

-Iré a comprarla y le pediré que la prepare en el microondas.

El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora