El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||

Capítulo 47: Una llamada desagradable

Hola!!! Este no es muy largo porque no paraban de interrupirme, pero en cuanto llegue a 20 votos actualizo... ánimo a ver si llegamos... si no, para los fieles, tranquilos que no os haré esperar mucho.
Si alguien quiere que le dedique un capítulo que me lo diga!!

Boun se impacientaba con el tráfico el lunes por la mañana.  Había un embotellamiento considerable en la autopista principal que tomaba hacia su trabajo.

Le había costado dejar a Prem en el trabajo esa mañana.  Se sentía muy protector, más que antes.  Pero era consciente de que una cosa era el instinto y otra la vida en la actualidad.  Prem iba a seguir trabajando hasta que pudiese, como era normal.  Si por el alfa de Boun fuese, se quedaría descansando pero ya.

Luego se había despedido de Nang.  Él y Prem habían acordado decirle esa tarde que iba a ser hermano mayor. 

Se habían tomado un día más para guardarlo entre ellos como un secreto, como quien guarda en un puño con ansiedad una valiosa moneda.  Entonces involucrarían a las familias y acelerarían la boda.

Su siguiente parada fue dejar a su hermano y al de Prem en la Universidad.  Ni siquiera había podido despedirse de Prem como hubiese querido.

Al final, había recorrido medio Bangkok y llegado justo a tiempo para quedarse atascado en la fila de coches de los que salían tarde y apurados.

Avanzó un poco más.  Necesitaba estar solo con Prem.  Y preparar una disculpa ceremonial adecuada con sus padres por haberlo dejado en estado.  Sabía que a Prem le importaban esas formalidades.

Prem estaba colocando los nuevos caramelos mientras pensaba en las palabras del doctor.  Esa mañana a Boun le había costado despertarle, tenía mucho sueño.  Y aún no había tenido náuseas pero tampoco apetito.  Boun le había obligado a llevarse el desayuno en un recipiente al trabajo para cuando le entrase hambre. 

Había tortilla y también arroz pero los pasteles que le acababa de dejar el proveedor eran más apetitosos.

Se moría por aprender a hacer esos pasteles, pero nunca había tenido tiempo.

Tomó un bollo azucarado relleno de crema y chocolate y se metió en la trastienda.  Dio un bocado satisfecho.  Luego otro.  Estaba embarazado de gemelos, tenía derecho a tener antojos.

Por un momento la tienda estaba vacía.  Llamó a Boun.

-¿Ya has llegado?

-No.  Sigo en la autopista.  Al menos la empresa es de mi familia... y está lloviendo.

Prem miró a la calle.

-Ten mucho cuidado.  No me gusta que estes en un embotellamiento lloviendo.

-Tu eres quien tiene que tener cuidado.  No levantes pesos, ya te he dicho que tendrás un ayudante cuando estés tú.

-Tranquilo, no haría nada que pusiera en riesgo a nuestros bebés.

-Te amo.  Hablamos luego.

-Te amo.

Boun corto la llamada y avanzó satisfecho unos metros más.  Estaba a punto de llegar a su salida cuando recibió otra llamada.

-Perdone, le llamo de Little Leprechaums.

-¿Le ha pasado algo a Nang? -puso el intermitente.  Tomo la salida.

-No, pero hay aquí un caballero con un abogado diciendo que es su otro padre y que quiere verlo.

Boun se apartó y se detuvo en el arcén.  Puso los intermitentes.  No.  No iba a permitir que estropeara su momento de felicidad ese estupido.  Si no le había ido bien, no era culpa suya.  ¿Quería ver a Nang cuando si por él fuera hubiera acabado en un cubo de residuos biológicos en una clínica abortista?

-Dígale que sabe bien que renunció a ese derecho explícitamente cuando renunció a la paternidad de Nang.  Estaré allí en unos diez minutos.

Volvió a la carretera, notando una punzada de dolor en la sien.  Envió un mensaje de voz a su secretaria.  No iría hasta la tarde.

Cuando llegó a la escuela infantil vio por fin después de mucho tiempo al padre biológico de su hijo.  No pensó en nada. Su cabeza estaba llena de estrés, de protección a la familia que estaba formando.

La sonrisa forzada del otro hombre se apagó cuando Boun perdió el control y le empujó.