Capítulo 3: Dulce y picante

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Boun se sentía extraño.  Su mente estaba dispersa, como invadida por una bruma espesa y no podía quitar los ojos del joven responsable de la tienda que se movía con rapidez preparando unos crepes con sirope de chocolate, café para Boun y chocolate caliente para el niño.

-Papá.

-Dime, Nang.

-Hueles raro.

Boun se puso en guardia. ¿Raro?  Hundió la nariz en su codo y efectivamente notó ese olor del que siempre le habían hablado.  Un olor picante y a la vez floral, como una mezcla del dolor, el sexo, y el amor, de lo bello y lo triste.  Un olor irrepetible.

Y había comenzado cuando ese chico del delantal que se afanaba en atender a más clientes de los que podía había caído directo a sus brazos, como un regalo del cielo.

Sintió pánico durante unos segundos.  Todo era nuevo, la ciudad, cuidar solo de Nang, y ahora de repente aparecía él omega predestinado para el... le abrumaba.

El ruido de los platos al colocarse en la mesa le sacó del ensimismamiento.

-Lo que ha pedido, señor.

-Gracias.

-¿Desea pedir algo para su pareja? ¿Está esperando?

-Boun es mi papá. No tengo otro papá ni mamá -dijo Nang.

-Bueno, el lo ha definido bien.  No espero compañía.  Soy padre soltero.

Prem se quedó en shock.  Había cientos de omegas criando en soledad a hijos que los alfas abandonaban a su suerte, pero no había alfas solteros.

-Lo siento.  Lamento su pér...

-No hubo pérdida.  No he dicho que sea viudo -Boun le clavó los ojos.  Un juego ancestral antiguo como el mundo había empezado a mover sus engranajes y como alfa, el movería primero - soy soltero.  Nang y yo solo somos nosotros dos.

-Lo lamento si le he molestado.

-No importa.  Es tarde.  ¿Ya vas a cerrar?

-Sí, pero no tengan prisa.

-¿Como vuelves a casa? Las calles de Bangkok no son seguras a estas horas para un omega no reclamado.

Prem se pasó la mano por el cuello, donde estaría la cicatriz cuando le reclamasen.

-Tengo alquilado el apartamento de arriba de la tienda.

-¿Vives en una tienda de dulces?

Prem se rió.  Nang era un niño adorable, descarado y sonriente.

-Sí.

-Entonces tu carácter será igual de dulce...

Prem se ruborizó.  Las palabras de Boun le ponían nervioso.  Había pasado de estar feliz en su soltería a conocer a un alfa y creerlo casado y de repente no lo estaba y coqueteaba con el.

-Voy a... tengo cosas que hacer.

Boun empezó a comer rápido.  Ni el mismo comprendía su comportamiento.  El no era así.  Él no coqueteaba.

-Papi, estas raro y hueles más fuerte.

-Come, Nang.  Es tarde.

El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora