Boun es un alfa muy atípico. Padre soltero y un hombre de mucho carácter.
Prem es un omega que sueña que algún día conocerá a un alfa que sea el hombre de su vida.
La tienda de dulces que ha decidido abrir le traerá a alguien muy especial. Boun...
Habían transcurrido apenas horas, pero el peso en el ambiente parecía fruto de los días.
La mañana que siguió a esa revelación, Gun abandonó casi furtivamente la cama donde el alfa aún dormía. Le palpitaba el cuello, donde le había besado y lamido tanto Mark la noche anterior, negándose a marcarle hasta que estuviese en un estado no alterado.
Bajó las escaleras y comió un desayuno cargado de silencio con su padre, o quien había creído su padre.
-Gun... no tenía intención de utilizar ese documento, ni siquiera quería hacerlo...
El chico se levantó cuando vio entrar a Boun. Este y su pad... y el hombre que creía su padre intercambiaron una mirada.
Mark entró en la cocina, descalzo y tímido. La noche anterior pesaba como un muro invisible sobre todos. Besó muy levemente en los labios al omega y sintió alivio al recibir de vuelta.
-Prem tiene revisión en la clínica. Tenía una cita concertada para ti en unos días, pero dadas las últimas... circunstancias creo que es mejor que vengas.
Boun y Mark intercambiaron una mirada silenciosa y el más joven asintió .
-Fui cuidadoso. Te dejo que lo cuides tu. Hoy tengo examen y no puedo fallar.
-Solicitaré una dispensa en la clínica para que no te resten el día como no presentado -informó Boun a Gun.
-¿Quién es ahora mi alfa inmediatamente superior? Estoy confuso.
-Hasta que Mark te marque y te cases, yo sigo siendo tu responsable. Después Boun y Mark aún tiene que aprender a ser un alfa protector.
-No soy hijo tuyo.
-Ya te he dicho que... ya hablaremos.
Prem entró en la cocina. Notó el ambiente cargado pero no dijo nada. Puso a calentar el hervidor de agua para una tisana.
Boun se acercó y hablaron en murmullos. Se besaron y luego el alfa se dirigió a por Nang, para llevarlo a la guardería.
-Realmente tu marido es diferente. No suele verse que los alfas se hagan cargo de este modo de sus hijos. Si debo aprender de alguien quiero que sea de él.
El padre del alfa perfecto no respondió pero sintió la acusación velada como un puñal. Había pasado su vida entera haciendo lo correcto y solo había cosechado monotonía y ahora una mirada decepcionada y censuradora de sus hijos.
Murmuró que tenía que ir a trabajar y Prem le dijo que ellos llevarían a Mark a clase.
-No importa -dijo éste - prefiero que volquéis vuestros esfuerzos en Gun y en vuestro bebé. Tomaré un autobús.
Prem se vio solo en la cocina únicamente con Gun, que le dijo que iría a bañarse.
-Gun.
-Dime.
-No se lo que pasó ayer con exactitud, pero los dos estabais descontrolados. Mejor no te bañes.
-Mark se hizo cargo de cuidarme.
-Aún así. Era un momento en que todos estábamos nerviosos. No se en que fase del ciclo estás pero al estar cerca de un omega embarazado puede alterarse. Será mejor que te exploren como estas.
-Escucha a mi esposo -Boun llegó con Nang en brazos- no estamos poniendo en duda las intenciones de Mark, solo que vuestra juventud e inexperiencia pueden dar lugar a sucesos inesperados.
Gun asintió. Luego observó a Nang, somnoliento y feliz.
-A ti no te fue tan mal.
-Yo he sido muy afortunado.
Tardaron en estar listos y en el coche. Prem se abrochó el cinturón.
-Tengo que llevar el coche al taller. Voy a instalar los cinturones para embarazados. Si son gemelos pronto no podrás apretar así tu vientre.
-Quiero que volvamos a la ciudad. Quiero normalidad.
-Tomaré eso como una orden de mi omega.
-Has venido a verme en persona. No lo esperaba.
-Tienes que dejar de molestar a Boun.
-¿Por qué él puede ser feliz y yo tengo que cargar con mi pasado para siempre? Me obligaron a casarme con un hombre, nunca me habían gustado pero concertaron el matrimonio. En el siglo XXI. Y ahora cuando le doy un hijo me repudia por saber que no es mi primer parto. Debí casarme con Boun.
-Soy su padre y solo quiero que sea feliz. Ya veo que tienes un nuevo apartamento.
-Pero no la custodia de mi hijo. Es la segunda vez.
-La primera vez renunciaste. Y te he retribuido bien. Dime que quieres para dejar en paz a la familia de mi hijo.
El joven volvió el rostro hacia aquel alfa que como un buen samaritano le había ayudado económicamente todos esos años, sin olvidar que no lo había hecho por él. Pero era el único que no le había fallado cada vez.
-Quiero dar marcha atrás y no cometer errores.
-No es posible. No tendrás a Nang ni a Boun.
-Entonces quiero hacer las cosas bien. Pero necesito ayuda porque no sé por dónde empezar.
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