El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||

Capítulo 20: Alfas

Hola!!!! Tengo más de un mes libre por delante y la decisión de ponerme en serio con mi Wattpad, tras meses de indecisión.
Voy a cancelar alguna de mis antiguas novelas, continuar y centrarme en mis personajes actuales como BounPrem y otras parejas bl y empezar historias nuevas.
Yo ya no soy la de 2018 y no puedo ni quiero cambiar.
Diez votos y actualizo.
Por cierto... ideas para quien sea el hermano de Prem???? Las admito!!!!

Prem reaccionó cuando el alfa de Boun quiso tomar el control.  Olía muy fuerte y pudo notar su instinto de protección.  Su hermano también era alfa y hasta ese momento se había considerado protector de Prem pese a ser menor.

-Basta.  Los dos.

Se interpuso entre los dos alfas que se estaban mirando como retándose.

-Te he dicho mil veces que sé cuidarme solo.

Su hermano se calmó.

-Lo siento.  Por mucho que no quiera soy un alfa y...

-Y deberías estar en clase -Prem se tocó la marca.  Dolía y palpitaba.  Su corazón empezó a desbocarse.  Le había marcado. 

-Lamento mucho haber marcado a tu hermano antes de reclamarle.  Le pediré a tus padres su mano cuanto antes.

-Deja de hablar como si estuvieras en una novela de la Inglaterra victoriana -protestó Prem a las palabras de Boun -No pertenezco a nadie, soy una persona autónoma y no me mandas tú aunque te ame ni tú -dijo señalando a su hermano - te he dicho mil veces que no quiero que me cuides.  Soy cinco años mayor que tú.  Y deberías estar en clase.

Ambos alfas se miraron avergonzados.

Prem se pasó un pañuelo de papel por el cuello.  Había sangre.

Su cuerpo empezó a reconocer lo que había ocurrido pero su terquedad le impedía mostrarse vulnerable ante los alfas a los que les acababa de dar un discurso épico.

Se mareó y noto los brazos de Boun sosteniéndole.

Notó un paño frío en la frente y otro en el cuello.  Boun y su hermano hablaban.  Alguien, su hermano, le puso un apósito para cubrir la marca.  Eso le hizo abrir los ojos.  La marca era algo para lucir.

-Ya estoy bien. -se arrancó el apósito- tu, a tu facultad.  Boun, debes volver al trabajo y yo abrir la tienda.  Esta noche... esta noche ven y cenamos juntos aquí con Nang.

-¿Nang?

-Es mi hijo.

-¿Estás divorciado? -pregunto con suspicacia el hermano de Prem.

-En realidad soy padre soltero.  Él omega renunció a su custodia.

-Interesante...

-Deja de sacar conclusiones -Prem le lanzó a su hermano una mirada furiosa - y deja de hablar como si tuvieses que protegerme.

-¿Vas a exhibir la marca?

-Sí.  Es lo más maravilloso que vive un omega.

-A mi me parece estupendo que la luzcas -dijo Boun.

-Está bien. Me iré.  Tienes dos dias para decirle algo a papá y mamá o lo haré yo.

Prem gruñó al verle irse.  Todo era mucho más fácil antes de que su hermano se hubiera trasladado a vivir a Bangkok para estudiar Medicina. 

Le ayudaba mucho estar lejos de él.  Prem había sido un niño amado, pero era algo objetivo que cuando su madre dio a luz a un alfa se convirtió en la extraña figura de un hermano mayor pero cuyo hermano debía proteger y cuidar por ser alfa.

Los alfas gozaban de privilegios, había otras fiestas y cosas para ellos.  Cuando Prem alcanzó la madurez con su primer celo solo le dijeron cómo aliviarlo y cuidarse.  Incluso todo lo referente a darse placer lo había tenido que aprender por si mismo.

Cuando su hermano tuvo su primer muestra de madurez sexual, que se consideraba así cuando empezaba a emitir aroma y afeitarse, le celebraron toda una fiesta para celebrar su entrada en la madurez.  Prem asistió con una sonrisa que era amarga.  Si apenas era un púber.  Y aún así, toda la familia se encargó de recordarles a sus padres lo afortunados que habían sido al tener un alfa después de un omega, como si Prem no estuviese.

Al final Boun igual no iba tan desencaminando con la desigualdad...

Prem se había ido a la ciudad y creado su negocio y de repente aparecía ese hermano que recordaba delgado y larguirucho convertido en un alfa absoluto, emanando autoridad y con un cuerpo más fuerte y alto que el suyo, dispuesto a estudiar en la Universidad, cosa a la que Prem no había sido propuesta, y dispuesto a recuperar esa relación filial que en realidad nunca había existido.

Era extraño porque el chico ponía toda su intención, le ayudaba en la tienda, pero Prem no era capaz de olvidar las desigualdades vividas.

Al fin ambos alfas se fueron.

Abrió la tienda y giró el cartel.

Se acarició la marca, que ya no sangraba.

Había sucedido.