Capítulo 14: Está en tu cara

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Boun había dudado muy poco, o mejor dicho, su cuerpo y sus hormonas lo habían hecho a la hora de aceptar que Prem y él harían él amor esa noche.

El asunto era que Nang estaba en casa, seguramente dormido, y también su niñero Kao, seguramente despierto.

Habían pasado muchas lunas y muchas tardes de lluvia desde aquellos años de locura y frenesí sexual que había disfrutado durante su adolescencia, y que había cortado abruptamente con el nacimiento de Nang.  En los últimos años no había tenido casi ocasiones de satisfacer sus deseos. 

Prem era su omega.  Era el Suyo, lo que ambos buscaban, lo que muchos nunca en su vida encontraban conformándose con matrimonios de conveniencia adornados con cariño y niños para suplir la carencia de saber que tu alma gemela está ahí fuera.

Y como había encontrado a su omega, debía hacer lo adecuado.  Puede que Boun no fuese un alfa tradicional en muchas cosas, pero hay tradiciones que deben hacerse como es debido.  Y la primera noche de pasión con su alma gemela debía ser en el lecho del alfa, en su nido, en su lugar más íntimo y donde ambos miembros de la pareja eran más vulnerables.

El ambiente del coche era irrespirable.  Boun le pagó una generosa propina al chófer y se dirigió con Prem hacia su casa.

-Nang debería estar dormido.

-Boun... yo... cuando un omega conoce al alfa predestinado...

-Está tarde tuve una súbita idea de prepararme por si esto ocurría.  No he tenido compañía sexual en mucho tiempo, así que fui a la farmacia y compré varios tipos de protección, por si esto ocurría.

Prem le miró nervioso.  Ambos sabían que su celo se estaba adelantando y que en los próximos días tendrían que mantenerse alejados porque el riesgo de embarazo aún con métodos anticonceptivos era elevadísimo en esa fase del ciclo del omega.

Pero contaban con unas horas, para sellar lo que les unía y para aprovechar las horas previas al celo, cuando empezaba a manifestarse pero aún podían hacer cosas.

Boun pasó tan rápido hacia la habitación que no dejó que Kao dijese nada.  Prem se fijó en que el canguro de Nang se había dormido viendo un reality coreano.  El alfa se detuvo unos segundos para comprobar que Nang dormía. 

Entonces entraron en su cuarto.

Prem era una persona acostumbrada a las cosas baratas y funcionales, y le abrumó momentáneamente el dormitorio de Boun.  No era un lujo de mal gusto.  Era simplemente acogedor, de paredes blancas y grises, una cama enorme frente a un gran televisor, un sofá, una percha para trajes... todo gritando en silencio que era caro y sólido, y duradero, como su dueño.

Reparo en un cesto de madera pintada de gris cuando Boun arrojó allí la camisa sucia.  Prem no había pensado en nada, se había dejado llevar y se dio cuenta de que ambos estaban desnudos de cintura para arriba.

-Puedo parar ahora si quieres -dijo Boun al verle vacilar.

-No... no, no, no.

-Está bien -Boun le besó tras la oreja y le desabrochó el pantalón - voy a hacer que sea inolvidable...

-Boun... esto será inolvidable de todos modos.  Aunque sea un desastre.  Intentaré no arruinarlo.

-Solo déjate llevar, como estabas haciendo.

Boun le lamió el cuello y luego mordió con suavidad, emitiendo más de su aroma.  El pesado olor almizclado del enlazamiento hipnotizó a Prem, que olvidó sus miedos de no estar a la altura.

-Tú también pensaste que esto podía pasar -Boun le bajo los pantalones.  Estaba depilado y su pene se erguía desafiando la gravedad, la punta húmeda.  Paso un dedo por entre la raja de sus nalgas.  Mucha más humedad.

-Bien... tengo que controlarme un momento... he traído de todo, no quiero que te cases embarazado.  Por ti.  He traído pastillas, preservativos, inhibidores en spray y un parche para reducir la fertilidad del alfa...

Prem estaba temblando.  Boun estaba frente a él de rodillas, hablando sin parar. Sin darse cuenta, su aliento, su cabello, a veces su boca, rozaba su glande.  Su miembro empezó a palpitar con mucha fuerza y apretó el trasero. 

-Boun...

Su cuerpo actuó por su cuenta y un orgasmo, el primero que tenía que no era hecho por su mano y que le hizo dudar de haberlo tenido antes, le recorrió haciéndole gemir en voz alta.  Su cuerpo se descargó, emitiendo chorros que dejaron la cara de Boun llena del semen de su alfa.

Sabía que lo arruinaría.

-¿Boun? -dijo una voz somnolienta desde el salón.

El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora