Capítulo 54: Sai Mongkol

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Sai Mongkol es el lazo sagrado que une dos personas para siempre. En esta bendición tradicional tailandesa, se utiliza un simple hilo blanco de algodón para formar lazos sobre las cabezas de los novios y unir sus almas.

Prem decidió dejarse en manos de su alfa.  De vez en cuando tendría que aprender a aceptar ese regalo.  A asimilar que no estaba solo.

Además, se trataba de sus bebés.  El estrés no era bueno en su estado.

Se subió al coche de Boun.  Mark viajaba con ellos.  Gun iba en el coche de su padre.

-Vamos a la mansión de mi padre, en la zona rural, mientras los abogados resuelven ésto.

-¿Pero vive allí?

-No, ahora mismo acaba de cambiar de domicilio.  Está en proceso de divorcio pero no quería decírmelo hasta después de la boda.  Ahora ha alquilado un dúplex en Bangkok.

-Sois tan ostentosos... no es que no me guste, pero a veces me cuesta asimilar que tu cama no entraría en mi baño.

-Lo que es mío es tuyo, literalmente. Mi amor y lo que tengo.

El gps marcaba que quedaba una hora para su destino.

-Mark, por favor, escribe a Gun.  Ya sabes.

-¿Ya sabe qué?

Boun tomó un desvío.  En otro automóvil, el teléfono de Gun vibraba con unas nuevas coordenadas.

Subió por una cuesta pedregosa, en una zona donde no parecía haber habitantes.  Al final del camino se veía un pequeño templo.

-Boun...

-Habrá tiempo para bodas fastuosas, con gente y trajes hermosos.  Pero ya que no vamos a poder llevar esto con la privacidad que queríamos, quiero darte esto y dármelo a mi también.  Estaremos casados cuando vuelvan a vernos.

Nang despertó en su sillita.

-¿Dónde vamos?

-A un sitio sagrado, tienes que portarte muy bien.

El santuario era un pequeño templete de al menos cien años, y solo había tres monjes a su cargo.

Cuando llegaron el coche de su padre estaba ahí.

-Nang, Prem y yo vamos a casarnos.  Seremos una familia.

-¡Bien!

-Es la mejor reacción del mundo. -Boun sonrió. -ahora tienes que guardar silencio y portarte muy muy bien.

El padre de Boun se acercó y le apretó el hombro al niño.

-Haz caso a tu padre.  Quédate a mi lado.

Entraron solos primero.  Boun se acercó para hablar con un monje.  Tras mostrarle sus respetos y obsequiarle con una caja con dinero, dulces y una figura de una diosa, la de la fertilidad que tan generosa había sido con ellos.

Afortunadamente, el monje no objetó porque fueran dos varones ni por lo que la diosa del exvoto de Boun representaba.  La fertilidad era una bendición.

Entró el resto de la familia.  A falta de trajes ceremoniales, los monjes les prestaron unos humildes hábitos blancos raídos pero perfectamente aclarados.  La pureza del blanco, la pureza del amor no la rompía el sexo.  Los dioses habían concedido eso a los humanos para disfrutar de un poco de placer en un mundo difícil.

Se arrodillaron ante el altar.  Nang observó desde los brazos de su abuelo.

El monje repitió algunas oraciones mientras unía unas cuerdas blancas sobre su cabeza, simbolizando la unión de sus almas.  La pareja respondió con sus votos y entonces un monje sujetó a Nang.  La tradición decía que los familiares y el oficiante vertieran sobre sus nucas agua bendecida y perfumada depositada en unas conchas.

Prem sonrió.  No podía ser mejor.  Su boda de verdad era como su amor: puro, sin intereses ni aristas y una aceptación mutua.

-Antes de acabar... mi hijo está sin bautizar.  Querría su bendición y que a ojos de los dioses sea hijo de los dos.

Cuando volvieron a ponerse sus ropas y se dirigieron al coche, ambos se sentían realmente diferentes.  No era solo una treta para la prensa y los padres de Prem, que estarían en la boda más concurrida.

Era el sello de su amor.

Gun se dirigía al automóvil de su padre cuando Mark tiró de él.

Le besó a traición pero no le importó en absoluto.

Noto que metía algo en su pantalón.

Mark se alejó.  Gun miró la cuerda blanca en sus manos.

-Está bendecida para favorecer nuestro amor y alejar a los que quieran separarnos.  Y cuando estes listo, para yacer sobre nuestras cabezas ante un altar.

Gun enrojeció y la guardó.

-Tendrás que ganarlo y pedírmelo tú.

-Eso lo voy a lograr.

El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora