El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||

Capítulo 42: Así

Para Boun había cosas en la vida que no tenían precio.  En parte porque el dinero no había supuesto un problema para él nunca.  Pero sobre todo porque aunque le faltase, así seguiría siendo.

Nang y Prem formaban parte de esas cosas.

Así que allí se encontraba, un sábado que ya se convertía en domingo y no en un club exclusivo apurando el día libre como sus compañeros de trabajo.

Mientras Prem dormía al fin a su lado, consultaba en Internet clínicas privadas que pasaran consultas urgentes en reproducción y prevención de salud sexual.

Casi todas tenían a su mejor médico especialista en esos campos, el más difícil dado el complejo sistema reproductivo de los omegas y por lo tanto el mejor pagado.  Los médicos así no hacían guardias en domingo.

Finalmente contactó con la clínica que le pareció mejor según las fotografías y las reseñas.  Sabía que aunque le comprase un test Prem no iba a hacérselo.  Quería que se lo dijese un médico.

Llamó por teléfono para conseguir que les recibieran.  Le pasaron con la secretaria que llevaba ese tipo de urgencias y le llevo veinticinco minutos convencer a su interlocutora que no se trataba de un fallo en los medios de protección y que no necesitaba solamente una pastilla de farmacia.

-Se que le resultará extraño, siendo domingo a las ocho de la mañana.  Pero justo ayer mi omega y yo descubrimos que probablemente está embarazado y queremos...

-Le daré cita mañana.  Su omega tiene que venir para sacar sangre y traer una muestra de orina.  Le enviaré por correo electrónico un formulario...

-Tengo la Black American Express y no tiene límite.  -odiaba tener que tirar de su influencia pero era el único remedio- soy el heredero del holding Noppanut.

Breve silencio.  Un tecleo, sonido de papeles.

-Espere un momento, por favor.

Fueron tres minutos.  La mujer volvió al teléfono deshaciéndose en disculpas con su interlocutor.

-El doctor Beng está de vacaciones fuera del país pero puede atenderle el doctor Pengsang. 

-¿Es bueno? En la clínica hacen referencia al doctor Beng como reclamo...

-Es muy bueno,  incluso mejor.  Es un doctor joven que ha venido de estudiar en Estados Unidos y sabe muchísimo de nuevas técnicas y ha modernizado mucho la clínica.  Les atenderá a las once.

Boun le dio las gracias y se acostó junto a Prem.  Le dejaría dormir.  Teniendo en cuenta cómo había su cuerpo en la última semana, no tardarían en aparecer las náuseas.  Así que mientras estuviese dormido estaría más tranquilo.

Se acurrucó contra él. Prem se movió para facilitarle la tarea de abrazarle.

Boun le besó la nuca.

-Todo va a salir bien.  Yo os cuidaré a los tres, a ti, a Nang y a nuestro bebé.

Prem dormía ya y no respondió.  Boun cerró los ojos y se permitió por un momento pensar.

Ahora todo estaba tranquilo y podía asimilar lo ocurrido.  La magnitud de lo que sucedía.

Prem se había quedado embarazado.

Sintió un leve remordimiento porque para Prem todo era precipitado y probablemente hubiese querido esperar unos años.  Como alfa, debería haberse encargado de protegerle.  Ni siquiera recordaba en que momento se había olvidado de usar protección.  Prácticamente se pasaba el día deseando que llegase el momento de hacerle él amor.  Y lo habían hecho muchas veces.

Ya había estado en esa situación en otra ocasión, pero no podía ser más diferente.  Era su omega, sabía que estaban enlazados, que estaban predestinados.  Nunca había sentido las cosas que sentía con Prem.

Así que cerró fuerte los ojos y aspiró el aroma de su omega.  Sabia que olía distinto.  Puso su mano en el vientre de éste.  Sonrió.

Su sonrisa se fue haciendo mayor y más amplia.  Un bebé.  De los dos.  Un hermano para su hijo.  Estaba lleno de ilusión y de felicidad.  Su vida había dado un giro de ser un padre soltero calificado como excéntrico a ser un padre de familia.

Todo había encajado de una manera perfecta, y ese bebé no era un error ni un fallo.  Era una maravilla creada por el amor de los dos, por una pasión tan irrefrenable que no conocía barreras.

Si las cosas habían sucedido así, así sería.