El chico de la tienda de dulces||Completa|| ||BounPrem||Omegaverse||

Capítulo 19: Adelantando

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Prem estaba ansioso, como cada vez que Boun encontraba un minuto para besarle.  No podían hacer nada más en el escaso margen de tiempo que les permitía una ausencia temporal de Prem al frente del negocio, solo besos muy atrevidos y caricias llenas de fogosidad.

Boun siempre se había considerado un alfa responsable.  Exceptuando su juventud y su desliz con aquel omega.  Desde entonces había actuado con mucha madurez, criando solo al niño, ayudándole con su educación escolar y sus valores.

Ahora, sin embargo, era como si sus hormonas estuvieran sufriendo una explosión tardía.  Muchas veces era el propio Prem el que le frenaba porque corrían riesgo de ser vistos o porque se les estaba yendo de las manos.

En esos momentos toda su concentración estaba en el cuello de Prem, donde pronto luciría su marca.  Estaba besando y lamiendo la zona, caliente, palpitante.  Prem estaba jadeando muy rápido y claramente no podía pararle esta vez.  Una pequeña voz en su conciencia le recordó a Boun que apenas habían hecho lo suyo oficial, que no se conocían las familias y la trastienda no era el sitio adecuado para una segunda vez.  Tal vez la cuarta...

Prem le cogió la mano y se la metió en los pantalones, sollozando.  Boun notó su necesidad y volvió a hundir su nariz en el cuello de Prem.  Olía tan, tan bien...

-Rápido -dijo Prem -pero no me dejes así.

Boun comenzó a acariciar con la mano derecha el miembro de Prem, acariciándolo en modo ascendente y descendente, mientras con la mano izquierda le sujetaba el cabello y besaba ese cuello...

Prem cerró los ojos.  Se abandonó absolutamente.  Que se fuera todo al cuerno, tras años de abstinencia sentimental y sexual su alfa había llegado al fin y quería disfrutar de él plenamente.  Aunque fuese contra unas estanterías repletas de gominolas de colores y piruletas.

Boun también se abandonó.  Tenía que ser rápido y satisfactorio.  Su cerebro desconectó del mundo exterior.  Su hijo estaba en la escuela, era la hora del almuerzo en su trabajo y maldita sea si no estaba teniendo el mejor almuerzo de su vida.

El ambiente se estaba haciendo tan denso que Prem abrió los ojos y veía borroso.  Jadeó y entonces su cuerpo estalló.  Gritó con la tranquilidad de estar solo y algo extraordinario ocurrió.

Una sensación similar a un rayo de energía de placer con una pequeña punzada de dolor le atravesó, pero fue directa a sus genitales y le provocó un orgasmo inmediato.  Boun también se había corrido, suponía tras el grito que se había superpuesto al suyo.

Silencio.

Prem abrió los ojos y miró a Boun.

Éste reaccionó perdiendo su mirada perezosa de placer y cambiando su expresión por una de alarma.

-¡No pude contenerme! -trató de excusarse, casi a punto de llorar.  Acababa de arruinarlo todo, todo estaba mal hecho...

Prem se tocó el cuello y notó dolor.  Tenía algo de sangre en la mano, aunque la herida ya empezaba a dar muestras de tomar la forma de la marca del alfa.  Boun le había dado un buen mordisco, sin duda estaba tan excitado que le habían salido los colmillos de lobo.

Y eso no era molesto.  En absoluto.  Era... excitante.

Le sujeto el mentón para calmarlo cuando la puerta se abrió.

-¿Prem, estás...? Oh.  Perdón.

Su hermano menor cerró la puerta.  Maldito momento en que le había dado llaves.