Llevo toda la semana trabajando, ha sido duro porque un compañero está de baja por un accidente de tráfico y se nos ha multiplicado el trabajo. He visto a Asier muy poco, está liado con su restaurante. Al parecer su padre ha aceptado todas y cada una de las propuestas que le hicieron su hermana y él. Hoy nos vemos para despedirnos porque se va mañana a Bilbao a arreglar unos asuntos antes de pasar las navidades aquí. Alrededor de las seis de la tarde llaman a la puerta, pero no es él.
- ¿Alma?
- Sí, soy yo.
- Firme aquí – indica el mensajero que tengo en la puerta. – Y me da un gran sobre.
No sé qué será, no he pedido nada por internet. Miro si tiene remitente, pero no lo hay. Solamente pone mi nombre y mi dirección. Lo abro intrigada y me quedo petrificada al ver el contenido del sobre. ¡Son fotos mías! No entiendo nada. ¿Quién coño me ha hecho estas fotos? ¿Y cuándo? ¡Joder! Son recientes. Una foto saliendo de casa con el perro, otra en el supermercado y otra en el pub con mis amigas. Esto es escalofriante. ¿De qué va esto? Son tres fotos tamaño folio y una nota plegada:
<<Estabas muy guapa la otra noche, ese vestido te queda muy bien>>
¿Qué coño? ¿Quién me ha mandado esto? Esto debe ser una puñetera broma de mal gusto. Me siento en el sofá a revisar de nuevo el sobre. Miro las fotos una a una, en todas ellas estoy desprevenida. Todas han sido sacadas desde bastante lejos y en la nota no pone quién las manda. Estoy muy nerviosa, no sé que hacer. ¿Y si aviso a la policía? No seas idiota, Alma – me digo. La policía va a ver tres fotos normales y no va hacer nada. Tienes que averiguar quién te las ha mandado antes de hacer nada. Mi móvil vibra en el bolsillo trasero de mis pantalones. Lo saco y es un mensaje de Asier.
Alma, tardo 10 minutos.
Perdona.
No pasa nada.
Aquí te espero.
No me apetece mucho salir después de recibir esto. No sé si alguien me está siguiendo o simplemente es una broma de mal gusto. ¿Y si se lo cuento a alguien? Sí, necesito saber que no estoy loca y que no soy la única que piensa que esto no es puto normal. Abro el chat de mis amigos y hago una videollamada grupal. No lo cogen. Normal, es jueves por la tarde y deben estar ocupados. Les dejo un mensaje avisándolos que voy a salir con Asier y que necesito hablar con ellos esta noche. Asier se va mañana y no voy a comerle la cabeza con esta gilipollez, pero a mis amigos sí necesito contárselo. Necesito saber qué hacer y en estos momentos no pienso con claridad.
El timbre de mi casa suena dos veces cortas y el sonido me saca de mis pensamientos. Me pongo más nerviosa aún y le digo a la persona que está detrás de la puerta que espere un segundo. Guardo a toda prisa el sobre entre los libros de la estantería, miro a mi alrededor para que no se vea nada por ahí y abro la puerta. Asier me sonríe desde el umbral y da un paso al frente para besarme.
- Hola a ti también – digo muy seria en cuanto se aparta.
- Alma, ¿estás bien?
- Sí, ¿por?
- Pareces preocupada.
- ¿Yo? ¡Qué va! ¿Nos vamos? – él asiente y yo me pongo la mejor máscara para aparentar que no ha pasado nada.
- Isaac y los demás nos esperan en la cafetería esa de los gofres enormes.
- Uff, me voy a poner hasta arriba de gofres con nata y frutas.
- Ja, ja, ja. Yo tengo antojo de uno con helado.
- Hace un poco de frío para helados, ¿no?
- Tía, me voy a Bilbao, aquí hace hasta calor – y nos reímos juntos.
Casi se me olvida lo que acaba de pasar cuando su risa inunda todo el coche. Vamos sin música, hablando de los preparativos del restaurante.
- ¿Y tu padre ha aceptado toda tu carta, completa?
- Sí, casi no me lo creo aún.
- Y me dijiste algo del nombre del restaurante, ¿no?
- Eh... - se remueve en el asiento – sí. Oye, avísame si ves dónde aparcar.
- Creo que en la plaza que hay al final de la calle habrá sitio.
- Yo también lo había pensado, vamos para allá directamente.
Dicho y hecho. Aparcamos a la primera y nos dirigimos en silencio a la cafetería. Cuando llegamos están todos allí: Isaac, el primo que no recuerdo cómo se llama, Ruth y un chico moreno que debe ser su prometido.
- ¡Por fin llegáis! – dice Isaac dándome un abrazo de oso.
- Díselo a tu amigo, que ha tardado un poco más de la cuenta.
- No seas chivata – y me da un pequeño codazo.
- Hola, yo soy Alma – le digo al acompañante de Ruth.
- Yo soy Víctor.
Víctor combina a la perfección con Ruth. No puedo evitar darme cuenta de que parecen sacados de una revista. Ella perfecta, él también. Me fijo en sus ojos y veo que los lleva maquillados. Es muy sutil, pero tiene puesto un poco de sombra de ojos y rímel. Le resalta mucho el verde intenso de los ojos. Es guapísimo. Al estilo estrella de Brodway. Una camarera regordeta con el pelo naranja nos toma nota y tarda escasos minutos en llenar la mesa con gofres de todo tipo. El mío es de cheescake, con muchos frutos rojos y está buenísimo. Lo he acompañado con un batido de vainilla. Hoy me pienso atiborrar de azúcar. En la mesa, mientras hablamos de todo un poco, Isaac no deja de mirarme. Me observa constantemente. Creía que ya había quedado claro que Asier y yo tenemos algo, no sé aún qué es, pero sí que tenemos algo. Y no pienso dejar que se interpongan las miradas intensas del gemelo entre nosotros. Asier parece no darse cuenta, por lo que decido ignorarlo e interesarme mucho por la conversación.
El interés me dura poco, mi móvil pita desde la mochila en la que está y lo cojo para ver quién insiste tanto. Otra vez mensajes de Instagram. Esta vez sí tienen nombre y apellidos. También tienen fotos. No lo leo, al ver el nombre me he quedado petrificada y no sé que hacer. Creo que todos en la mesa se han dado cuenta de que algo raro pasa.
- Alma, ¿va todo bien?
- Eh... sí, claro.
- Parece que has visto un fantasma – dice Ruth.
- Ja, ja, ja. – mi sonrisa suena muy nerviosa – El fantasma de la publicidad – digo levantando el móvil.
Hago de nuevo como si nada. No sé qué ponía en el mensaje y, realmente, no sé si quiero saberlo. Estaba todo bien, pero parece que mi vida empieza a tambalearse de nuevo. Las fotos de hoy me han puesto alerta y que Héctor aparezca en mi vida a modo de mensaje de Instagram, me parece que tienen algo que ver. El destino, a veces, puede ser muy macabro.
ESTÁS LEYENDO
ALGO
RomanceCORREGIDA, MODIFICADA, MAQUETADA Y PUBLICADA EN AMAZON https://www.amazon.es/dp/B09TMYW8NM/ref=cm_sw_r_apan_glt_i_CTV3ZFGJTXTQKQBAB5T6