28

8 0 0
                                    

Me pongo el pijama y me meto en la cama automáticamente. Tengo el cuerpo revuelto y enciendo el móvil. Hay más mensajes de Héctor.

¿Alma?

¿No respondes?

¿Hola?

Eh, estoy hablando en serio. Sé que me has leído.

Necesito que hablemos.

A la mierda, necesito responderle. Todas mis terminaciones nerviosas lo necesitan.

Hola.

¿Qué quieres?

Joder, por fin.

Estaba preocupado.

¿Qué quieres?

Hablar contigo, nena.

Te echaba de menos.

Has tenido año y medio para echarme de menos.

Es un poco tarde.

Lo sé, pero te vi...

Héctor no quiero hablar contigo.

Déjalo.

No puedo dejarlo.

¿Nos vemos mañana?

No quiero verte.

¿Y eso por qué?

QUE ¿POR QUÉ?

¿TE ESTÁS RIENDO DE MI?

Este tío es la leche. Me pregunta que por qué no quiero verlo. ¿No es evidente? Porque me jodiste la vida, hijo de puta. Me metiste en una depresión enorme, hiciste que perdiera a mi futuro hijo, hiciste de mi vida un infierno. Me mentiste.

Yo nunca me he reído de ti, preciosa.

Sé que hice cosas mal en el pasado.

He cambiado, Alma.

Y cuando te vi...

Estabas radiante.

¿Radiante?

Estaba borracha y me puse muy mal al verte.

Recordé toda la mierda por la que me hiciste pasar.

¿Has visto las fotos?

Las hice yo. Estabas tan guapa que no pude evitarlo.

No recordaba las fotos. Ahora todo cuadra. Las putas fotos. Eran suyas. Mis nervios y mi enfado aumentan por segundos.

Esas fotos son de enfermo, Héctor.

¿Cómo se te ocurre hacerme fotos a escondidas?

¿Por qué no le digo que ya estoy con alguien? Que ahora empiezo a ser feliz y que se vaya al diablo... ¿Por qué no lo hago? Una parte de mi quiere hacerlo, pero algo me lo impide.

Tu casa es muy bonita.

¿Cómo coño sabes dónde vivo?

ALGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora