ALGO

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- Para, por favor – le suplico a Héctor que intenta meter su mano en mis pantalones.

- No pienso parar, yo sé que tú también tienes ganas, nena.

La bilis sube por mi garganta y las palabras se me atragantan antes de salir. No sé por qué no para. No quiero acostarme con él. Me está tocando y no quiero que lo haga. Me retuerzo bajo sus manos e intento escapar. Salto del sofá en un descuido, pero no llego muy lejos. En la primera pared con la que me topo está Héctor. Vuelve a buscar lo que no le he dado, esta vez con la boca abierta y los ojos enrojecidos. Me quita los pantalones de un tirón y cuando va a penetrarme su cara cambia.

- ¡Asier no! – sollozo – Tú no eres así.

- No tienes ni puta idea, dame lo que quiero.

- No, por favor, no.

- Te voy a follar aquí y ahora.

- ¡DEJAME EN PAZ! – cuando intento empujarlo me da un bofetón que hace que me pite el oído izquierdo.

- Mira lo que consigues que haga, con lo que yo te quiero y no dejas que te lo demuestre.

Abro los ojos de golpe y veo la cara desencajada de Asier justo encima de mí. Grito y salgo de la cama temblando, echándolo a un lado. Totalmente asustada. Era él. Estaba en mi sueño, era una pesadilla. Asier está en mi cama, con un chándal gris y el pelo pegado en un lado de haber estado durmiendo. Miro el reloj de la mesilla de noche, son más de las cinco de la mañana. Intento pensar en qué ha pasado.

- Has tenido una pesadilla – explica él.

- Sí... Creo que sí – tengo la boca muy seca.

- Llevabas un rato gritando, Alma.

- ¿Y qué decía? – me da miedo haber dicho algo que no debo.

- No lo sé, no he conseguido entender. Solo decías que no y algo más que no se entendía.

- Joder... Lo siento.

- Me has asustado mucho.

- Lo sé, perdona.

En vez de ir a la cama de nuevo con él, me meto en el baño y me lavo la cara. Estoy cansada, necesito dormir, pero mañana sin falta hablaré con él.

Vuelvo a la cama y esta vez mantengo distancia con Asier, le pido que volvamos a dormir y no insiste. Me cuesta mucho volver a coger el sueño, pero al fin lo consigo. Esta vez sin pesadillas.