No me puedo reír más con Isaac, es todo un payaso. Hemos estado jugando a adivinar películas entre los dos y hasta se ha caído intentando imitar a los Hobbits del Señor de los Anillos. Entre botellines de cerveza y paquetes de frutos secos van saliendo temas de conversación.
- Alma, no insistas – me dice cuando no paro de preguntarle si hay que le guste ahora. – No hay nadie.
- Es que no me lo creo.
- Cuando bebes te pones muy pesada, eh.
- Eres guapo, tienes buen físico en general, eres simpático.
- ¿Algo más?
- Sí – me quedo pensativa. – Eres un gemelo malvado.
- Y tú una pelirroja inaguantable.
- Pues ya no me puedes descambiar, se te ha pasado la garantía – Isaac se echa a reír y me contagia. – Entonces no me vas a contar nada de tu vida amorosa, ¿no?
- Es que no hay vida amorosa, Alma.
- ¿No follas, o qué? – me mira sorprendido por la pregunta.
- Claro que follo.
- ¿Con quién?
- Pues mira, la última vez fue al poco tiempo de llegar a Sevilla.
- ¡Y no me lo has contado!
- No hay nada que contar, idiota.
- Seguro que sí. ¿Quién es ella?
- Uf, eres muy pesada. Una chica de una discoteca.
- ¿Hay foto? Quiero verla.
- Espera que te la busco – y me enseña su perfil de Instagram.
- Rosana – digo. – Es guapa. ¿Soléis quedar mucho?
- Solo la vi una vez, medio borrachos y acabamos en el coche. Fin de la historia.
- Asier me dijo que ibas muy de flor en flor.
- Qué amable mi amigo – ironiza. – Antes sí, pero hace tiempo que no.
- ¿Desde la chica de Inglaterra?
- No – musita.
- ¿Entonces? – Clava sus ojos del color del hielo en los míos.
- Yo que sé. ¿Y tú? – pregunta. – A parte del capullo ese y Asier, habrás tenido algo más.
- Mi currículum es malísimo.
- A ver, cuéntame.
- Por ejemplo, el tipo de antes de Asier, se llamaba Álvaro, quedé un par de veces con él para tomar algo y cuando la cosa se puso caliente... - me hago la interesante.
- ¿Qué pasó?
- Gatillazo.
- ¿Qué diceeeeees? – y empieza a reírse a carcajadas, casi tira la cerveza.
- Joder, no te rías – me quejo. – Fue un fracaso absoluto.
- Tendría un mal día.
- Eso le dije yo, pero no quiso hablar más conmigo.
- Pobre.
- Tampoco me gustaba mucho, pero es verdad que me dio apuro. Se le veía agobiado ahí en el coche haciendo esfuerzos.
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ALGO
RomanceCORREGIDA, MODIFICADA, MAQUETADA Y PUBLICADA EN AMAZON https://www.amazon.es/dp/B09TMYW8NM/ref=cm_sw_r_apan_glt_i_CTV3ZFGJTXTQKQBAB5T6