65

15 0 0
                                    

Como siempre, lo primero que hacemos es ir a dejar las maletas, estaremos unas 24 horas en Brujas y tenemos que verlo todo. Por suerte, es una cuidad pequeña. El hostal es precioso, una casa antigua con poquitas habitaciones, esta vez no compartimos con nadie. Nuestra habitación es la 4 de 6, pero en cuanto entramos nos damos cuenta del error.

- Se han equivocado – dice Isaac mirando la única cama que hay en el centro. – En la agencia reservaron una habitación doble, lo pone aquí – y me enseña el resguardo en el móvil.

- Sí, vamos a avisar, por si nos tienen que cambiar.

- Yo voy, dame un segundo – y sale por la puerta.

La estancia es preciosa, clásica pero sencilla. Tiene una cama de matrimonio en el centro, con dos mesitas de noche en color madera clara como el cabecero. La colcha decorada con flores en tonos pastel le da un toque acogedor y hogareño. Justo en frente, hay un aparador con cajones y a la izquierda la puerta del cuarto de baño. Éste también es sencillo: bañera blanca con mampara de cristal transparente, paredes de azulejos blancos y una cenefa color canela que atraviesa toda la pared. Encima del lavabo un espejo grande y un secador de pelo colgado en la pared. En frente de la puerta del baño hay un pequeño armario empotrado de dos puertas a conjunto con el mobiliario de la habitación. Por último, al fondo, encuentro una ventana bastante grande con unas pesadas cortinas que tapan las vistas. Al correrlas hacia los lados me quedo boquiabierta, las vistas son preciosas. Estamos en una tercera planta, por lo que no es demasiado alto, no es que se vea la ciudad entera, pero se aprecia perfectamente el río abajo y una hilera de casas preciosas en frente. No me había dado cuenta de que el hostal estaba al borde del canal que atraviesa la cuidad. Abro el cristal que se queda un poco atorado antes de abrirse del todo y saco medio cuerpo por la ventana. Esto es una auténtica maravilla. Verdes y frondosos árboles separan las casas que tengo delante de mí. Lo que veo son las partes traseras de las mismas. Pequeñas ventanas en edificaciones de piedra con tejados puntiagudos. Al mirar abajo, veo el canal en su característico color verdoso oscuro y a mis lados, hay casas muy parecidas al hostal, todas peligrosamente al filo del agua. Como si hubieran dibujado una línea perfecta de la que no pueden pasar. No sé cuanto tiempo paso admirando el exterior, pero Isaac entra resoplando.

- Nada, no hay más habitaciones – anuncia.

- No pasa nada, Isaac – le digo. – Podemos dormir bien los dos.

- No sé, Alma, me molesta que se hayan equivocado.

- Un error lo tiene cualquiera, tío. No es grave – le quito hierro al asunto, pero yo también estoy un poco preocupada.

Tengo muy claro que Isaac es mi amigo, pero ayer tuvimos un momento tenso, a causa de mis bragas de Dumbo y más cerveza de la permitida. No quiero que se vuelva a repetir, tengo claros mis sentimientos hacia Asier y, sobre todo, tengo claro que Isaac es sólo mi amigo.

- ¿Has visto esto? – le señalo la ventana para que se acerque.

- Joder, no me lo esperaba – musita.

- Ni yo, he flipado al abrir la ventana.

- Pues ciérrala mejor, hace mucho frío.

- ¿Nos vamos ya? – asiente.

La chica de la recepción nos recomienda empezar por el canal, y nos fiamos de su criterio. Lo primero que vemos es la zona de Groenerei, que está justo por detrás de nuestro hostal. Cruzamos un puente de piedra que está sobre el canal y nos adentramos en las calles de edificaciones flamencas. Es todo muy bonito, parece que nos hemos metido en un cuento de hadas. Después vamos a un parque que se llama Minewater, también cerca del río y por último vemos el Muelle del Rosario, que según Google debemos verlo dos veces: de día y de noche. Como no tenemos tanto tiempo, lo vemos en plena puesta de sol. Casi no hablamos en todo el día. Yo me dedico a hacer fotos e Isaac a buscar información en el móvil de las cosas que vamos viendo. Me lo va explicando todo con pelos y señales mientras yo lleno mi galería.

ALGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora