ALGO

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ASIER.

Me despierto sobresaltado por el sonido del teléfono, miro la pantalla y es papá.

- ¿Papá? - pregunto extrañado. Me despego el teléfono de la oreja al no oír su voz y veo que son las dos de la madrugada -. ¿Papá, estás ahí?

- Asier, Asier - su voz suena con urgencia -. ¿Me oyes?

- Sí, sí, dime.

- Es tu hermana - y rompe a llorar.

- ¿Qué ha pasado? -. Me incorporo rápidamente de la cama.

- Asier por favor, ven - solloza.

- Papá, ¿qué le pasa a Ruth?

- Un incendio, hijo. Tu coche... - no puede seguir hablando.

- Pero, ¿está bien? ¿Qué coño pasa? - pregunto alarmado. Callum entra en mi habitación al escucharme.

- Está en el hospital, por favor, ven. Lo siento - el llanto hace que no lo escuche bien.

- Voy. Cojo el primer vuelo.

- Vale hijo.

Me levanto de la cama a toda prisa, cojo lo necesario para un viaje de urgencia y salgo por la puerta.

- ¿Qué ocurre? - pregunta Callum asustado.

- No lo sé, es mi hermana, ha habido un incendio...

- Vale, vale. Mañana te excuso. Vete.

- Gracias.

Las siguientes horas son un suplicio, cuando llego en taxi al aeropuerto, veo que no hay ningún vuelo disponible hasta las 6 de la mañana, tengo que esperar tres horas para poder montarme en un avión e ir a ver a mi hermana. La preocupación me tiene los nervios de punta. No entiendo qué ha podido ocurrir. Llamo a mi padre en varias ocasiones durante la noche. Cuando consigue hablar sin llorar, me explica que Ruth ha ido un momento al restaurante a por unos documentos que le ha pedido mi padre, sobre la una de la madrugada, justo después del cierre. Y cuando se montó en el coche se originó un incendio que aún no tiene explicación. Los bomberos consiguieron sacar a mi hermana del coche antes de que fuese demasiado tarde, pero había perdido el conocimiento. El estado de ella era bastante grave, de momento estaba siendo atendida por los médicos en el hospital, dónde la habían trasladado en ambulancia. Por ahora, sólo sabíamos que tenía graves quemaduras e insuficiencia respiratoria. Mi padre estaba desesperado por tener más información, pero aún no tenían nada más que decirle. Estaban luchando por salvar a mi hermana.

En cuanto pongo un pie en Sevilla me dirijo al hospital donde se encuentra mi hermana. En la sala de espera está papá, que parece un espectro.

- ¡Ay, Asier! - dice abrazándome -. ¡Por fin estás aquí!

- Sí, papá. ¿Sabes algo de Ruth?

- Los médicos siguen con ella, ha salido un enfermero y me ha dicho que está con respiración asistida y le están curando las quemaduras. Por lo visto, - solloza - tiene zonas muy malheridas.

- Joder. ¿La policía ha dicho algo?

- De momento nada, hijo. No sabemos cómo ha podido ocurrir eso.

- No me lo explico.

- Yo tampoco.

Varias horas después, sale un médico de la sala donde supuestamente está mi hermana. Victor ha llegado poco después que yo, estaba en una conferencia en Madrid y también ha cogido el primer AVE disponible.

- ¿Familiares de Ruth? - pregunta y nos acercamos a él.

- ¿Cómo está mi hija, doctor?

- Le comento, - comienza - la situación es grave, pero esperanzadora. Hemos conseguido que ninguna herida se infecte por el momento, pero es algo delicado y tendrá que seguir aquí para el tratamiento. En cuanto a su respiración, es la peor parte - agacha la cabeza, ahí va la peor noticia -. Le hemos hecho diversas pruebas, y todo indica que Ruth tenía una afección respiratoria sin diagnosticar. Hemos revisado todos los informes, pero no hay nada. Por lo que, hasta que sus pulmones no se han visto afectados por el humo, no ha salido a la luz.

- ¿A qué se refiere, doctor?

- Si no mejora, va a necesitar respiración asistida en su vida diaria. Por el momento, la tenemos sedada y en un sueño inducido, no es bueno que ahora mismo se despierte. La falta de oxígeno y la gravedad de las heridas, solo la harían sufrir innecesariamente.

- Muchas gracias, ¿podemos verla? - pregunta mi padre angustiado.

- Claro que sí, pasen.

Mi padre y yo pasamos a la habitación mientras que Victor que queda hablando con el médico. Seguramente estén tratando el tema de una forma más técnica, como Victor es médico, le proporcionará todos los cuidados necesarios. Confío en él.

La imagen de mi hermana es desgarradora. Está entubada por la nariz y la garganta, además tiene vendajes por todo el cuerpo la han tenido que rapar, puesto que tiene graves quemaduras en la parte derecha de la cabeza, el brazo y la pierna. La peor parte se la ha llevado el lado derecho de su cuerpo, aunque el izquierdo está igual de malherido. Me acerco a la cama y rompo a llorar desconsoladamente. Mi Ruth, la mejor persona que conozco, mi hermana. El teléfono de papá suena y habla en voz baja.

- ¿Dígame? Sí, soy yo.

- ¿Quién es? - pregunto.

- Policía - dice gesticulando.

- ¿Cómo? - dice casi en un grito.

- Pon el altavoz, papá.

- ¿Qué pasa? - pregunta Víctor al entrar.

- La policía - mi padre consigue ponerlo para que lo oigamos todos.

- La situación es peor de lo que parecía - dice el agente -. Tenemos claros indicios de que ha sido intencionado, el autor de los hechos se ha dejado pertenencias en las inmediaciones del lugar de los hechos, y estamos intentando hallar a la persona responsable. Esperamos tener noticias pronto.

- Vale.

- ¿Tienen idea de quién puede haber sido?

- No, lo siento - mi padre y yo nos miramos. Victor niega con la cabeza.

- Gracias, con cualquier avance de la investigación, nos pondremos en contacto. Espero que su hija se recupere.

- Gracias, agente.

¿Intencionado? ¿Por quién? Mi padre y yo salimos de la habitación y dejamos a Víctor a solas con ella. Sé que la quiere con locura, y entendemos que necesite unos minutos.

- No entiendo nada, papá.

- ¿Quién querría hacer daño a Ruth? Si es la persona más buena que conozco.

- No lo sé. Papá, deberías irte a casa a descansar, yo me quedo. Si hay novedades, te llamo.

- No hijo, eso es imposible. No puedo dejaros aquí.

- Ricardo, deberías irte, Asier tienes razón.

- No puedo. Y antes de que digáis nada, esta noche me quedo yo.

- No, no. Estamos nosotros dos, tú no tienes que quedarte - insiste Víctor.

- Esto no tiene discusión. Asier, ¿me traes un café de la máquina?

- Claro. ¿Víctor?

- Nada, no podría tomar nada hora mismo.