Y tu eres el único que sigue aquí Sam Gamgee (Samfro) (Canonxoc)

Devil town

TW: Violencia intra familiar y lenguaje vulgar.

Goliat se encontraba en su habitación, sentado sobre su cama, se sentía molesto no entendía por qué debía encerrarse en su cuarto cuando perfectamente pudo haberse quedado junto a su madre, ya era grande y podía perfectamente defenderse de su padre, los pensamientos del joven eran interrumpidos por los gritos provenientes del exterior.

"-...Acaso no lo entiendes, Bea- dijo su padre en un tono claramente irritado- él está destruyendo nuestro matri-

-No, Galdor- interrumpió Beadine con una voz firme-Tú eres el que está destruyendo nuestro hogar".

El azabache escuchó un gruñido procedente de su padre y los pasos temblorosos de su madre, estaba listo para salir de su habitación cuando escuchó como la puerta principal se abría y la voz de su tía, horrorizada, aparecía en escena, ella comenzó a gritarle al pelirrojo mientras Bea le pedía que no se metiera en su discusión.

-¿Cómo quieres que me controle?- escuchó Goliat decir a su tía- si este... ser intenta hacerte daño- agregó con desprecio.

-Tengo todo controlado querida- le aseguró la azabache- mejor ¿puedes ir por Goliat?- le rogó.

El oji-ambar escuchó como unos pasos se acercaban a su habitación y al abrirse su puerta se encontró con el familiar rostro de Dís.

-Hola- saludó con un tono suave, nada parecido al usado anteriormente en la entrada.

-Hola...- respondió el menor sin muchos ánimos.

La azabache tomó asiento junto a su sobrino en la cama y éste apoyó su cabeza en su hombro, aunque el joven enano actuará como si todo esto no le afectará la verdad se sentía muy solo.
Y así se quedaron los dos, escuchando la pelea, intentado tener una conversación que no surgía.

"-...Lo único que haces es dañarnos.

-¿Dañarlos? ¿Sabes el daño que me-nos hace ese muchacho?- respondió enojado- ¿Acaso sabes que rumores corren sobre él?- se escucharon los pasos de Galdor- dime... acaso sabes que tu hijo es un marica".

El azabache pareció perder color, esa palabra... no le gustaba para nada, lo había aislado más del mundo... aunque era verdad.

-¿Por qué mamá sigue con él?- preguntó el oji-ambar a Dís.

-Creo que porque estaba enamorada.

-¿Eso es amor?- dijo Goliat extrañado, nunca se había enamorado pero no quería creer que se siente así.

-No, pero alguna vez lo fue- la oji-café abrazó a su sobrino.

Goliat le devolvió el abrazo y cerró sus ojos, se sentía bien al estar con ella, porque ella siempre estaba ahí.

Era un día gris, un clima que quedaba con la ocasión ya que Chor había muerto, Goliat se sentía devastado pero por suerte no estaba solo, estaba con Dís.

-No llores mi niño- le dijo la azabache poniéndose a la altura de su sobrino, limpiándole las lágrimas.

-¿Por qué tuvo que vivir tan poco?- preguntó el menor mirando la pequeña tumba de su amigo.

-Mira Goliat,- comenzó su tía, esa charla nunca era fácil- los enanos somos un pueblo longevo, nosotros en una vida vivimos lo mismo que diez hombres y hay que aprender que muchas personas que amamos morirán antes de que nosotros siquiera mostremos signos de envejecer.