Celos

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Sam estaba regando las plantas del patio delantero de la vieja casa cuando vio como aquella niña de rizos dorados se acercaba a él.

-¡Sam!- dijo la rubia mientras corría sujetando las faldas de su vestido.

-Hola rosita- dijo Sam dejando de regar las plantas- ¿que pas-?

Antes de que pudiera terminar la frase la niña lo abrazó, él moreno correspondió el abrazo- Ten cuidado Rose te puedo manchar- dijo cuando se separaron ya que el rubio estaba lleno de tierra.

-Eso no me preocupa- dijo la de tez pálida con una sonrisa- de todos modos siempre me ensucio cuando salgo a jugar- dijo alzándose de hombros.

El niño de cabellos rizados sonrió- ¿Vienes a jugar?

-De hecho- dijo la rubia- mi mamá está invitando a Mari a comer y quiero saber si tu también vienes.

Sam sonrió e iba a responder que sí, pero cayó en cuenta del día que era.

Jueves

-No puedo- dijo algo desanimado- hoy estoy ocupado.

-Cierto...- dijo la rubia recordando las clases de su amigo, también desanimada.

-Pero mañana iré.

-Okey- dijo para después entrar en la casa de los Gamgee en busca de la menor.

Sam vio como se alejaba con una sonrisa.

~○~

Sam se estaba dirigiendo al gran agujero-hobbit perteneciente a los Baggins, por primera vez en todo el año que llevaba recibiendo clases con ellos iba solo.

Hamson siempre insistía en llevarlo y recogerlo de aquella casa y cuando no podía obligaba a Half a que lo haga, ninguno de los dos entendía porque era tan sobreprotector. El día anterior Hamson se había ido de viaje con su padre en busca de una curandera para que revisara a su madre y la verdad Half no le veía mucho sentido a acompañarlo ahora que había crecido y había preferido quedarse con Bell.

Sam pensaba en esto mientras subía aquella colina que llevaba al cálido hogar, estaba un poco nervioso y esperaba que esta vez su maestro fuera Bilbo ya que últimamente el viejo hobbit dormía más de lo normal y lo remplazaba su sobrino, el joven Frodo.

El rubio al pensar en él retorció un poco su expresión, no es que no le agradará es solo que... últimamente se sentía extraño cuando estaba con él, por alguna razón le daba pena mirarlo a la cara y sus mejillas se coloreaban cada que lo elogiada por sus avances.

No sabía lo que le pasaba, pero tampoco quería preguntar.

Estaba tan metido en sus pensamientos que se terminó chocando contra la puerta del gran hogar, Sam sobó su cabeza algo adolorida.

-Rábanos-dijo para sí en voz baja.

En ese momento escuchó como se abría la puerta.

Al alzar la cabeza se topó con el castaño que lo miraba extrañado- Hola Sam ¿Estás bien?

-Sí- dijo ahora parándose recto y dejando de sobar su cabeza- solo estaba despistado.

El rubio pasó sin más y se dirigió a la mesa de la cocina donde siempre se daban sus clases cuando no estaba Bilbo.

Sam se sentó y cuando volteó a ver a Frodo miraba melancólico el pasillo que dirigía al estudio del anciano.

-En que se quedaron la última clase- dijo Frodo saliendo de su ensimismamiento algo que hizo que Sam se sobresaltara.

La clase transcurrió como todas las demás, con Sam sobresaliendo en su compresión lectora pero no tanto en gramática, el rubio estaba algo frustrado.

-Que difícil es escribir- dijo algo enojado.

-No te preocupes Sam- le dijo el mayor dándole unas palmaditas en su cabeza- es solo cuestión de práctica. Además has avanzado mucho en tu lectura, Bilbo está orgulloso.

El moreno volteó hacía Frodo y sus mejillas se colorearon- ¿Enserio?

-¡Claro!

Ambos se sonrieron y en ese momento se escuchó como la puerta se abría y unos pasos toscos se acercaban a la sala.
-Volví- dijo la voz grave del azabache.

La cara de Frodo pareció iluminarse cuando escuchó la voz del enano y al verlo entrar en la cocina saltó a abrazarlo.

-Esta vez volviste pronto- le dijo el castaño revolviendole el cabello.

-Esta vez no tuve que ir lejos- dijo mirando de manera dulce a su novio, en ese momento notó a Sam sentado en la mesa- hola pequeño- saludó tratando de ser amigable.

Sam seguía un poco rojo pero esta vez de enojo- Hola- dijo tratando de no sonar molesto- y mi nombre es Samwise Gamgee.

Goliat solo rió ante la reacción del menor.

-¿Por qué no tomas asiento?- le invitó Frodo- justo acabamos la clase de Sam.

Goliat asintió.

-Ya debo de irme- dijo parándose algo brusco haciendo que los otros dos se sobresaltaran- hoy debo ayudar a preparar la cena, gracias por todo. Adiós.

Y sin más el pequeño salió del agujero, se dirigió a su casa, mientras recorría el camino se fue calmando y la verdad no entendía porque se había portado así, Goliat, por lo poco que lo conocía, no le desagradaba pero que estuviera tan cerca del joven Frodo le hizo hervir la sangre.

"-Tal vez debería hablar con May"-, se dijo para sí mientras ingresaba en el hogar.

Pero primero iba a visitar a su madre.

N/A:

Holaa
Este capítulo sucede un años después del anterior.

Y tu eres el único que sigue aquí Sam Gamgee (Samfro) (Canonxoc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora