Sam sentía sus nariz helada, a pesar de llevar puesta una gruesa bufanda que May había tejido para él cubriendo la mitad de su rostro, mientras guardaba leña en el cobertizo y así evitar que se humedezca durante la temporada fría que se acercaba. Diciembre parecía que iba a ser un mes duro para la Comarca y Sam quería asegurarse de que los Baggins no flaquearan durante la estación. Acomodó la bufanda sobre su nariz y se llevó el saquillo de pana al hombro para encargarse de otra tanda de leña.
Mientras recogía los últimos leños sintió su estómago rugir exigente y maldijo internamente, últimamente un hambre voraz lo habían invadido a él y Marigold causando que Daisy y Hal comenzaran a perder el cabello intentando pensar en maneras de contener sus feroces apetitos-hobbit a raya. Sam maldijo una vez más a su inoportuna hambre antes de pensar con arrepentimiento en la tortilla de camote que había rechazado esa mañana antes de salir, ahora solo le quedaba esperar a su hora de las onces.
Todavía era temprano y un pálido sol brillaba alto en el cielo. Frodo probablemente recién estaba despertándose, pensó Sam con un tierno anhelo pero enseguida descartó el pensamiento y comenzó a limpiar la entrada de Bag-end. Después de meditar profundamente, algo que no hacía seguido, sobre los últimos meses que había pasado con Frodo llegó a la contundente conclusión de que, en efecto, su primer enamoramiento infantil hacia su joven maestro iba evolucionando de manera peligrosa hacia algo mucho más conciso y que necesitaba hacer algo al respecto.
Era plenamente consciente de que esta situación no era la más favorecedora y que varias cosas iban a empezar a tambalearse como una silla renga debido a su enamoramiento por nadie menos que ¡Frodo Baggins! Soltó su densa respiración contra la bufanda que cubría su boca lo que le dio una repentina sensación de calidez abrasadora en el rostro. Sam, cuando la situación lo ameritaba, podía ser un hobbit profundamente reflexivo (algo que hasta a él mismo lo sorprendía la mayoría de las veces) y, después de tantos años, había llegado a reunir el suficiente valor para lo que ahora seguía. Estaba listo para dejar de lado sus sentimientos hacia Frodo.
Bueno, siendo completamente sinceros, Sam no pensaba que algo así fuera posible. Pedirle que dejara de cuidar y añorar a su joven maestro era como pedirle que dejara de respirar o que sus manos dejaran de buscar la tierra rica y húmeda. Él solo necesitaba priorizar la relación que lentamente había formado con Frodo y no romperse la cabeza deseando algo que nunca sucedería. Necesitaba hacer lo mejor para los dos. Para todos.
Sam suspiró pesadamente, como solía hacerlo Marigold durante sus peleas con Tom, y dejó de lado el pesado rastrillo para calentar sus manos con su aliento.
-Buenos días, Sam- escuchó decir a la ligera voz de Frodo detrás suyo.
Tuvo un pequeño sobresalto que orgullosamente pudo controlar -Buenas- saludó inclinando ligeramente su boina en dirección al alegre Frodo de mejillas sonrosadas y nariz roja que lo saludaba desde una de las ventanas.
-¿Pasas a tomar un descanso? Está realmente helado esta mañana- comentó mientras sobaba sus delgadas manos contra las mangas de su abrigo.
Sam negó educadamente y volvió a tomar el rastrillo -No se preocupe por mi, señor Frodo. Además todavía tengo que terminar esto- dijo asentando el instrumento contra el suelo solo para descubrir que entre sus ensoñaciones y suspiros había despejado todo el camino. Cuando levantó su rostro pudo notar la sonrisa divertida de Frodo escondida detrás de una de sus manos.
-¿Aceptarías un bollo con té?- preguntó mientras intentaba esconder, sin éxito, su sonrisa de suficiencia.
La respuesta no tardó en llegar en forma de un fuerte rugido en la reducida barriga de Sam. El jardinero enrojeció hasta las orejas algo que intentó ocultar con ayuda de su boina -Si no es molestia- respondió apretando los dientes y siguiendo a Frodo hasta el interior del cálido smial.
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Y tu eres el único que sigue aquí Sam Gamgee (Samfro) (Canonxoc)
FanfictionLa vida para el pequeño Frodo Baggins es un tanto monótona, lee un libro, ayudar a Bilbo con la cena, pasar un rato en el bosque. Pero todo esto cambia al conocerlo, ahora tendrá que aprender a lidiar con enanos. (Mucho años después) Vivir en la co...