Vendida
Bella CarussoVoy hacia la puerta principal pero la duda me embarga. No sabía quién era pues sabía que el casero no podría ser, después de todo ya le había pagado este mes y el mes siguiente el alquiler de la casa.
No creo que se hubiera atrevido a pedir más.
No me sorprendería.
A mí tampoco conciencia, a mi tampoco.
Vuelven los toques y yo camino rápido hacia esa dirección, mi madre se encuentra tirada en el sofá y solo me limito a ignorarla.
Abro la puerta con cautela.
—¿Señorita Bella Carusso Jordan? —es un hombre trajeado.
—Sí, soy yo.
El hombre se abre paso a la fuerza y en el momento que yo voy a replicar, cuatro hombres más entran por ella como si de cualquier cosa se tratara.
—Desde este momento no perteneces aquí, tu padre a saldado una deuda contigo —habla firme.
Mi corazón se encoge y yo doy pasos atrás. Dos años sin saber de mi padre para que, cuando apareciera en mi vida sería para que me informaran que me había vendido o había sido saldada como si de una cosa cualquiera se tratara.
—Esto es un error —aparento calma —, díganme el precio, tal vez pueda pagarles.
La persona que minutos antes había hablado y había preguntado por mí, ríe. Pero lo deja hasta allí cuando nota que los cuatro sujetos le dan una mirada severa.
—Puedes irte con nosotros por las buenas o por las malas —habla por fin uno de ellos.
Mi corazón se acelera y reprimo el impulso de decirle que vuelva a hablar hasta que se canse.
Su voz era lo más varonil que había escuchado nunca.
—Será mejor que se adelanten —sugiere nuevamente al que al parecer es un abogado —, aclararé los puntos que me han dado con la señora.
—Está ebria ¡no me pueden pedir que la deje! —chillo.
—Seré bueno con ella —asegura.
—Que sea rápido, Kenan.
Me sacan de allí y yo sólo comienzo a dar patadas a todo el que intenta acercarse.
A uno de ellos le entra una llamada y comienza a insultar a todo el mundo, ellos voltean la mirada y yo sin esperarmelo aprovecho y salgo a correr.
No me puede estar pasando esto a mí.
Pero claro que solo a mí me pasan estas mierdas, a nadie más, sólo yo.
Escucho pasos detrás de mí siguiéndome y me doy de cuenta de lo estúpida que puedo ser al pensar que no traerían seguridad con ellos.
Sólo un salto de fe, por favor, por favor.
En eso aparece un taxi como si de un ángel se tratara y una vez estoy frente a este el conductor por obvias razones detiene el auto y yo me subo como alma que lleva al diablo.
—Arranque señor, por favor.
—¿Hacia dónde? —pregunta sorprendido.
Estaba segura que estaba a nada de que me atraparan.
—¡Arranque y yo luego le indico! —chillo presa de mi pánico.
El señor asiente con duda pero en el momento que saldremos de la cuadra, cinco camionetas nos rodean sin darle paso. Los hombres que estaban en mi casa comienzan a bajarse uno por uno de los automóviles con seguridad detrás de ellos.
—Señor no me vaya a dejar aquí —suplico —, por favor... me quieren secuestrar.
—No puedo... yo...
—Señor por favor —ruego no sé a qué —, por favor...
Ya no había salida.
Uno de ellos viene enojado hacia mí y los recuerdos de cuando estaba mi padre con mi madre en casa me atacan.
Dos años y medio atrás.
—¡Dónde está! —la voz de mi padre se escucha en la sala principal.
El miedo cala mis huesos y el querer esconderme debajo de la cama me ataca como una plaga.
No soy una maldita cucaracha.
Tengo veintidós años, por favor.
Escucho golpes fuertes, mi madre gritando que no sabe, hay insultos chillidos cada vez más fuertes y luego nada.
—¡Sal maldita puta! —grita mi padre.
No salgas por nada del mundo, Bella, nunca salgas. Escuches lo que escuches nunca lo hagas.
Traigo a colocación la voz de mi madre diciéndome una y otra vez que no lo haga pero no soy capaz de dejarla sola.
—¡Déjala en paz! —grito cuando salgo de la habitación y lo que veo me impacta.
Mi padre golpeando a mi madre y ella inconsciente en el suelo de la casa.
—¡Pero claro que estabas aquí! —grita enojado —¡ESTO LO HICISTE TÚ! ES TU CULPA QUE TU MADRE ESTÉ ASÍ.
Niego una y otra vez pero no evito que me tome por el cabello y comience a golpearme a mí.
Aún cuando abren la puerta con fuerza y en mi estado logro divisar a cuatro hombres quitando a la fuerza a mi padre.
Luego de ahí no recuerdo más.
Actualidad.
Comienzo a llorar con más fuerza y el ataque de pánico es inminente.
—¡No me golpees! —grito —¡Yo voy! ¡Yo voy pero no me golpees!
La cara se incredulidad del sujeto me desconcierta por un momento pero no hace que olvide el miedo que en estos instantes estoy sintiendo.
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Engel #1 |C.A|
RomanceUn secuestro, cuatro hermanos y mucho poder en juego. Bella se ve envuelta en sensaciones que en su inocencia nunca creyó sentir, el amor, la pasión y el sexo desenfrenado comienza en su nueva vida cuando sus verdugos la secuestran. ¿O la salvan del...