Capítulo 58

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Verdades
Bella Jordan

  Miro fijamente a mí chico. Mi mirada va desde sus ojos que evitan mirarme a la cara, hasta su cuerpo. Busco señales de que esté mal pero físicamente está muy bien.

Estaba un poco más repuesto que antes de que lo dejara pero sus ojeras eran más notorias.

—¿Dress? —insisto a que me hable.

—¿Por qué te tatuaste eso? —su voz ronca logra encender en mí muchas cosas.

Miro fijamente mi tatuaje y le sonrío.

La cola de la serpiente comenzaba desde un poco más abajo de mí nalga derecha, subía por mi cadera y me rodeaba todo el abdomen hasta que su cabeza terminara al inicio de la mitad de mis senos, cuatro rosas estaban posicionadas impidiéndole seguir su camino. Cada rosa de un color diferente. Cada color favorito de ellos.

—No lo sé —confieso —, ustedes se volvieron parte de mí.

—Te queda bien el blanco —su sonrisa no aparece en ningún momento.

Las ganas provocarlo son tantas que quiero acercarme.

No sabía que decirle.

Disculparme por irme no era un opción porque después de todo yo estaba mejor que antes y no podía disculparme por eso.

—¿Cómo estás? —doy un paso hacia él y cuando no reacciona sigo dando pasos cuidadosos —¿Cómo te sientes realmente, Dress?

El suspiro que suelta me rompe el corazón y ahí entiendo que no está tan bien. Camino un poco más rápido y me lanzo para darle un abrazo. Cuando me apreta contra su pecho sé que se ha roto nuevamente y yo solo quiero recoger cada uno de sus pedazos.

Con él no podría ser mala por más que me había prometido ser una roca con cada uno de ellos.

Camino con el aún abrazados hacia la cama que hay en el cuarto y lo tumbo a él para colocarme encima suyo. El calor sube a mi cuerpo pero solo lo abrazo ignorando todo lo demás.

—Althaus no estará contento —comenta.

—Déjalo de lado un momento —susurro en su oído —, solo quiero estar contigo.

—¿Volverás?

—Aún no, Dress —lo apreto con fuerza —. Aún no estoy del todo preparada. Y cuando vuelva Althaus y yo vamos a arrasar con todo.

—No te rindas con él —susurra —, está pasandola mal.

—Claro, Kristine es una prueba de ello.

Una risa seca sale de mí chico.

—Sólo está dolido porque no has querido hablar con ninguno de nosotros —pasa una mano por mi espalda —. Kristine no es nada, Bella.

—Ya no soy la Bella de antes, Dress —confieso —. Una vez llegue la voy a quitar de mi camino a como dé lugar. Así tenga que matarla.

Dressler, sin darme una respuesta besa mi cuello. Y sé que la conversación ha acabado.

Una parte de mí era feliz porque Dress estaba un poco mejor que antes pero otra aún estaba mal porque Dressler no estaba siendo el mismo de antes. Antes de toda la mierda que nos tocó vivir juntos.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora