Capítulo 23

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Estudios
Bella Carusso

  Necesitaba salir de esta casa, no aguantaba un minuto más encerrada sin hacer absolutamente nada.

Mi piel tostada por estar casi todo el tiempo en la piscina se me veía increíble con cualquier ropa que decidiera probarme, me gustaba mi nuevo estilo. Aunque solo fuera por algún tiempo y regresara mi piel a la normalidad o intentara.

Evito pensar en cualquier cosa que no sea estudiar.

Me había alejado de cada uno de los hermanos luego de lo que pasó con Egger. Me había sentido una persona terrible al día siguiente pues también me gustaban sus hermanos así que el hecho de haberlo hecho con él me hizo pensar que le era de algún modo infiel por los sentimientos que albergaba por cada uno de ellos. Y el que Egger me dejara al día siguiente la pastilla del día después me hizo sentir peor.

Mi primera vez y sin condón.

Evitaba pensar que había sucedido esa noche con las gemelas, no quería lastimarme más de lo que me sentía.

El mismo día había besado en mi baño a Althaus y en la noche, Egger había entrado también y había terminado perdiendo mi virginidad con él en la cama de mi habitación.

Me sentí hipócrita por enojarme con Althaus, Adler y Dressler pues yo había tenido sexo con Egger.

—¿Pasa algo? —pegué un pequeño grito.

Dressler se había acercado a mí a pasos sigilosos sin darme cuenta ya lo tenía a un lado también tomando el sol en la piscina.

Mi nuevo refugio.

—No.

Lo miré de nuevo.

—De hecho sí —me preparé mentalmente para lo que diría.

—Adelante, ilumíname —el sarcasmo me hizo entender que estaba enojado.

—Quiero entrar a la universidad y seguir con mis estudios —hablé ignorando su tono.

—No.

—¿No? —abrí mis ojos sorprendida.

—No.

—¡¿Cómo que no?! —grité.

Él me miró impasible, esperando tranquilo mi reacción.

—¡He estado aquí una semana y quiero hacer algo con mi vida! —protesté —¿Qué mierda es ese no? ¡Creo que tengo derecho!

—No puedes, Bella —siguió en su postura relajada —. Es peligroso.

—¡Yo no pedí eso!

Me miró frío.

—Pero lo has aceptado.

Abrí mi boca indignada.

—¡Pero qué cara tienes! —chille —¡Lo acepté porque pensé que todo estaríamos...

Me corté a mí misma, me abatí. No quería dejarme en ridículo soltando cosas que, tal vez, no fueran verdad y no tuvieran fundamento.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora