Capítulo 22

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Egger
Bella Carusso

   Volteo a mirarlo fijamente, esperaba una respuesta mía con su intento de pijama.

Consistía en unos pantalones holgados de algodón oscuros y una camisa de algodón clara.

—Sí —susurro nerviosa.

El que yo estuviera totalmente desnuda y Egger con ropa no ayudaba en nada a calmar mis nervios.

La mirada de Egger no se apartaba de mi cuerpo, aún no era capaz de voltear, así que solo tenía la imagen de mi espalda y nalgas llenas de agua. El agua seguía corriendo, no quería apartar mi mirada de la suya pero me obligué a hacerlo.

—¿Te... te bañarás así? —intento ser clara.

Acomodo mi cabello sobre mis pechos y agradezco en este momento que mi cabello sea lo suficientemente largo para tapar mis pezones erectos.

—¿Por qué te escondes? —pregunta en cambio él.

—No me escondo.

—Parece que sí —replica.

Tomo aire miro la llave de la ducha como si tuviera las respuestas del universo y decido voltearme.

Jadeo.

Egger estaba totalmente desnudo.

Egger desnudo en mi baño.

Egger desnudo en mi maldito baño conmigo desnuda.

Egger desnudo.

—Eres preciosa —se acerca.

Mis labios se entreabren para poder decir algo pero nada sale de mí.

—¿Puedo? —mira mis labios.

La mirada que me da hace que me sienta excitada, quería devorarme, lo decía su rostro.

Asentí.

Sus labios se posan en los míos sin prisas pero firmes, el deseo subía de a poco, con cada lamida y chupada de labios. Mis manos en su pecho comenzaron a recorrerlo, lento.

Eso le dió invitación para que se pegara un poco más a mí y bajara una de sus manos a mi trasero mientras la otra la mantenía en mi cuello. El beso lento se fue intensificando de a poco, más duro, más deseoso, más ardiente. Egger sabía cómo quería las cosas y las tomaba como le apetecían.

—Sabes tan bien —besó y lamió mi cuello —. Si fueras un sabor, te pediría de por vida, Bella.

Gemí.

Olfateó mi cuello y detrás de mi oreja, beso en ese punto y estuve a punto de derretirme allí mismo. El agua aún caía por nuestros rostros pero eso no impedía a Egger besarme y lamerme a su modo.

—Más —rogué.

Se pegó a mí, tomó una de mis piernas y me impulso para que lo rodeara con las dos, el estar piel con piel solo hacia que el deseo fuera en aumento.

Egger cierra la llave y me mira a los ojos.

Asiento dándole la respuesta que esperan sus ojos.

Me saca del cuarto de baño, el frío que se cuela por las ventanas de mi habitación me erizan la piel así que pegó más mi cuerpo al de Egger.

—Más tarde no tendrás frío —sonrío.

—Seguro que no —le sigo el juego.

Me besa más rudo de lo que lo hizo al principio y me coloco de acuerdo en que me gusta el ritmo que hemos tomado.

Egger me acuesta en la cama y sube encima de mí sin aplastarme, comienza a besarme el cuello hasta crear un camino de besos hasta uno de mis senos. Su lengua se posa en mi pezón izquierdo, suspiro de placer y solo deseo más. Egger toma el otro con una mano mientras la otra desciende buscado mi monte de venus, su lengua se movía perfecta en mi pezón, sus mordiscos hacían que mis gemidos salieran bajitos y avergonzados.

—¿Estás segura? —se detuvo cuando estuvo a punto de tocarme.

—Sí...

Me mira esperando que haya una negativa en mi mirada pero sinceramente lo que quería, de verdad quería acostarme con Egger por primera vez en toda mi vida.

Lamió dos de sus dedos y luego los introdujo en mi boca esperando que hiciera lo mismo.

—Así, Bella —habló ronco —. Un poco más.

Cuando creyó el momento los sacó, posó nuevamente su boca en uno de mis senos y abrió los pliegues para pobrar algo que nadie había explorado en mí, salvo yo.

—Indícame como te gusta, Bella.

Asentí.

Tomó un poco de mis jugos y los esparció por donde debía, me avergoncé de estar tan mojada pero a él no le suponía ningún problema. Gemí una vez tocó mi clítoris, con su pulgar lo acarició. La sensación me llevó a intentar cerrar mis piernas pero el cuerpo de él me lo impidió.

—Disfruta, Bella.

—Egger —gemí.

El que me tocara y no descuidara su tarea en mis senos solo aumentaba mi sensación de placer.

El aire comenzaba a sentirse pesado, el placer se intensificaba y yo intentaba respirar con el más ahínco posible. El que Egger tuviera su boca en mis senos y una mano tocándome en mi parte íntima solo aumentaba mi deseo porque me follara.

Toqué su pecho, subí mis manos hacia su pelo y lo jalé con fuerza cuando mordió mi pezón. Reprimí otro gemido y comencé a frotarme contra su palma, mi desesperación fue en aumento. Quería obtener mi orgasmo a como diera lugar.

La maltratante erección de Egger se posaba en mi abdomen, bajé mi mano y la toqué un poco, Egger gimió y movió sus caderas para invitarme a seguir haciéndolo. El hecho de estar tocándonos al mismo tiempo me prendió tanto que la tomé con mi mano y comencé a tocarle la punta de este.

Egger gruñó.

—No tengo... —intentó hablar —, no tengo condón, Bella.

—Hagamoslo así —gemí cuando su boca se posó en la mía.

Su mano se movía con motivación en mi clítoris mojándome mas de lo que estaba, acomodó su erección en la entrada de mi vagina y la paseó de arriba hacia abajo.

Mi deseo se encendió tanto que le supliqué.

—Fóllame —ahogué —, fóllame ahora Egger...

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora