Capítulo 51

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Pedazos
Bella Carusso

  Mi cabeza palpita con fuerza y él no saber qué está pasando me logra llenar un poco de pánico hasta que recuerdos comienzan a llegar a mi mente.

Althaus, Adler, Egger, Dressler, secuestro, sexo, amor, peleas, secuestro, a punto de morir.

Inmediatamente mis ojos se abren con rapidez pero la luz me da de lleno en mis ojos y tengo que cerrarlos nuevamente. Mí costado derecho me dolía al respirar, mi abdomen también y la debilidad de mi cuerpo confirmaba que todo había sido real y no un sueño.

Escucho ruido en dónde estoy así que vuelvo a intentar abrir mis ojos.

—¿Qué...? —intento aclarar mi garganta mientras que intento ver algo con mis ojos entrecerrados.

La luz aún me lastimaba y el cansancio hacia mella en mí.

—Llamaré a la enfermera —la voz de Egger me toma por sorpresa.

Abro mis ojos en totalidad y veo a Althaus de pie mirándome fijamente, Adler en un mueble dormido y intento buscar a Dressler.

—¿Donde está...

—Al lado de tu cortina, durmiendo —responde el mayor.

Asiento sin saber más que decir.

—¿Eres consciente, Bella

La puerta se abre interrumpiendo lo que estaba por decir, mi corazón se parte porque sé que es un regaño y que me lo merezco. Entra Egger con un médico y una enfermera. La chica se sonroja cuando Althaus la mira y luego me mira intentando aparentar seriedad.

—¿Señorita Carusso? —pregunta esperando que asienta —Soy el doctor Rodrigo Bennett, es un gusto. Le haré unas preguntas de rutina, solo para confirmar que está en perfecto estado.

—Me está palpitando la cabeza —confieso.

—Es normal, no tienes ningún trauma cerebral no te preocupes —sonríe —. Solo ha sido el golpe luego de que te desmayaras.

Miro nerviosa a Althaus y asiento.

—¿Recuerdas todo?

—Sí, lo recuerdo.

—¿Cuántos años tienes? —comienza a la rutina.

—Tengo veinticuatro...

—¿Algún recuerdo del pasado?

Mis defensas se activan y lo miro seria.

—Recuerdo todo del pasado.

—¿Recuerdas el nombre de tus padres?

Inmediatamente Althaus se posa delante de él y lo mira seriamente.

—Creo que no ha entendido que ella no quiere hablar de su pasado —está a punto de gritarle —. Se puede largar si eso es todo.

—Señor Engel comprenderá que son preguntas de rutina.

—Y una mierda, no me interesan.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora