Capítulo 69

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Verdades
Bella

  Me acomodo en la silla donde estoy sentada. Mi vestido rojo llamaba la atención y aunque me gustaba recibir miradas, ya quería quitarme lo.

Era realmente molesto tener que llevarlo por mucho tiempo.

—¿Qué mierda le has dicho a Deisy? —que Egger me lo pregunte de forma brusca, me sorprende.

Era con el único que no había hablado desde que llegué.

—¿Tienes algún problema con lo que haya hablado con Deisy, Egger? —mi voz sale más fría de lo que pretendía.

—Sí —me mira fijamente —. ¿Qué mierda le has dicho? ¿Le has hecho algo?

Suelto una risa pequeña.

—¿Se supone que yo le hice algo a ella? —ruedo los ojos —Tal vez y ella me hizo algo a mí.

—A mí no me jodas, Bella —la rabia que emanaba era nueva para mí —. Si no me equivoco, tú ya no eres ninguna debilucha. Así que no me vengas a dar una imagen falsa.

—Puedo ser todo lo que quieras pero menos falsa —miro mi escote y acomodo un poco mis senos, volviendo a mirarlo —. Yo he ido al baño, ella ha ido a molestar y a exigirme una mierda de que me tengo que largar, le he dejado las cosas claras y ya está. ¿Necesitas detalles más específicos?

—Conozco a Deisy más de lo

—No la conoces una mierda, Egger —interrumpo —. Puede que contigo sea un amor, te dé la paz y la comprensión que buscas a todo lo que está en tu cabeza. Pero no haz visto su lado malo, así como no me haz visto el mío. Esta vez se la paso, me vuelve a querer joder y le pego un tiro en la frente sin tener ningún remordimiento. Puede que ahora esté muy tranquila y pienses que lo digo por decir pero no siempre lo estoy y yo siempre cumplo mi palabra.

Sin esperar respuesta me levanto, acomodo mi vestido y paseo mi mirada por toda la sala para comenzar a caminar hacia alguien en concreto.

La forma en la que está de pie puede llegar a intimidar pero no a mí. Me acerco con más seguridad que antes y veo como su pareja me mira de reojo.

—Me vas a decir ahora mismo por qué la has presentado a ella —exijo —. Me lo dices por las buenas o me lo dices por las malas, Althaus.

—A mí no me vas a venir a exigir nada, italiana —mira con cautela toda la sala para volver a posar sus ojos en mí.

Su mirada cae en mi escote y se queda mirandolos más de lo que esperaba.

—Pues lamento decirte que ya lo hice —sonríe falsamente —. Así que me dices o me dices, cariño.

—Ya te dije que

El golpe que le doy en la garganta con mis nudillos, lo ahoga inmediatamente. El placer de haberle pegado surge en mí y me descubro sonriendo de lo más encantada.

—¿Me vas a decir ahora mismo o tengo que volver a golpearte?

La mirada de varias personas está sobre nosotros. Kristine se acerca a Althaus corriendo, cuando coloca sus manos en el pecho de él, da un paso hacia mí. La rabia me hace sacar mi arma y apuntarle directamente a su cabeza.

El murmullo de toda la sala se apaga, Althaus se recompone y me mira tenso. Sé que todas las miradas están mí, la cara de terror de la chica me molesta y me hace acordar de qué yo también era así de ingenua con ellos al principio.

Miro a Althaus y noto como ella le alcanza la mano para sentirse más calmada, él no hace nada. Ni tomarla, ni apretarla, nada.

Sólo está esperando mi siguiente paso.

—A mí no me jodas —hablo tranquila —. O me dices o me vas a conocer por las malas. Yo no vine aquí en busca de una maldita paz que no existe, así que decídete.

Veo a Pine más cerca de mí que desde que había comenzado la noche. Guardo mi arma, me arreglo el vestido y le doy una última mirada a la pareja.

Había estado a punto de perder los nervios y dispararle a Kristine.

Egger me tenía enojada y solo quería llenarle el cuerpo de tiros a Deisy. La maldita perra me caía más mal que la mismísima Kristine.

La inquietud que siento hace que Pine actúe por mí y me busque una salida para tomar aire al menos por unos minutos.

—Necesitas controlarte —el reproche en su voz en demasiado claro —, ¿qué te está pasando? ¿Te pasaste por el culo las clases del maestro Young?

—No me he pasado por el culo nada —camino de un lado a otro sin detenerme —. Es que me joden, con solo respirar me molestan.

—Pues déjalos.

—¡Es que no solo quiero a dos! ¡Los necesito a los cuatro! —la ira estaba a punto de salir de mí —Los cuatro, Pine. Porque conocí a los cuatro, me gustan los cuatro. Los

—Ya entendí —me corta —. Pero vas demasiado rápido, tienes que tomarte el tiempo en hacer esto.

—No puedo, Pine —me recojo el cabello con las manos —. Con ellos hay que hacer las cosas así para obligarlos a responder. Para que vengan, me busquen, se enojen.

—¿Entonces vas a matarlas para que se queden del todo contigo?

—Claro que no —lo miro fijamente —. Quiero que primero les rompa el corazón, que ellas sepan por ellos mismos que aquí la única ama, dueña y señora de ellos soy yo.

El suspiro que me regala Pine me hace saber que todo su enojo, se ha evaporado con tan solo hablar conmigo y una parte de mí, se alegra de ello.

Yo a Pine no podía perderlo por nada del mundo.

—¿Cuando me vas a abrazar? —le pregunto con una sonrisa.

—Cuando dejes de ser una capulla.

Luego, da unos cuantos pasos hacia mí y me apreta con fuerza.

Ya no les iba a dar tregua a los hermanos, sí tendría que meterme con el mismo enemigo para hacer que ellos volvieran a mí lo iba a hacer.

Cada uno de ellos, todos tenían que venir a mí.

Alguien se aclara la garganta y la cara de Dressler es de enojo puro.

—¿Necesitabas salir para abrazarte con tu amante?









Nota

Buenassssss buenassssss hoy estamos ricassssssss, sabrosassssssssss, preciosasssssss.

En fin, mujeres.

Estoy escribiendo una nueva historia, espero que les guste. En estos días subo el prólogo. Espero que les guste porque a mí me gusta muchísimo.🤭❤️

Dressler demostrando celos.

¿Será que le dijeron algo? ¿Escuchó algo?

Ya veremos.❤️

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora