Capítulo 15

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Hermanos
Bella Carusso

  Había decidido no salir de la habitación porque aún me sentía enojada con Dressler y por como invadió mi privacidad ayer, sin respetar mis límites.

Cada uno de los chicos había tocado a la puerta esa mañana y yo no había querido responder a ninguno fingiendo que no los había escuchado. Me sentía demasiado resentida por las palabras de Dressler.

¿Cómo puedo pasar por alto que me secuestren y lo acepte así sin más?

Resoplo.

Lo único que le queda es que ahora me diga que quiere tener hijos conmigo.

No sería mala idea, saldrían perfectos.

Creo que el encierro me afectaba la cabeza.

Nuevos golpes en la puerta hacen que me quede quieta, esperando, alguna palabra o algo.

—Soy Egger —y ahí estaba nuevamente mi corazón corriendo frenético.

Decidí aún no decir nada, no sabía exactamente qué decirle a él.

—Bella, no sé que te ha dicho Dressler pero tienes razón al pensar que es un gran idiota —sigue esperando respuesta de mi parte —. Y, aunque quiero entender por qué quieres volver, no puedo. Estabas con alguien que te estaba dañando emocionalmente y te estaba quitando tu vida.

—Mi madre no era tan egoísta como creen —es lo que me permito decir.

—Lo es, Bella —replica —. Se aprovechaba de su bondad, te quitaba dinero y te trataba mal.

Niego.

—Aún está mal por lo de mi padre —respondo —, sólo necesita tiempo. Luego volvería a ser ella, yo lo sé.

Oigo el suspiro de Egger y yo evito pensar en lo que me ha dicho.

—¿Puedo pasar?

—No —respondo de inmediato —. Quiero sentir que al menos puedo decidir en qué no quiero verlos.

—No te vamos a lastimar, Bella —vuelve a su tono tranquilo —. No cuando te hemos observado por mucho tiempo, cada cosa que haces, tus expresiones faciales...

Ahogo un grito.

—¿Me estás diciendo que ya sabían de mí? —trato de calmarme —¡¿Que supieron todo este maldito tiempo de mí?! ¡Están enfermos!

—Mierda, Bella.

—¡Déjame en paz! —chillo.

—Bella...

—De verdad no quiero hablar, Egger.

La impresión y el susto de lo que me acaba de revelar es bastante perturbador y realmente no sabía cómo sentirme.

•••

Escucho gritos por alguna parte de la casa, eso hace que me levante alerta y que el sueño se me quite en menos de nada.

No entiendo bien lo que está pasando pero logro oír algunas maldiciones.

Me debato entre salir de la habitación o no llevaba todo un día encerrada y sin probar nada, sabía que me estaban dando mi tiempo pero que se estaba agotando no iban a permitir que estuviera encerrada y sin comer por mucho tiempo. El mareo de no comer en veinticuatro horas me pasa factura, así que trato de estabilizarme para poder salir y averiguar qué estaba sucediendo.

—¡Adler, joder! —escucho el grito de Egger.

Camino hacia la sala de estar y noto el desastre que hay en todo lado de aquella parte de la casa.

Althaus sostiene a Dressler con fuerza con un brazo en su cuello, rodeándolo. Dressler se remueve como una bestia a punto de atacar pero Althaus lo mantiene bien sujeto.

Y por otro lado estaba Adler y Egger, Adler empujando con fuerza a Egger y Egger tratando de que Adler no le dé.

—¡¿Qué está pasando?! —grito asustada.

Las mesas de centro estaba volcadas, los muebles estaban desordenados y había una que otra botella partida y el líquido de ella bajando por una de las paredes.

—¡Vete de aquí, Bella! —habla con fuerza Althaus.

—¡No me voy a ir! ¿Que sucede? ¿Por qué se están peleando? —asustada los miro a cada uno de ellos.

—¡Suéltame Althaus! —dice con voz ahogada Dressler —¡Lo voy a golpear!

—¡Te golpearé primero! —grita desde el otro lado Adler.

El mareo vuelve a atacarme pero lo ignoro, trato de acercarme a Adler pero en esas empuja a Egger y Egger termina por dar unos pasos atrás, chocamos y hace que yo me tambalee.

El mareo vuelve con fuerza y termino cayendo encima de la mesa de centro, el dolor me invade y el grito de los cuatro hermanos termina por asustarme aún más.

—¡Córrete! —Adler empuja a Egger nuevamente.

Althaus llega a mi lado y me levanta de dónde estoy, la vergüenza por haberme caído de esa manera me ataca y el dolor se vuelve insoportable.

Entonces veo gotas de sangre y entro en pánico.

—Mierda —Egger me mira asustado.

—Me voy a morir —es lo primero que digo —, me... me voy a... me voy a morir.

El aire no llega a mis pulmones, la presión tapa mis oídos, mi pecho se comprime y me veo a mi misma intentando agarrar cualquier resquicio de aire pero no logro tomar nada.

—... aire, Bella —escucho la voz de alguno de los hermanos —. Bella...

Nuevamente no sé qué tratan de decirme y me lleno aún más de pánico, quiero parar, quiero respirar pero nada sirve, mi vista comienza a verse borrosa y los puntos negros aparecen en mi visión hasta que no sé qué sucede después.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora