Capítulo 70

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Generación
Egger Engel

  La desesperación que siento me irrita de sobremanera. Los problemas se estaban acumulando en mis hombros y no sabía qué hacer, como proceder y como reaccionar.

No me había esperado que ella volviera.

Fue lo último que pensé que haría.

Y aún así, cuando la vi nuevamente seguía igual o más perfecta.

Todo lo contradictorio que estaba siendo todo no me dejaba pensar con claridad, Deisy no me ayudaba y sentía que en cualquier momento le gritaría que se calme.

Estábamos en una zona donde nadie venía, estaba dando vueltas con histeria, insultando y reprochandome cosas.

Suspiré cansino.

—¿Puedes calmarte?

—¡Controlala! —chilla en cambio ella —¡Me va a matar! Estoy segura. Ha sacado una navaja de su vestido y me la ha pasado por la cara.

Su confesión me toma por sorpresa.

“Yo cumplo mis promesas”.

La voz de Bella en mi mente me tiene inquieto, que Deisy me esté presionando no me gusta y él encerrarme nuevamente en mí mismo no es una opción, no estaba en calma.

—Tienes que estar tranquila, Dey —intento ser la calma de ella.

—¡No! —su voz entrecortada me sorprende.

De los gritos al llanto en menos de un segundo.

—Me vas a dejar por ella, estoy segura —niega repetidamente —. ¡Nos vas a dejar!

Qué, mencione nuevamente algo que todavía no está confirmado me coloca de los nervios. Termino perdiendo la paciencia, camino para alejarme de ella pero ella no está dispuesta a ceder.

—¡A dónde vas! —estaba furiosa —¡¿Te vas a verla?!

—¡¿Cuantas veces te he dicho qué no será así?! ¡Desde que ella llegó me estás tocando muchísimo las pelotas, relájate! —la miro fijamente —Te quiero, joder. ¿Es que acaso no lo has notado? ¡Hemos estado juntos porque así lo querías pero tú solo ves alarmas que no hay!

—¡Claro que las hay! —rebate —¡A mí me quieres pero a ella la amas! ¡No se me olvidan todas las conversaciones que tuvimos antes de meternos en todo esto! ¡De qué me metieras!

—Eres mi mejor amiga también, Deisy —mi voz sale más cansada de lo normal —. Te conozco desde hace muchísimos años, me he quedado contigo, he cumplido tus caprichos, no entiendo que más necesitas de mí.

—Que te olvides de ella.

La miro por última vez y comienzo a caminar lejos de ella, Bella estaba destruyendo todo y ni siquiera había comenzado a actuar.

Quería protegerme y mi excusa era Deisy.

Pero tarde o temprano sentiría las consecuencias y eso me cabreaba.

Se había ido por meses, había buscado por todas partes rastros de ella y en cada uno de los informes que me llegaban de donde estaba, eran que lograba moverse más antes de que mi gente la encontrara.

Cuando Deisy se enteró se enojó muchísimo pero nunca nos habíamos pensado en alzar la voz en ningún momento, no hasta ahora.

La había dejado llorando y, aunque no me doliera del todo sí me estresaba un poco. Su humor últimamente estaba cambiando.

Y solo una cosa así podría suceder.

Y, aunque no fuera realmente con ella y me llegara a decepcionar un poco, no podía cambiarlo.




Bella

La mirada fría de Dressler me tiene desconcertada por un momento, lo miro fijamente y noto que se ha tomado un par de copas más.

—¿Qué sucede? —intento mantener la calma.

—¿Qué sucede, Bella? —su tono de voz es acusatorio —Dime tú.

—A mí no me sucede nada, Dress. ¿Qué pasa por esa cabecita tuya?

Pine comienza a caminar a la salida pero no sin antes asegurarse de asentir con mi cabeza, me regala una última sonrisa y vuelve adentro.

—¿Qué hacían?

—Tomar el aire.

—¿Abrazados? —reprocha.

—¿Estás tomando? —esquivo su pregunta —¿Por qué?

—Los he visto —confiesa —, he visto como has golpeado a mí hermano y como Pine sabía que necesitabas salir de allí. La conexión que hay entre vosotros es notable.

Resoplo divertida y me acerco a él luego de dar varios pasos, tomo un brazo y hago que se acerque más hacia dónde está un tipo de mirador.

La brisa que hacía ahí era cálida, se podían oler los diferentes aromas que el jardín expulsaba y que la brisa calida estaba más que encantada de repartir.

—Me ha cuidado desde el tercer mes, Dress —confieso —. Pine es como un hermano mayor para mí, es... mi alma gemela en mejor amigo. Agna lo ha enviado pero se ha vuelto importante en mi vida.

—Me molesta

—No me importa si te molesta Pine, Dress —lo interrumpo —. No estoy dispuesta a perder a mi mejor amigo, me ha tocado más difícil de lo que te piensas y él ha sido una de mis únicas ayudas.

—No quisiste que ninguno de nosotros fuera tu ayuda, Bella —mira fijamente una polilla —. Simplemente has cogido tus cosas y te has ido. Pensé que te quedarías, pensé que íbamos a sanar juntos. Solos.

Lo abrazo. Pego mi cabeza en su pecho y inhalo lo más que puedo su delicioso olor.

—No podía quedarme, Dress —acomodo mi cabeza en su cuello —. El asunto me estaba sobrepasando y no quería que cuando me vieras recordaras todo lo que tuvimos que vivir ahí adentro. Te vería y la culpa no me dejaría avanzar, Dress. Simplemente vi que era lo correcto y lo fue. Puede que ahora las cosas no estén bien con tus hermanos, que todo se está saliendo de control. Pero son cosas que podían pasar y que hay que aceptar.

Dressler acaricia mi cabello y hace que me sienta más cómoda con él, su brazo rodeando mi cintura me sostenía con fuerza.

Sentía que ahí están uno de mis lugares de paz.

Necesitaba a los cuatro.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora