Jaxen II
Bella CarussoIntento levantarme pero el ruido es tan molesto que tapo mis oídos, el crujido de algo me coloca alerta y es Dressler que se ha levantado y me está hablando.
—No te... —intento decir algo —entiendo.
—Vamos, levántate —me toma de los brazos —. Corre, italiana.
Me ayuda a levantar y cómo puedo comienzo a correr con Dressler, tomados de las manos.
A lo lejos se comienzan a oír disparos y el no entender que sucede me tiene demasiado confundida. Comienza a doler mi cabeza pero no me reviso, solo intento detallar a Dressler en su totalidad. Viendo que no tiene ni un solo rasguño y eso me llena de alivio.
—¿Qué está pasando? —mi voz sale ahogada.
Dressler no me responde y entiendo su indirecta, no quería hablar ahora. Y mucho menos cuando estábamos corriendo sin rumbo fijo.
Unos metros más adelante le logra divisar nuevamente una parte boscosa y sé que nos adentraremos allí. Terminamos el camino de grava y comienzo a llenarme de pánico cuando los disparos comienzan a escucharse cerca. Las balas comienzan a golpear algunos árboles y Dressler me pega a un árbol para lograr cubrirnos.
Este respira con un poco de dificultad y yo lo miro.
—¿Estás bien? —decido preguntarle.
—Los que respondieron no eran nuestros guardias —responde mi pregunta anterior —. Por eso Egger llamó, nos estaban esperando para tener una emboscada limpia.
—¿Cómo ha pasado esto?
El mira el terreno y yo solo intento mirarlo a él, estaba lleno de árboles y a lo lejos solo se podía ver oscuridad.
Me toma de la mano nuevamente y me incita a correr con él. Se escuchan los demás hombres correr por el bosque también y el desespero por no perderlos comienza a hacer mella en mí.
—No pienses y solo corre —me anima con voz ahogada —. Tenemos que separarnos.
—No quiero —se me quiebra la voz —. Separarnos no, por favor.
—Te encontraré, Bella —frena conmigo.
Me toma del brazo y me mete entre un árbol grande con una abertura suficiente para que quepa solo una persona. Yo.
—Dressler no —le ruego —. Dressler no me dejes, no me dejes.
Sollozo bajito.
Se inclina y me da un beso en la frente.
—Volveré por ti, Italiana —susurra —. No te voy a abandonar.
Me da su arma y me mira fijamente con la escasa luz que hay.
—Dispara a cualquiera, Bella —medio sonríe —. Nos vemos en unos minutos.
Cuando estoy por replicar, sale a correr sin dejarme despedirme bien de él. Intento sofocar mis sollozos pero ver cómo Dressler se va desapareciendo cada vez más, me parte el corazón.
∞
El frío que hace donde estoy es demasiado brutal, mis piernas ya no responden y el sentirme entumecida comienza a asustarme.
Hace una hora anocheció y hace dos el frío se había vuelto demasiado violento.
Lo último que había escuchado habían sido disparos y no tenía ni una sola maldita idea de qué habría pasado. Sí Dressler estaba bien o no. No me había querido mover por si volvía pero, ya sentía la necesidad de salir.
Mi interior era un caos y el recordar las palabras de Dressler no me ayudaba en absoluto.
—Tu puedes, Bella —intento enfocar en la oscuridad pero en realidad no puedo mirar más allá de un par de pasos.
Los hombres con linterna se han ido pero no estoy segura si aún me están vigilando o si se han ido del todo.
Intento afinar mi oído me el solo escuchar el viento me relaja.
Guardo el arma en el liguero que porto debajo del vestido y agradezco haberme alistado aunque sea un poco.
Comenzaba a pensar que cada que tenía sexo ocurría alguna maldita cosa y me cuestionaba si era el karma por tener a cuatro dioses detrás de mí.
Me río de lo patética que me veo pensando esas cosas y seguido de eso, sale un sollozo. Mis manos tiemblan, el susto de no saber cómo pueden estar los hermanos me agobia, el no saber cómo salir del maldito bosque y el que me estén cazando como un maldito animal. Mi sudor baja frío y decido que es hora de actuar.
Entrené dos meses con Agna la madre de los hermanos y Alviria la abuela de ellos. Me enseñaron algunas cosas y lo pondría en práctica.
Respiró hondo, me calmo y con mi mano me limpio el rastro de lágrimas. Mi corazón corre como loco cuando me preparo para salir de mi escape y el volver a intentar escuchar algo me tiene al borde. Pero no se escucha absolutamente nada.
Saco mi pierna primero y me quedo quieta, sí me van a disparar que sea en la pierna. No quiero perder mi maldita cabeza.
—No hay nadie, Bella —me susurro a mí misma —. Es ahora o nunca.
Salgo del árbol y corro hacia uno que está en frente. Mi corazón se acelera pero el qué no haya pasado nada me alivia bastante.
La desorientación viene a mí de golpe luego de haber pasado tres malditas horas en un mismo lugar. El miedo a perderme estaba latente pero aún así el pensar que voy a en dirección correcta me acelera.
Termino caminando con rapidez, hasta que comienzo a correr en lo que creo que es línea directa. Esquivo varias veces algunos árboles pero el qué no vea ni un solo tramo de carretera me hace pensar cuanto tuvimos que correr Dressler y yo.
El viento comienza a soplar con más fuerza y la lluvia comienza a descender de un momento a otro, colocándome en apuros.
Todo comienza a enlodarse con rapidez y el no salir con urgencia de ese maldito bosque comienza a ser desesperante.
Y aún así, cuando estoy tan concentrada de sacar mi pie del fango donde ha ido a parar, una pistola se posa en la parte de atrás de mi cabeza y le quitan el seguro haciéndome saber que me tienen.
—Tres malditas horas cazandote me tenían que servir —su voz me paraliza —. Mi recompensa es deliciosa.
El miedo se clava en mí y el que colocoque su mano en mi brazo más.
—Nos volvemos a encontrar maldita puta —ríe —. Y ya no hay hermanitos que te salven. Veremos qué cara coloca el gran Althaus porque ahora estás en mi poder.
Mi mente queda en shock y único que pronuncio es su nombre.
—Jaxen.
ESTÁS LEYENDO
Engel #1 |C.A|
RomanceUn secuestro, cuatro hermanos y mucho poder en juego. Bella se ve envuelta en sensaciones que en su inocencia nunca creyó sentir, el amor, la pasión y el sexo desenfrenado comienza en su nueva vida cuando sus verdugos la secuestran. ¿O la salvan del...