Capítulo 42

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Bella
Althaus Engel

  Mi mirada la sigue recorriendo toda y el pensamiento de querer comermela completa nunca había sonando tan bien en mi mente.

—Bella Carusso —susurro —. Perfecta.

Nuevamente me toco con ella desnuda. Me mira con ganas y el querer follarla en ese escritorio está acabando con mi cordura.

—¿Porque no me follas? —se chupa su labio inferior —Fóllame ya.

Sonrío —. Estoy decidiendo como quiero cogerte, italiana.

—Hazlo —frunce el ceño.

—No —río —, quiero verte un poco más antes de todas las marcas que te van a quedar.

—¿Me volverás a azotar? —intenta levantarse.

Coloco mis manos en sus muslos y sonrió tranquilo para hacerla sentir segura.

—No, Bella —comienzo a inhalar su pierna subiendo hacia mí objetivo —. No sólo los azotes dejan marca.

Mi lengua decide probarla y ella jadea bajito dándole una descarga de placer a mí polla.

—Es tu turno de disfrutar, Bella —vuelvo a inhalar.

Bella gime cuando la atraigo un poco más a mí, dejando sus piernas abiertas. La vista es gloriosa y las ansias de tomar de ella como un desesperado me matan.

Me inclino nuevamente, mi lengua toca su vagina, yo respiro con tranquilidad sintiendo que ella es mi lugar y Bella coloca sus manos en mi cabello.

Paso mi lengua despacio de abajo hacia arriba y saboreo su sabor con ganas. Pruebo con mis dedos abriendo un poco más su cavidad y meto mi lengua dentro de ella, ganándome un gemido fuerte que me pone. Paso mi lengua por su clítoris y me detengo ahí, chupando despacio haciendo que Bella hale de mi cabello con fuerza indicándome que le gusta lo que le estoy haciendo.

—Deliciosa —relamo mis labios mientras la toco solo con mis dedos.

Ella intenta apartar mi mano, retrocediendo mientras comienzan a pasarle escalofríos por todo su cuerpo. Le rodeo la cintura impidiendo que lo haga y termino levantandome sin dejar de tocarla.

La sostengo firmemente mientras que siento como ella se va deshaciendo en mis dedos cada vez más rápido.

—Althaus —gime con fuerza.

Y segundos después termina viniendose en mis dedos con sus ojos fuertemente cerrados.

La vista que tengo es tanta que tomo el preservativo de uno de mis cajones y lo rasgo para colocarlo en mí.

—Te verá una doctora para planificar —le beso el cuello mientras me termino de colocar el condón.

Me acomodo en su entrada y me hundo en ella sin aviso.

Aprieto sus caderas con fuerte causando que ella jadee por la impresión de mi fuerza, intento tomar aire concentrandome en no venirme antes de tiempo.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora