Capítulo 36

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¿Bella?
Althaus Engel

  Las gemelas tratan de sentarme pero el dolor es insoportable. Me irrito cuando una de ellas coloca alcohol en la herida y suelta una risita cuando yo gruño.

Tomo a su hermana del cuello y la miro fijamente.

—No tengo mucha paciencia, hija de puta —le digo enojado —. Así que háganlo rápido antes de que te parta el maldito cuello.

La mirada de lujuria que me lanza me logra sacar de balance por un momento y luego me recompongo.

El maldito dolor me estaba afectado.

—¿Y si me partes otra cosa? —se relame los labios gustosa.

Ruedo los ojos y le doy una sonrisa coqueta.

—No —me acerco más a ella y ella sonríe —, me das asco.

Inmediatamente se suelta de mi agarre y me empuja un poco, suelto una carcajada y ella se coloca aún más enojada que antes.

Su hermana sigue cosiendome intentado no ser más ruda de lo que ha sido, sabe que no juego cuando les digo que podría matarlas.

El radio suena al poco tiempo y intento acomodarlo para que llegue señal y me digan que esta sucediendo. Me logro ubicar y me doy cuenta que las gemelas me han traído a una habitación.

... no está —intentan repetir una y otra vez.

Gruño y me lo acerco a la boca.

—¿Quién no está? —espero la respuesta —¡¿Quién no está?!

Bella.

Trago duro y el enojo comienza a incrementar.

Las ganas de vomitar, el dolor en mi abdomen y el que las gemelas tengan una cara pasibilidad me irrita.

Había conocido a Bella años antes de que pasara todo lo de su padre. Mi padre y el suyo eran compañeros inversionistas pero el padre de ella se fue a bancarrota haciendo negocios mal invertidos.

Jugábamos algunas veces y mis hermanos participaban de los juegos también.

Nunca había pensado volver a verla y luego de lo que me enteré, volver a tenerla conmigo era a veces irreal. El estar pendiente de ella aunque no lo supiera por dos años, me obsesionó y mis hermanos no se quedaron atrás. El que Bella no estuviera era un golpe bajo que no iba a demostrar.

—Acaben rápido —gruño intentando contener mi rabia.

—No te vas a ir detrás de esa mujer —demanda una de las gemelas, Flor —. ¡Te han lastimado por culpa de ella!

—¡A ti no te interesa por cual coño me lastimaron! —replico —¡Hazlo y ya, joder!

—Capullo —intenta tragarse el sollozo —, siempre hemos estado para ti.

—Para follar.

Me va a replicar pero su hermana le da una mirada y solo se limita a intentar limpiar la herida que va cociendo.

Mis pensamientos vuelven a ir a Bella y a veces me sorprendo por como Bella no nos recuerda mucho y no le gusta hablar de su pasado.

Sé que los negocios en los que estoy metido con mis hermanos son delicados y que Bella podría sufrir daños colaterales por culpa de nosotros pero no podía perdonarme que le hicieran algo. Flor termina de cocer y cuando pasa la gasa para terminar de limpiar la hunde un poco en la herida ganándose una mala mirada de mi parte.

—Lo vuelves a hacer y te mueres, Flor.

Me levanto y paso de largo sin darle mucha importancia a las gemelas.

—¡Se dice gracias, hijo de puta! —chilla una.

Le saco el dedo del medio y intento caminar rápido.

—Agradecidas deben estar ustedes porque lograron tocarme —salgo de la habitación y intento ubicarme.

Escucho tiros en algún lugar pero los ignoro comenzando la búsqueda de Bella sin ayuda de nadie.

Poker Face
Bella Carusso

  El miedo me recorre el cuerpo pero intento no demostrarlo, el arma que me apunta me confirma que no es un juego y que si digo o hago algo estúpido me irá peor.

—Así que eres la nueva perra de los hermanitos Engel —se burla el tipo llamado Jaxen.

Aunque me molesta que me haya denigrado no le doy pie para soltar alguna palabra, aún.

—Dime, perra, ¿no hablas? —sonríe sádico mientras se acerca un poco más a mí —¿Te educaron para no hablar?

Nada.

—¡Contéstame! —el grito me hace sobresaltar.

Mi corazón comienza a latir a un ritmo acelerado y los recuerdos de los maltratos de mi padre intentan colarse en mi mente. Intento respirar profundo y calmarme.

No iba a ser igual.

No podía ser igual.

—¡Habla maldita puta! —me toma del cabello —¡¿Acaso te han cortado la lengua?! Te vi muy distinta reclamándole algo a tu querido.

El agarre de mi cabello duele y el que me sacuda de un lado a otro no me deja bloquear todos mis sentimientos.

La mirada enloquecida de Jaxen me asusta pero no sé lo demuestro. Con la mano que tiene en mi cabello en impulsa a su cara y me hace mirarlo a los ojos.

—¿Sabes, pequeña puta? —se relame los labios —Se folló a mi mujer el mismo día de mi boda. Mi maldita mujer y mi maldito amigo follando en la cama de bodas y el gran hijo de puta se burló de mí —lame mi mejilla y el miedo me paraliza —. Ella comenzó a decir que fue obligada pero yo vi como gemía, cómo le pedía más.

Toma me mentón con fuerza y mantiene mi cara quieta.

El desespero se apodera de mí y las ganas de llorar son tantas que terminó quejándome.

—Suéltame —intento sonar dura.

—Lo siento, pequeña puta —se ríe con su nariz en mi mejilla —. Ya expiró la oferta de que hables.

La sangre se comienza a ser hielo cuando me suelta el mentón y posa una de sus manos en mi seno apretándolo con fuerza.

—Supongamos que también te voy a obligar —dice con burla —. Pero sé que te va a gustar.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora