Engel #1 |C.A|

Capítulo 56

Jordan
Bella

Siete meses después.

  Camino directa al gimnasio que queda en la azotea de la casa, el maestro Young no está y Pine ha salido con alguna chica.

Su nuevo piercing lo tenía muy ocupado.

La burla hacia él la tengo presente y mi buen humor comienza a acompañarme, repaso mi ropa deportiva y asiento hacia mí. Me sentía bien, mi cuerpo estaba moldeando una figura más dura y sensual y los esfuerzos que había hecho por conseguirla valían cada maldito segundo.

Decido colocarme mis auriculares inalámbricos y llamar a Agna.

—Creí que ya te habías olvidado de mí, cariño —es lo primero que dice cuando me contesta.

Abro una bolsita de m&m y me echo unos cuantos a la boca.

—Ni aunque quisiera, Agna —sonrío —. Se han hecho inolvidables en mi vida.

—Me alegra oír eso cariño —ríe —. ¿Cómo estás? ¿El maestro Young está haciendo su trabajo?

—Créeme que sí —tomo un poco de agua —, ese maldito ha estado a punto de matarme.

Agna suelta una carcajada y yo termino riéndome con ella, la tranquilidad que sentía no la quería cambiar por nada del mundo. La estaba aprovechando porque una vez volviera a Alemania, nada de la tranquilidad que tengo ahora me iba abordar.

—Tengo el nombre de la chica como me lo habías pedido —su tono de voz se vuelve serio —. Entre a la casa con muchísimo esfuerzo, no querían que entrara.

Enciendo la TV y le quito todo el volumen, voy a una caminadora y la enciendo. Saco más m&m y comienzo a mascar prestando atención a todo lo que me está diciendo Agna.

—Hace muchísimo que no hacía esto cariño, ha sido refrescante —sé que tiene una sonrisa —. Se llama Kristine Meyer, hija de un socio mayoritario de Engel INC. Acker. Está neutral, no me ha querido ayudar así que lo he tenido que conseguir yo sola.

—No deberías estarme ayudando pero te lo agradezco —mastico más m&m y le doy un gran trago a la botella de agua.

—No tienes nada que agradecerme, cariño. Eres tú la que has sacado a mis hijos de muchas cosas —se aclara la garganta —y sé que las cosas no se están dando como deberían pero es parte de todo esto. La chica es débil, Bella. Hija de papá, solo ha tenido un novio y no se ha dado de cuenta que ha ido a parar con un lobo. En la jaula que está o sale herida o sale muerta.

Miro fijamente la pantalla, le subo un poco a la caminadora y tomo un respiro.

—Saldrá muerta si no se da cuenta antes de que yo llegue, Agna —arreglo mi cabello —. Una vez llegué yo habrán daños colaterales y ella será uno de esos daños. Porque a mí no me va a importar pasar por encima de ella para obtener lo que yo quiero. No me importa matar a quién me estorbe.

—Haz lo que sea correcto, Bella.

—Haré lo necesario, Agna.