Capítulo 53

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Nueva York
Bella

  Había llegado hacía unas cuántas horas a la ciudad, inmediatamente había ido al lugar que sería mi nuevo hogar y no me sorprendió nada que fuera un lujoso apartamento. Apartamento que estaba segura era de los hermanos. Y que afirmaba mi teoría de qué no me dejarían sin vigilancia ni un solo minuto.

Así tuvieran que controlar todo el maldito apartamento.

Así que aprovecho para escribirle a Agna y ella me da la dirección de donde me quedaré de verdad. No quería nada de los hermanos, al menos no de momento.

Tomo mis cosas y me voy de allí, las indicaciones de Agna son claras y las tomo al pie de la letra. Tenía personas que me seguían y ella solo estaba ayudándome a despistarlas.

Dos meses después.

El primer mes pasé deprimida en mi cama sin querer hacer más que lo necesario. Estuve a punto de llamarlos muchísimas veces y gracias a mí pequeña parte racional, no lo hice.

Los necesitaba más que cualquier otra cosa.

El desespero por no saber nada de ellos era grandísimo, me había encerrado tanto que no quise siquiera encender el televisor. Sabía que la vida de ellos seguía y Althaus como uno de los jefes al mando de las empresas más grandes internacionales, siempre salía a dar alguna declaración de lo que pasara allí.

En el segundo mes aún no había querido saber de ellos pero el comenzar a buscar ayuda profesional, entrenamiento y estudios estaba comenzando a ser mi prioridad.

Estaba comenzando mi vida nuevamente de a poco. Y estaba ansiosa por recomponerme del todo.

3 meses después.

Corro contabilizando mi respiración, el reloj marca las pulsaciones y el tiempo. El parque era la suficientemente grande para poder colocarme una buena meta.

Trato de controlar mi respiración, reviso el reloj y sin esperarlo choco contra alguien.

—Mierda, perdón —la voz de un chico me saca de mi sorpresa.

Levanto la mirada y la imagen de un rubio me recibe, me da una sonrisa apenada y me tiende la mano.

—No iba mirando yo —digo sonrojada.

—Créeme yo tampoco —ríe.

Asiento sin saber que decir y tomo su mano para ayudarme a levantar, la calidez de ella me sorprende y termino por soltarla con rapidez.

—Soy Pine —se presenta.

—Bella —sonrío —. Qué buena charla, Pine pero tengo que irme.

—Espero volver a verte.

No le respondo y solo me marcho de ahí. Si alguno de mis chicos nota un acercamiento con un chico estoy segura que no vive para contarlo.

Intento volver a trotar pero el cansancio me da de golpe y me prometo cumplir mi meta el siguiente día.

Mi celular comienza a vibrar y sé que es Agna. Es la única que tiene ese número, además de que el celular es imposible rastrearlo.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora